2015, año de retos y oportunidades que hay que saber
Una devaluación del bolívar y el aumento de los precios de los alimentos y productos regulados, e incluso el de la gasolina. Para el economista Luis Vicente León algunas de estas tres medidas, o capaz las tres, deberán afrontar los venezolanos este año, pues «el país está en crisis», pero no por la bajada de los precios del petróleo que se viene registrando desde mediados de 2014, sino por «el modelo de control económico que el Gobierno ha establecido».
Sin embargo, el presidente de Datanálisis dio por un hecho que los ajustes que se terminen adoptando, aunque vayan «en la dirección correcta», «serán insuficientes en su velocidad y profundidad, pues el Gobierno no tiene los grados de libertad y compromiso conceptual para abordar los cambios de fondo que se requieren».
Tras recordar que a lo largo de 2014 desde el presidente Nicolás Maduro hasta el exministro Rafael Ramírez asomaron la posibilidad de modificar el tipo de cambio y revisar algunos precios, incluyendo el de los combustibles, León apuntó: «La pesadilla del Gobierno en el plano económico es que sabe lo que tiene que hacer, pero no ha podido hacerlo».
¿Por qué? El experto en estudios de opinión lo atribuyó al costo político que deberá pagar justo a pocos meses de las elecciones parlamentarias y mencionó que las últimas encuestas reflejan que entre 70 y 80% de los venezolanos están en contra de algunas de ellas.
«Si tuviera 80 o 70% de popularidad como tenía (Hugo) Chávez, toma la decisión y sería capaz de perder patrimonio, pero Maduro no lo tiene. ¿Qué hace? Yo pronostico que el Gobierno será modesto en la velocidad y profundidad de los cambios económicos», aseveró.
La receta
Para el analista se hace indispensable una sinceración cambiaria y lo justificó de la siguiente manera: «Si controlas el tipo de cambio y generas una sobrevaluación como la que hay en la actualidad provocas una demanda infinita de divisas que jamás podrás cubrir. El Gobierno no está quebrado, pero el problema está en si Alemania regala sus euros o Estados Unidos sus dólares, pues no le alcanzan».
León aseguró que esta medida además permitiría a Petróleos de Venezuela (Pdvsa) recibir más bolívares para cubrir sus operaciones y así no tendría que recurrir al Banco Central de Venezuela (BCV) por dinero, el cual a su vez presiona al alza los precios.
Seguidamente recomendó «ajustar el mercado de precios y reestimular el aparato productivo privado». Y sobre esto último apuntó: «El Estado puede producir algunas cosas, pero no puede sustituir al sector privado. Un dato: El Estado ha pasado de dominar más del 40% de las importaciones totales, cuando hace 8 años era menos de 5%. ¿Cuál es la consecuencia? Un millón de dólares entregado a Empresas Polar para operar produce cuatro veces más en volumen de alimentos que un millón de dólares entregado al Ministerio de Alimentación».
Conflictividad en alza
El desabastecimiento y la inflación puedieran ser el detonante de nuevas protestas. Así lo admitió el Director de Datanálisis, quien al ser consultado sobre la posibilidad de un estallido social admitió que ese riesgo existe.
No obstante, León descartó que el mismo pueda ser inducido por algún sector o que, en el supuesto de producirse, pueda poner en riesgo la continuidad del presidente Maduro.
«Sigue habiendo un gran estabilizador: las misiones sociales. El Gobierno ha mantenido una distribución de la riqueza petrolera, mediante políticas sociales, con una cantidad de dinero que, pese a la corrupción y la ineficiencia, llegaba a la base de la pirámide y eso le da estabilidad. Los pobres siguen teniendo expectativas de que recibirán algo», afirmó, al tiempo que agregó que el bachaqueo y el contrabando de extracción se han ido configurando en otros estabilizadores.
Optimista. Así afirmó sentirse el sociólogo José Antonio Gil ante el 2015, a pesar de que todos los pronósticos presagian que el año que recién comienza será aún peor en materia económica y social que el anterior. ¿El motivo? «Está pintada la ocasión para que Venezuela se reinvente y se reoriente».
«El 86% de la población dice que la situación del país es negativa y eso tiene que llamar al Gobierno y a todos los sectores a una profunda reflexión. ¿De qué se compone esa crisis? Si lo vemos por los principales problemas: El desabastecimiento, la inflación, el desempleo y la delincuencia, hallamos que hay un hilo socioeconómico clave y es que el modelo socioproductivo económico no está dándole respuesta a la gente en sus necesidades básica y eso apunta a la necesidad de cambiar el modelo», afirmó el también director de Datanálisis.
Sin embargo, Gil no solo abogó por modificar las políticas impulsadas por el chavismo en los últimos 15 años, como lo son los controles de divisas y de precios o las estatizaciones de empresas y fincas, sino por dejar a un lado también la política petrolera aplicada desde la década de los 70, la cual privilegia los precios altos sobre la cantidad de barriles que se extraen.
«La política petrolera que se basa en mayores precios y no en volúmenes beneficia solo a los gobiernos, porque le niega trabajo a la población al no invertir la riqueza en tubos, camiones, instalaciones, carreteras, etc», afirmó.
Como los aliados
Para Gil la caída de los precios del crudo, los cuales pasaron de 100 dólares en junio a 51 esta semana, abre las puertas a «la armonización del socialismo con el capitalismo, así como lo hicieron los brasileros o uruguayos».
«Están dadas las condiciones que nos obligan a cambiar (…) está pintada la ocasión para hacerlo no solo por las restricciones económicas, que no nos permiten seguir cometiendo errores y taparlos con dinero, sino porque nos dejaron solos. En Nicaragua el discurso puede ser una cosa, pero los empresarios y los inversionistas extranjeros están felices; por no hablar de Cuba o Ecuador», afirmó, y prosiguió agregando que «la esencia del socialismo es la solidaridad. ¿Cómo es que la producción o la inversión privada no son compatibles con la solidaridad? En todos los libros de marketing nos enseñan que tenemos que cuidar al cliente y en los de Recursos Humanos que tenemos que cuidar a los trabajadores».
Con cifras en mano, Gil aseveró que la mayoría de los ciudadanos estaría dispuesto a asumir sacrificios como el ajuste de los precios de la gasolina y de los alimentos y productos regulados para superar la actual situación, siempre que las autoridades se los planteen correctamente; y por ello les recomendó aprender del caso de Carlos Andrés Pérez, de quien dijo «no tocó todas las teclas» cuando aplicó su plan de ajuste en 1989 y por ello sufrió el Caracazo.
«Si pregunto (a los ciudadanos) si quieren que se liberen los precios, la mayoría me dicen que no, pero si pregunto si prefieren mantener los precios y no conseguir los productos o conseguirlos aumentando sus precios allí 81% prefiere lo primero frente a 18% que opta por lo segundo», reveló, a la vez que aseguró que entre 80 y 90% de los venezolanos quieren que las relaciones entre el Gobierno, los empresarios, los sindicatos y los partidos de oposición sean de cooperación.
Aunque cuestionó al Gobierno por no entablar un diálogo con el sector privado, las críticas de Gil no se quedaron en un bando y también fustigó a la oposición por insistir en su postura de «criticar, criticar y criticar, sin proponer».
«Esa posición huele a partidocracia, a que aspiran a volver al poder como en el pasado, sin asumir compromisos con el país», sentenció.
Schemel: Maduro debe recuperar la esperanza
Pese a las colas por alimentos y productos que ha provocado y que no ha logrado controlar la inflación, la mayoría de los venezolanos siguen respaldando el modelo socioeconómico impulsado por el chavismo, aunque esperan que al mismo se le hagan ajustes.
Así lo aseguró Oscar Schemel, presidente de Hinterlaces, quien afirmó: «Las expectativas de cambio están más enfocadas a la rectificación que a un cambio de modelo (…) Los venezolanos no están buscando un culpable sino respuestas y soluciones. Uno de los retos fundamentales que tiene el presidente (Nicolás Maduro) es de presentar una nueva etapa de la Revolución (…) El Gobierno tiene la urgente necesidad de restablecer la esperanza, lo que más molesta y malestar ocasiona no son los problemas de escasez o alto costo de la vida, sino la incertidumbre y la ausencia de un mejor porvenir, pensar que la situación puede empeorar».
El experto en estudios de opinión considera «inevitable» que el Gobierno deba ajustarse el cinturón y el de los venezolanos con un paquete de medidas, debido a la caída de los ingresos petroleros en casi la mitad.
No obstante, recomendó que el mismo se haga en el marco de una campaña informativa. «Las palabras son las que crean la realidad y durante 15 años a Venezuela la gobernaron las palabras», afirmó en clara alusión al fallecido Hugo Chávez, quien cuando tuvo que adoptar acciones impopulares como las devaluaciones de la moneda o las subidas de precios de los productos regulados los llamó «ajustes», «actualizaciones» o «correcciones».
El establecimiento de alianzas con los empresarios es otro de los planteamientos Schemel formuló a las autoridades, a las cuales les indicó que 90% de los venezolanos está de acuerdo con la participación de los privados en la solución de los problemas y el 93% apoya que el Gobierno, se reúna con los empresarios.
Sobre este particular agregó: «Está surgiendo un nuevo sujeto social histórico, un nuevo estado de ánimo, que es chavista y que cree en el trabajo, en la producción y exige un Estado fuerte, pero con participación de los privados. Esto podría ayudar mucho a un discurso, que sin cambiar los objetivos de la Revolución y el modelo social, pueda convocar a una mayoría a través de la renovación del modelo. No tiene ningún sentido tenerle miedo a lo cambios en el modelo económico, porque ellos están siendo exigidos y compartidos por la mayoría».
Igualmente propuso al oficialismo que asuma un discurso moral contra el consumismo y el despilfarro.
Fuerte pero vulnerable
Aunque aseguró que el chavismo sigue siendo la fuerza mayoritaria en el país, con cerca del 40% de respaldo; y que el presidente Maduro es el único líder visible que hay en el país, Schemel reconoció que de celebrarse hoy las elecciones parlamentarias la oposición las ganaría.
«Hoy la oposición está recogiendo el descontento y el malestar», dijo, al tiempo alertó que si ella logra hacerse con la mayoría en la Asamblea Nacional «sería el detonante no para abrir un proceso de alternancia democrática, sino para provocar la salida inmediata del chavismo del poder. La estrategia insurreccional está presente y al otro día de las elecciones estarán pidiéndole la renuncia al presidente Maduro».
No obstante estos pronósticos, el presidente de Hinterlaces no cree que el chavismo esté derrotado de antemano. «El éxito electoral se puede lograr, en medio de esta crisis, si la gente percibe que se están tomando medidas, que hay posibilidades de que la cosa mejore; y si el chavismo logra repolarizar a la población, es decir convertir a la oposición en una amenaza al modelo social de inclusión tendrá otra oportunidad».