Diablos Danzantes de Yare: herencia de una devoción
Yare – Nueve jueves después del jueves Santo, en San Francisco de Yare, estado Miranda, se celebra el día de Corpus Christi, una fiesta que desde el siglo XVIII, rinde tributo al santísimo sacramento a través de la danza alegre y colorida que ejecutan por tradición, promeseros de roja vestidura que bajo grotescas máscaras simbolizan demonios rendidos ante la voluntad del bien y la bendición del Santísimo.
El Corpus Christi (cuerpo y sangre de Cristo) es una fiesta católica que anualmente se celebra en diversos estados del país para exaltar la presencia de Jesucristo en el Santísimo Sacramento de la eucaristía, explica Ernesto José Herrera, vicepresidente de los Diablos Danzantes del Corpus Christi de Venezuela en entrevista con AVN.
«Esta manifestación religiosa se mantiene vigente desde 1749 hasta la fecha, gracias a la fe de millones de venezolanos», detalla, quien también es presidente de la cofradía del Santísimo Sacramento de los Diablos Danzantes de Yare.
Hoy las plegarias al Santísimo son por la paz del mundo y la unión del país, peticiones que se harán junto a más de 20.000 personas.
Celebración del Corpus Christi
«Iniciamos la celebración el miércoles 18 a partir de las 11:45 de la mañana, cuando los capataces y arreadores junto a los promeseros, danzando la bamba, se dirigen hacia las puertas de la iglesia de San Francisco de Yare, donde esperan hasta las 12:00 del mediodía cuando el sacerdote bendice y autoriza el inicio de la danza», detalla Herrera.
Los Diablos danzan por las calles del pueblo al son del repique de la caja (tambor típico del ritual), con la máscaras hacia abajo, ya que no pueden subir la cara, ni mirar a Jesucristo mientras bailan, hasta caer de rodillas rendidos, sumisos y orando frente a la iglesia, en señal de respeto hasta que el sacerdote del pueblo los bendice.
Los 2.002 promeseros recorren el casco central de San Francisco de Yare, y luego los Diablos Danzantes bailan ante 41 altares en todo el pueblo, mientras los fieles se concentran frente a la cruz verde, ubicada en el sector El Empedrado, desde donde parte nuevamente la procesión con una medalla sagrada que aunque no representa al Santísimo Sacramento cumple un rol fundamental en la ceremonia.
Comenta Herrera que al día siguiente (jueves 19) los promeseros se reúnen desde las 7:00 de la mañana en la Casa de los Diablos Danzantes y allí los capataces se dirigen al cementerio para rendir tributo a los promeseros desaparecidos.
Recorren 45 altares y parten hacia la Plaza Bolívar de Yare, donde dan dos vueltas antes de entrar a la iglesia a escuchar la misa oficiada por el Arzobispo de Los Teques, Freddy Jesús Fuenmayor Suárez.
Al concluir la misa se juramentan los nuevos promeseros y a partir de la 1:00 de la tarde, inicia una procesión con la imagen de Jesús vivo, en la que los Diablos Danzantes con sus máscaras bailan y rinden honor al Santísimo antes de devolverlo a la iglesia. Culminan su recorrido en el sector El Empedrado, donde todos degustan una sopa de mondongo.
«No hay cansancio ni obstáculos para rendirle honores al Santísimo cuerpo de cristo», afirma Herrera quien detalla que la celebración se extiende hasta el domingo 21.
El valor de la medalla
La historia de la medalla data de 1911 cuando el arzobispo de Caracas, Juan Bautista Castro reunió a los sacerdotes de los Valles del Tuy en la capital, para hacerles una condecoración, justamente durante la celebración del Corpus Christi.
En vista de que el sacerdote de la población de San Francisco de Yare no estaría presente para oficiar la misa ni autorizar la procesión, y ante la angustia de los promeseros, el arzobispo de Caracas decide pedirle a los promeseros recibir la medalla y venerarla como si fuera el Santísimo Sacramento. 103 años después la tradición se mantiene.
Una de las 11 cofradías de los Diablos Danzantes Patrimonio Inmaterial de la Humanidad reconocida en diciembre de 2012 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), hacen un alto frente a la cruz verde del sector El Empedrado y en procesión llevan la medalla del santísimo sacramento hasta el sector la Cruz del Calvario, donde los esperan otros promeseros para participar en el velorio de la Cruz donde los Diablos Danzantes pasar la noche cantando fulías, décimas, comiendo, tomando carato, chocolate y café.
«Esta tradición la inició la señora Margarita Cadiz, presidenta de la Cruz de Mayo, y la mantuvo vigente la señora Cayetana Valdez, primera capataz de los diablos danzantes quien desde 1942 hasta su muerte (hace un año)», explica Herrera.
«Recorría las casas de Yare, Tocorón, Punta Brava, San Antonio, Puente Carrera, Piñango, Piñango, con la medalla sagrada en las manos, visitaba las casas donde le entregaban los alimentos para el velorio de Cruz», agregó.
El triunfo del bien sobre el mal
Los Diablos Danzantes de Yare no usan disfraces sino una vestimenta sagrada, explica Herrera, presidente de la cofradía del santísimo sacramento de los Diablos Danzantes de Yare.
«Nuestra vestimenta se caracterizan por usar máscaras, trajes de color rojo y diversas reliquias colgantes como accesorios para protegerse del maligno como cruces de palma bendita y rosarios».
Los Diablos danzan para burlar al demonio hasta caer arrodillados y sumisos pidiendo perdón al Santísimo Sacramento. «Esto simboliza el triunfo del bien sobre el mal».
La danza en honor al Santísimo Sacramento se realiza de una manera particular y consiste en los pasos básicos: doble cruzado, el escobillao, la cruz imperfecta, y el cuatro.
Las máscaras varían de acuerdo a la jerarquía. El primer capataz usa una de cuatro cachos que representan los cuatro puntos cardinales de la cruz. El segundo y tercer capataz usan máscaras con tres cachos, que representan a la Santísima Trinidad.
Son 265 años de tradición. Los Diablos Danzantes de Yare recuerdan la herencia de una devoción que empezó con la petición de salvar al pueblo de una intensa sequía y los devotos pidieron con fe que lloviera y así lograran buenas cosechas a cambio de su honor al Santísimo Sacramento.
Fuente: AVN