Ataque armado en Nicaragua deja cinco muertos y 19 heridos - 800Noticias
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MANAGUA, (AFP) -Cinco muertos y 19 heridos dejó en Nicaragua un ataque a tiros perpetrado por desconocidos contra simpatizantes sandinistas que habían participado en la celebración del 35 aniversario de la revolución, primer atentado contra civiles que se registra en este país desde que acabó la guerra en 1990.

Las víctimas viajaban la noche del sábado de Managua a sus lugares de origen cuando fueron interceptados, en el departamento de Matagalpa, por hombres que dispararon contra las dos caravanas de autobuses, una en Las Calabazas, 74 km al norte de Managua, donde perecieron cuatro personas, y otra en San Ramón, a 140 km, donde murió una quinta persona.

La directora de la Policía, Aminta Granera, atribuyó el ataque a «grupos delincuenciales», confirmó la muerte de cinco personas y precisó que los heridos suman 19, no 24 como inicialmente informó la alcaldía de Matagalpa.

La policía detuvo a cuatro personas en los alrededores de los lugares de los ataques y encontraron casquillos de fusil AK-47 y escopeta, informó Granera en rueda de prensa.

«Ya tenemos ubicado a un grupo delincuencial responsable de la masacre de San Ramón (…) y estamos por identificar y capturar a unos cuatro, que son responsables de la masacre en la carretera» en Las Calabazas, añadió.

Un ataque armado contra civiles, militantes de un partido político, no se presentaba desde que terminó en 1990 el conflicto armado entre sandinistas y guerrillas de la llamada contrarrevolución.

«Hemos sido violentados y hemos sido agredidos todos», dijo Rosario Murillo, esposa del presidente Daniel Ortega y portavoz del gobierno, tras calificar a los autores del ataque de «cobardes» y «bestias llenas de odio».

No obstante, ante la publicación de comunicados en redes sociales de supuestas organizaciones armadas antisandinistas, las autoridades insisten en que se trata de grupos de delincuentes comunes.

Ortega, un exguerrillero de 68 años volcado al cristianismo conservador y a quien sus opositores acusan de autoritarismo, ejerce amplio control en las instituciones del Estado y recientemente quedó habilitado para gobernar sin límites con una reforma que permite la reelección presidencial indefinida.

Los simpatizantes de Ortega regresaban a sus comunidades en Matagalpa y en el vecino departamento de Estelí tras participar en Managua en un multitudinario festejo por el 35 aniversario de la revolución sandinista que puso fin a la cruenta dictadura de Anastasio Somoza.

La celebración había contado con la presencia protagónica del presidente venezolano, Nicolás Maduro, fuerte aliado de Ortega, así como con otros mandatarios de la región y expresidente amigos.

«Fuimos interceptados por un grupo de gente armada que estaba en la parte alta de la carretera, haciendo varias detonaciones con arma de fuego que impactaron en el bus», manifestó Dani Espinoza, uno de los simpatizantes sandinistas que viajaba en el bus atacado en Las Calabazas.

El alcalde de Matagalpa, Zadrach Zeledón, pidió que los responsables sean castigados «con todo el peso de la ley». «Esto no puede quedarse así. La indignación que tenemos es profunda, y nos llena de una gran impotencia ver cómo se dio una situación tan cobarde, criminal», declaró al oficialista Canal 4.

El secretario político del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Estelí, Francisco Valenzuela, calificó el hecho de «una masacre». «Es una cobardía ensañarse con jóvenes, niños, con mujeres, que viajaban felices de una fiesta nacional», subrayó.

Partidos de oposición también condenaron el ataque armado y demandaron una investigación para aclarar los hechos.

«Condenamos enérgicamente esa acción criminal realizada contra personas que hacían uso de su derecho a movilizarse», expresó el disidente Movimiento de Renovación Sandinista (MRS) en un comunicado de prensa.

El MRS expuso que así como reclama al gobierno respeto a la libertad de organización y movilización de los nicaragüenses, también exige lo mismo a cualquier «otra fuerza o grupo armado».

El derechista Partido Liberal Independiente (PLI) emitió un comunicado en el que lamentó «profundamente el derramamiento de sangre».

La Conferencia Episcopal condenó el ataque y abogó por erradicar «de una vez para siempre la intolerancia y la fuerza de la violencia de entre los nicaragüenses».

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