La sonda europea Rosetta, a punto de posar un robot sobre un cometa
Darmstadt, Allemagne, AFP.Todo está a punto para que la sonda europea Rosetta pose el miércoles un robot científico sobre un cometa por primera vez en la historia, tras más de diez años de viaje interplanetario a 450 millones de kilómetros de la Tierra.
Los responsables del proyecto le dieron el martes a Rosetta una primera luz verde tras comprobar que está en la órbita programada, lo que a su vez despeja la trayectoria de su módulo de exploración Philae.
Durante la noche, Rosetta superó otras tres verificaciones previstas. Pero todavía tiene que recibir una última el miércoles por la mañana, para que Philae se desprenda y pueda posarse sobre el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, después de siete horas de descenso vertiginoso.
La confirmación de esa separación tadará 28 minutos en llegar al Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC, por sus siglas en inglés), debido al tiempo de transmisión de la señal de radio desde Rosetta.
Dicha separación debe efectuarse «en el buen momento, en la buena posición en el espacio, a la buena altura y a la buena velocidad», explicó Andrea Accomazzo, director de vuelo de la misión Rosetta en el ESOC.
El centro forma parte de la Agencia Espacial Europea (ESA) y está situado en Darmstadt (Alemania).
Una vez soltado por la sonda Rosetta, el robot Philae recorrerá en caída libre los 20 km que lo separan de su objetivo en unas siete horas.
La confirmación del aterrizaje en el cometa se espera que llegue a la Tierra.
Desde el 6 de agosto, la sonda no habitada Rosetta se desplaza a escasos kilómetros del cuerpo celeste, acompañándolo en su desplazamiento a medida que se aproxima al Sol.
El módulo Philae permitirá explorar directamente el núcleo del cometa, es decir la parte sólida que por el efecto de la radiación solar genera la «coma» o cabellera y deja una cola visible de gases y polvo.
El cometa se encuentra actualmente viajando entre las órbitas de Júpiter y de Marte. Mide unos cuatro kilómetros de diámetro, con una forma irregular, semejante a la de un pato de juguete para la bañera.
– Posibles sorpresas –
Repleto de instrumentos de observación, Philae carece de sistema de desplazamiento autónomo, tiene el tamaño aproximado de un frigorífico y pesa unos 100 kilos.
La superficie del cometa está cubierta de polvo, su temperatura es de unos 70ºC bajo cero y nada garantiza la ausencia de imprevistos. Se desconoce con qué se va a topar exactamente el robot y si la superficie del cometa será blanda como ceniza o dura como la roca o el hielo.
El lugar en la superficie del cuerpo celeste escogido para posar al módulo, bautizado como Agilkia, no está exento de trampas, con cientos de rocas de entre 50 cm y 50 metros de diámetro y pendientes superiores a los 30º, por lo que el módulo tiene un 18% de probabilidades de caer en un lugar impropio.
Los instrumentos de observación de Philae comenzarán a operar durante el descenso y el robot enviará imágenes del periplo incluso antes de posarse.
Para evitar que rebote sobre la superficie del cometa, Philae está dotado de un sistema de arpones en las patas destinados a asegurar su amarre inmediato. Pero nada garantiza que no termine hundiéndose en una superficie que resulte ser demasiado blanda.
– Sembrando vida entre los planetas –
El contacto en el espacio se producirá tras una odisea de más de una década y 6.400 millones de kilómetros de recorrido interplanetario, que costó 1.300 millones de euros.
El viaje espacial iniciado en marzo de 2004 empezó con la sonda sobrevolando varias veces Marte y la Tierra para tomar impulso utilizando la fuerza gravitacional de los planetas y así ganar velocidad.
Luego tuvo un período de hibernación que le permitió ahorrar energía, antes de ser «despertada» nuevamente desde la Tierra al aproximarse a su objetivo.
Los cometas son agregados de polvo y hielo primordial, escombros restantes del proceso de formación del Sistema Solar ocurrido hace 4.600 millones de años.
Una de las teorías, conocida como la hipótesis de la «panspermia», es que los cometas, al interactuar con la Tierra, ayudaron a sembrar la vida en ella, al traerle agua y moléculas orgánicas.
Si todo sale bien, Rosetta y su robot seguirán enviando información cuando el cometa esté en el punto de su trayectoria más cercano al Sol, en agosto de 2015.