Dólar paralelo
A fin de contener el constante aumento del dólar paralelo, que marca los precios de una amplia gama de productos y acelera la inflación, el 23 de marzo el Gobierno puso en marcha el Sicad II y, si bien al principio tuvo éxito, el billete verde ha retomado la senda alcista agravando el desajuste de la política cambiaria.
En el Sicad II las empresas y las personas naturales pueden adquirir divisas a un precio que ha fluctuado entre 49 y 51 bolívares por dólar y como su entrada en escena significó un incremento de la oferta de divisas por los canales oficiales el tipo de cambio paralelo perdió impulso y tendió a la baja.
Al momento de iniciar operaciones la brecha entre el dólar paralelo y el tipo de cambio del Sicad II se ubicaba en 60%, paulatinamente descendió hasta 40% y al cierre de esta semana se encuentra en 64%.
El paralelo toma impulso en un entorno donde aumenta la cantidad de bolívares que las empresas y las personas naturales quieren convertir en dólares y desciende la oferta de divisas por los canales oficiales.
El incremento de la cantidad de bolívares que circula en la economía proviene del financiamiento que el Banco Central de Venezuela le hace a las empresas públicas, en especial a Pdvsa. A fin de que la principal empresa del país supere problemas de caja el BCV imprime bolívares para comprarle bonos. Cuando Pdvsa tiene los recursos los utiliza para cubrir compromisos como construcción de viviendas y pago a proveedores.
Luego, cuando los bolívares ingresan a la economía, una porción se dirige a la compra de dólares en el mercado paralelo o aumenta la presión inflacionaria, porque se trata de más billetes detrás de la misma cantidad de productos.
Las estadísticas oficiales registran que entre el cierre de 2013 y el 25 de julio de este año el Banco Central le inyectó a las empresas públicas 83 mil 456 millones de bolívares elevando el monto total de lo transferido hasta 512 mil 537 millones.
A la par de que esto ocurría no hubo un incremento de los dólares que puede comprar el sector privado a la tasa preferencial de 6,30 bolívares, a 11 bolívares por medio de las subastas del Sicad I y a través del Sicad II.
Síntesis Financiera precisa que a través del Cencoex y mediante el Sicad I el sector privado recibió en los primeros siete meses del año 13 mil 200 millones de dólares, una cifra que representa una caída de 27% respecto a lo asignado por Cadivi y el Sitme en el mismo lapso de 2012 (no hay cifras oficiales para 2013).
¿Qué ocurrió con el Sicad II? Ecoanalítica señala en su último informe que «en las últimas semanas las liquidaciones del Sicad II han caído. En julio promediaron 31,5 millones diarios y en lo que va de agosto se ubican en 28,8 millones diarios. Esto ha presionado al alza el tipo de cambio no oficial».
La distorsión
El Gobierno ha mantenido la tesis de que el tipo de cambio de 6,30 bolívares es el dólar oficial ya que a ese precio, afirma, se realizan la mayoría de las transacciones.
La brecha entre el tipo de cambio paralelo y la tasa de 6,30 constituye el desequilibrio cambiario más profundo en la historia de los controles.
Nunca durante los controles implementados en 1940 y en los períodos 1960-1964, 1983-1989 y 1994-1996, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el dólar paralelo llegó a ser de 1.200% como ocurre actualmente.
El récord pertenecía al período 1983-1989 cuando en vez de Cencoex existía la oficina del Régimen de Cambios Diferenciales (Recadi) y el diferencial se amplió hasta 235%. En el control de 1994-1996 la disparidad solo llegó a alcanzar 72% y en los anteriores se mantuvo en niveles mucho más bajos.
Un diferencial tan grande entre el tipo de cambio oficial de 6,30 bolívares y el paralelo se traduce en que la demanda por los dólares baratos es prácticamente infinita y el acceso a estas divisas es lento y difícil.
El 12 de octubre de 2007 durante una visita a Caracas Joseph Stiglitz, Premio Nóbel de Economía alertó que «mientras más amplia es la brecha entre la tasa cambiaria oficial y la del mercado paralelo, hay más posibilidades de que se presenten problemas».