Comenzó en Cuba la venta libre de autos
La liberalización de la venta de autos nuevos en Cuba causó ayer indignación entre la población debido a los desorbitados precios anunciados en los concesionarios estatales en el primer día de esta operatoria.
Tal y como temían muchos interesados, los precios de los coches nuevos o de pocos años de uso se dispararon en la isla después de la flexibilización de la venta. A partir de ayer, los cubanos no necesitan un permiso especial para adquirir coches importados en las tiendas del Estado. El requisito de la “carta de autorización” que se les pidió durante más de medio siglo dejó de regir también para los extranjeros residentes en la isla o las empresas estatales o extranjeras.
La última reforma del gobierno de Raúl Castro dada a conocer en diciembre anunciaba la venta a precios “similares” a los del mercado. Los automóviles nuevos de la automotriz francesa Peugeot, uno de las marcas importadas con regularidad a la isla, se ofrecían en algunos comercios estatales a precios de entre 90.000 y más de 200.000 dólares al cambio.
“¿Qué trabajador aquí en Cuba tiene ese dinero?”, protestaba Diego, un oficial de la Marina mercante de 68 años que tenía desde hace dos años una autorización, ahora innecesaria, para comprar un vehículo nuevo por poco más de 2.600 dólares. En la filial estatal que visitó en el barrio habanero de Miramar el precio más bajo de un coche moderno del año 2007, un Volkswagen Polo, era de 25.000 dólares.
“Muchos años guardando dinero en el banco, que es el requisito que te piden (…), para que ahora metan a los trabajadores el precio que le están metiendo”, se quejó ante DPA. “Es escandaloso”, resumían otras personas delante de la filial. Al anunciar la medida a mediados de diciembre, el gobierno señaló que daría “prioridad” para la compra de vehículos nuevos a aquellas personas que tuvieran en su poder una de esas autorizaciones que dejaron de regir. Interesados como Mayte Escalante, una ama de casa de 42 años, anticiparon que ya no harán la operación. La mujer tenía una “carta de autorización” pero era para un auto de US$ 5.300. “Es descarado”, atinó a decir impresionada por los valores.
“Los precios de esos carros, ninguno está al alcance del trabajador”, dijo a su vez Gabriel Orta, un ingeniero de aviación civil de 57 años. En su caso, el límite era de US$ 6.000. Los sueldos del sector estatal cubano oscilan entre los 30 y 40 dólares mensuales al cambio.
Los responsables de la comercializadora estatal, la empresa CIMEX, rechazaron dar detalles sobre los precios oficiales anunciados en las filiales. En la isla no fue posible durante décadas comprar vehículos nuevos. El gobierno de Fidel Castro abolió el libre mercado automotor poco después del triunfo de la revolución de 1959.
El Estado mantuvo durante décadas el control para la compra y entrega de vehículos, otorgados por lo general como “premios” a funcionarios o médicos.
En octubre de 2011, el gobierno de Raúl Castro liberalizó finalmente de forma parcial la compraventa de vehículos usados entre particulares. Antes, se permitía la compra venta de autos pero fabricados previo a 1959.
El parque automotor de la isla es conocido por ser uno de los más anticuados del mundo. En las calles de La Habana abundan los coches de fabricación estadounidense de primera mitad de siglo, y modelos soviéticos como el Lada o el Moskovich. En los últimos tiempos han empezado a verse también más Geelys chinos.
Los engorrosos trámites para obtener un “carta de autorización” favorecieron la aparición de un mercado negro en los últimos años, según reconoció el propio gobierno. Las “cartas” se revendían a menudo de forma informal incluso a varios miles de dólares.
Información El Clarín