Las drogas, un negocio de tres décadas que alimenta la guerra en Colombia
BOGOTÁ, (AFP) – La relación de la guerrilla colombiana FARC con las drogas se remonta a fines de los años 1970 con la llegada de la coca a sus zonas de influencia, donde se convirtió en un negocio que la ayuda a mantenerse en pie.
Antecedidos por los laboratorios para procesar cocaína, los cultivos de coca se consolidaron a fines de la década de 1980 y ganaron importancia en los 1990 cuando Colombia empezó a reemplazar a Bolivia y Perú como proveedores de la hoja.
Las siembras se concentraron en las selvas del sureste, pobladas por campesinos que décadas antes escaparon de la violencia entre los partidos tradicionales Liberal y Conservador, incluida una comunidad de agricultores comunistas liderada por Manuel Marulanda, fundador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Al principio las FARC «eran de la idea de que el narcotráfico corrompe la revolución», dijo a la AFP Gustavo Duncan, politólogo de la Universidad de los Andes y quien ha estudiado el vínculo entre guerrilla y drogas.
«Otra cosa era dejar que sus comunidades de base se dedicaran al narco. Pero era inevitable, se iban a echar encima a los colonos si no les permitían cultivar coca, porque no había nada más que producir», añadió.
La coca se convirtió así en la base productiva de las zonas de colonización, lo que atrajo a otros labriegos y generó una bonanza en esos territorios.
En tanto, las FARC empezaron a regular la actividad mediante el cobro de comisiones por las distintas etapas de la cadena productiva.
Ese papel le aseguró al grupo una fuente de financiamiento que le permitió pasar a la ofensiva a mediados de la década de 1990 y mantenerse en pie hasta ahora.
En dos de sus mayores ataques en zonas cocaleras, las FARC mataron a 54 militares y capturaron a 60 en agosto de 1996 en la base de Las Delicias (departamento de Putumayo), mientras que en agosto de 1998 coparon un destacamento antidrogas de la Policía y otro del Ejército con saldo de 16 uniformados muertos y 129 retenidos en Miraflores (Guaviare).
Las autoridades han denunciado que la guerrilla alentó las principales protestas de campesinos cocaleros en rechazo a las fumigaciones desde 1995.
Aunque las FARC abarcaron eslabones superiores en la cadena de las drogas, Duncan sostiene que el grupo no está inmerso en el tráfico.
«Lo máximo que puede hacer es colocar un cargamento en la costa del Pacífico o en la frontera con Venezuela, pero el resto de la cadena le pertenece a otras organizaciones, mafias, paramilitares», dijo.