ONU se prepara para acción militar en Siria pero seguirá labor humanitaria
NUEVA YORK (AFP) – Las agencias de la ONU presentes en Siria han elaborado planes de contingencia en caso de un ataque internacional contra el régimen, pero quieren seguir prestando ayuda humanitaria, dijo el viernes la jefa de las operaciones humanitarias del organismo, Valerie Amos.
«Continuamos actualizando y analizando nuestros planes de contingencia, para hacer frente a un aumento repentino de las necesidades» en caso de una intervención militar en Siria, dijo a periodistas.
Entre el personal de la ONU y las ONG que trabajan sobre el terreno hay «un fuerte deseo de continuar nuestras operaciones», subrayó Amos, quien habló por videoconferencia desde Beirut después de una visita de dos días a Siria.
La ONU tiene en Siria 4.500 funcionarios, la gran mayoría sirios. La guerra ha desplazado a unas 4,25 millones de personas en el país y obligó a dos millones a huir a los países vecinos (Líbano, Turquía, Irak, en particular).
Amos destacó que la ONU «debe garantizar la seguridad de sus empleados, sobre todo de Siria.» Estos, dijo, «quieren mejorar la vida de los sirios en el terreno, pero al mismo tiempo son conscientes de las consecuencias para sí mismos y sus familias de una eventual acción militar.»
«La gente tiene miedo porque la situación es muy incierta», acotó.
Estados Unidos busca lograr apoyos de sus aliados para lanzar una intervención militar contra el régimen de Bashar al Asad, al que acusa de haber perpetrado un ataque químico el 21 de agosto en varios suburbios de Damasco.
Amos también apuntó que la situación de los refugiados es especialmente preocupante en Líbano, «donde una de cada cinco personas es ahora un sirio (..), con efectos negativos sobre la economía» del país.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados dijo el martes que fue obligado a reducir su ayuda a los refugiados sirios que viven en Líbano por la falta de fondos.
La guerra civil siria, que comenzó como una revuelta popular contra Asad en marzo de 2011, ha dejado más de 100.000 muertos, de los cuales 7.000 niños, según la ONU.
