Moscú presiona a nuevo presidente de Ucrania para contener violencia en el Este Prorruso
MOSCÚ, (AFP) – tRusia acusó al nuevo presidente ucraniano de incumplir sus promesas de «contener la violencia» en el este prorruso de Ucrania y pidió una investigación sobre el posible uso de bombas incendiarias contra los civiles.
Pese a estas presiones de Moscú sobre Kiev, un día después de que fracasaran las negociaciones entre ambos países para fijar un precio al gas que Rusia vende a Ucrania, los presidentes de ambos países mantuvieron conversaciones telefónicas para intentar salir de la crisis.
«El presidente de Ucrania comunicó a Vladimir Putin su plan para solucionar las cosas en el sureste ucraniano», indicó el portavoz de Putin a agencias rusas.
Se trata de las primera vez que se informa de conversaciones que mantienen Petro Poroshenko y Putin, desde que se dieron un apretón de manos en Francia el pasado 6 de junio, durante la conmemoración del aniversario del Desembarco aliado de 1944.
Poroshenko, llamado «el rey del chocolate», intenta intensificar los vínculos de su país con la Unión Europea (UE), sin provocar al Kremlin.
Poco antes de que se informara de las entrevistas telefónicas entre Putin y Poroshenko, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, había afirmado que su país estaba «cada vez más preocupado al ver la falta del más mínimo progreso en los esfuerzos para contener la violencia, detener los enfrentamientos y poner fin a la operación represiva» en el este de Ucrania.
El ministro ruso aludía a la operación militar que el ejército ucraniano lleva a cabo en el este prorruso del país.
Lavrov dijo además que Rusia ha pedido una investigación urgente sobre un posible empleo de bombas incendiarias por parte de las fuerzas ucranianas.
La situación seguía tensa en el este del país y en particular en Donetsk, donde un explosión, probablemente un atentado, hizo estallar el coche del jefe de los separatistas prorrusos de la ciudad, Denis Pushilin, indicó a la AFP una portavoz de los separatistas.
Pushilin no se encontraba en el vehículo pero dos de sus guardaespaldas murieron y otro resultó herido, según el portavoz.
Por su parte, Kiev afirmó que había retomado el control de 100 kilómetros de frontera en el este de Ucrania, acusando a los insurgentes prorrusos de haberse opuesto a las fuerzas ucranianas con tanques.
El ministro de Exteriores, Andrii Deshchytsia, estimó que Rusia era responsable de lo que está ocurriendo en el este de Ucrania.
«Rusia tiene que dejar de apoyar a los separatistas. Tiene que dejar de enviar blindados y camiones llenos de combatientes armados a las regiones del este», declaró en rueda de prensa.
«Si esas cosas se acaban, hay serias posibilidades de que se aplique el plan de paz propuesto por el presidente ucraniano», agregó.
El miércoles, Poroshenko, se había declarado dispuesto a reunirse con líderes separatistas que hayan renunciado a las armas.
Pero los insurgentes prorrusos parecen estar lejos de abandonar las armas en la región este del país, que alberga a siete millones de rusohablantes, y que desean ser protegidos por Moscú.
Según el ministerio de Sanidad ucraniano, la violencia entre insurgentes prorrusos y las fuerzas ucranianas en el este de Ucrania ha dejado 270 muertos en dos meses.
En este contexto, los dos países mantienen además una dura confrontación en torno a la «guerra del gas», que podría tener repercusiones en el resto de Europa. El gigante del gas ruso Gazprom afirmó el jueves que demandará a la compañía nacional de gas ucraniana si la disputa energética entre ambos países llega a los tribunales.
Otra fallida ronda de negociaciones entre los dos países, con la mediación de la Unión Europea, se había celebrado el miércoles en Bruselas.
La «guerra del gas» entre los dos países estalló cuando se instaló en Kiev un gobierno prooccidental, tras la destitución en febrero del presidente prorruso Viktor Yanukovich. Moscú duplicó entonces el precio del gas que suministraba a Ucrania y ha amenazado con cortar el gas a Kiev si el gobierno ucraniano no paga su deuda pendiente.
«Las negociaciones están en un callejón sin salida», estimó el analista independiente ucraniano Valentin Zemlianski. Ucrania «está lista para un corte de gas», tras haber acumulado un máximo de reservas en estas últimas semanas, cuando faltan meses para el otoño y los períodos más fríos del año.