Trabajadoras sexuales abren oficina para luchar por sus derechos
MANAGUA (AFP) – Por primera vez las trabajadoras sexuales nicaragüenses tienen una oficina para protegerse del abuso, violencia y discriminación que sufren y para defender que su actividad es «un trabajo» como cualquier otro, según su dirigente.
El objetivo de abrir una oficina en Managua «es para tener un espacio como mujeres donde podamos compartir experiencias y planear metas, reclamar derechos», dijo a la AFP la coordinadora de la Red Nacional de Mujeres Trabajadoras Sexuales (Retrasex), María Dávila.
El local está ubicado en un barrio residencial del sector noreste de Managua, a 200 metros de una iglesia católica y rodeado de vecinos que aún no muestran hostilidad a su presencia, porque «hasta ayer se dieron cuenta», dice Dávila.
El lugar todavía carece de mobiliario y es atendido por Dávila junto a un contador y un sicólogo, ya que la oficina no es para promover el trabajo sexual sino para atender necesidades de este sector social que es discriminado, apuntó la activista.
La Retrasex forma parte de la red latinoamericana y del Caribe y cuenta con 1.000 afiliadas, pero Dávila estima que al menos 11.000 mujeres ejercen el oficio en el país. «Muchas veces ni ellas se reconocen (…) hay que ser muy valiente», indicó.
Explicó que generalmente se identifica a una trabajadora sexual por estar en la calle, pero otras están en clubes nocturnos, son bailarinas, hacen de acompañantes de turistas o amigos con mucho dinero.
La lucha de Retrasex comienza a provocar cambios en el lenguaje que usan medios de comunicación y entidades oficiales, porque «ya nos llaman trabajadoras sexuales», resaltó la mujer de 50 años.
«La gente no mira esto como un trabajo, pero nosotras sí estamos claras que es un trabajo, porque con esto resolvemos» problemas en los hogares, a pesar que muchas veces, los familiares desconocen a qué se dedican.
«Sabemos que todo tiene un costo, pero lo que queremos es que nos respeten (…) que no nos miren como seres especiales», manifestó Dávila.
La Retrasex también busca como incidir en las políticas sociales, de salud y educación, como tener acceso a viviendas para sus agremiadas, ingresar al Seguro Social y que les tramiten demandas laborales ante los tribunales por despidos injustificados.
Uno de los logros alcanzados por la Retrasex es tener un puesto en la gubernamental Comisión Nacional de Atención a enfermos de SIDA (Conisida), donde reciben capacitación para prevenir la enfermedad.
También hay acuerdos con la Procuraduría de Derechos Humanos para denunciar ante las autoridades maltratos por parte de los clientes; solo entre 2011 y 2012, siete trabajadoras sexuales fueron asesinadas.
En Nicaragua, la prostitución no es legal pero tampoco hay una persecución a su práctica.