La conciencia del país fue dibujadacon la pluma de Zapata
Pedro León Zapata fue un comunicador masivo. Para constatarlo basta recordar el acto realizado en su honor el miércoles 25 de noviembre de 1981, en el Poliedro de Caracas, donde dos meses antes se había presentado la agrupación británica Queen.
No fueron los acordes de “Bohemian Rhapsody” los que sonaron bajo esa cúpula, sino la música de Serenata Guayanesa, Lilia Vera, María Teresa Chacín, Alí Primera, Gualberto Ibarreto y Un Solo Pueblo, entre otros.
Viva Zapata se llamó el homenaje al pintor nacido en La Grita en 1929. “Será un espectáculo coherente, no una sucesión de cantantes y grupos. La dirección artística está a cargo de Antonio Constante y como animadores actuarán José Ignacio Cabrujas y Simón Díaz”, anunció El Nacional entonces sobre el evento en el que también estuvieron presentes Miguel Otero Silva y Jacobo Borges.
Para facilitar el traslado de los asistentes se dispusieron 15 autobuses. Y es que se esperaba una multitud para celebrar a quien había obtenido recientemente el Premio Nacional de Artes Plásticas. El evento es recordado con nostalgia por Miguel Ángel Bosch, de Serenata Guayanesa. “Zapata después estuvo con nosotros como presentador en el concierto por los 25 años del grupo. Por suerte lo tuvimos muchos años. Hoy nos deja. Se va, pero lo alcanzaremos más tarde. Se va para preparar lo que haremos allá arriba”, dice el músico.
Varios años después del multitudinario concierto, el humorista aún tenía dudas de la repercusión de su trabajo. A principios de los noventa afirmaba que, como muchos pintores, tenía la creencia de que la obra deseada no tenía ningún público. “Es decir, no es que no pueda ser entendido por un conglomerado sino que quien la entiende no ha nacido todavía”, señaló.
Pero desde hace años no eran pocas las personas que se sentían identificadas con los famosos «Zapatazos», que desde hace cinco décadas publicaba en El Nacional. “Hay cosas que yo quisiera decirle al país que él dice por mí”, dijo en 1984 Asunción Márquez, vendedora de hamburguesas en Catia que era una leal seguidora de las caricaturas y celosa coleccionista del trabajo del también Premio Nacional de Periodismo. Los enmarcaba y guardaba con mucho esmero.
El pintor Jacobo Borges considera que el país pierde una mente lúcida. «Es algo muy doloroso, especialmente por el momento en el que estamos. Él es más que un caricaturista, él es un artista total. Estaba unido a una tradición venezolana de los escritores costumbristas”, expresó conmovido. Sobre el acto en el Poliedro, recordó: “Creo que fue la primera vez que vi un acto tan multitudinario por un artista plástico en el país”.
Si bien sus imágenes servían de catarsis ante la difícil situación del país, también era objeto de escudriñamiento por parte de los creyentes del azar. En un reportaje publicado cuando se cumplieron dos décadas de los «Zapatazos», hubo quienes afirmaron que además de un reflejo del país también eran una fuente para saber el número ganador de la lotería. “He ganado muchas veces con Zapata. Si me río mucho un día con su caricatura, quiere decir que allí hay un número para mí”, reveló Aníbal Carrasquero, ayudante de una zapatería. Algunos, incluso, habían desarrollado técnicas para una mayor precisión. “Agarro la caricatura y la mojo. Ahí va apareciendo el dato”, contó Juan Cárdenas, quien en la época hacía trabajos limpieza en un edificio de El Silencio.
Sus obras se expusieron en lugares como la Galería de Arte Nacional, el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas y la Universidad de Alcalá de Henares, además de otras galerías e importantes museos de diversos países.
Zapata llegó a decir en 1987 que quería ser presidente y disputaría las elecciones del siguiente año. Hasta presentó lo que sería presuntamente su gabinete. Los ministros serían Rubén Monasterios, Manuel Graterol “Graterolacho”, Adriano González León, Luis Britto García, Otrova Gomas, Ildemaro Torres, Carlos Jorge y Roberto Hernández Montoya. Pero retiró su candidatura. “Siempre creí, ingenuamente, que para aspirar a cargos tan distinguidos como estos bastaba con ser una persona honesta, con ser una persona honrada, pero parece que no; es más, hasta es un obstáculo, porque una persona honrada es muy difícil que consiga dinero suficiente para financiar una campaña”, dijo en una entrevista el artista, formado en Caracas y México, donde en los años cuarenta aprendió la técnica de los muralistas de ese país.
Esa experiencia se manifiesta en Conductores de Venezuela, el mural inaugurado en 1999 en la autopista Francisco Fajardo, en el que aparecen Simón Bolívar, Armando Reverón, Teresa de la Parra y José María Vargas, entre otros.
Fuente: El Nacional