Ucrania y Malasia acusan a los separatistas de alterar las pruebas en el lugar del siniestro del avión
GRABOVE, (AFP) – Los rebeldes prorrusos han alterado las pruebas en el lugar donde se estrelló el avión malasio, lo que puede falsear la investigación, afirmaron el sábado los gobiernos de Ucrania y Malasia.
«La integridad del lugar está comprometida, hay informaciones que muestran que pruebas vitales no se han mantenido en el lugar. Las interferencias en la zona del siniestro pueden falsear la investigación», declaró el ministro de transportes malasio Liow Tiong Lai, que viajará el sábado a Ucrania.
«No impedir tales interferencias es una traición a las vidas que se han perdido», declaró en una rueda de prensa.
«Necesitamos tener acceso total al lugar y estar seguros de que las pruebas no han sido alteradas», añadió el ministro. «Lo más importante ahora es averiguar quién derribó el avión. Pedimos justicia», concluyó.
Casi al mismo tiempo, el gobierno ucraniano acusaba a los rebeldes del este del país, sospechosos de haber derribado el avión de línea malasio, de «intentar destruir, con el apoyo de Rusia, las pruebas de este crimen internacional».
Esto dificultará el trabajo de los primeros equipos de investigación extranjeros, holandeses y malasios, que han llegado al este de Ucrania controlado por los separatistas donde se estrelló el avión el jueves por la tarde.
El vuelo MH17 de la compañía Malasia Airlines que viajaba de Amsterdam a Kuala Lumpur cayó por razones que todavía no se han esclarecido, aunque todo apunta a que fue derribado por un misil que mató a sus 298 ocupantes.
El lugar donde se estrelló se encuentra en una zona controlada por los rebeldes, cerca de la ciudad de Shajarsk. El conflicto armado entre los separatistas prorrusos, que han rechazado un alto el fuego, y el gobierno de Kiev dificulta las operaciones de investigación e identificación de cadáveres.
«Los terroristas han transportado 38 cadáveres de víctimas a la morgue de Donetsk, donde especialistas con un marcado acento ruso han declarado que les practicarían la autopsia», indicó el gobierno en una declaración oficial.
El gobierno acusa a los rebeldes de no permitir a los órganos competentes ucranianos comenzar la investigación y de no dejar que los representantes y expertos extranjeros accedan al lugar donde se encuentran los restos del avión.
El líder de los separatistas confirmó el sábado a los periodistas de la AFP en Grabove que se habían llevado los cuerpos a la morgue de Donetsk. Los combatientes prorrusos impedían el acceso al perímetro del avión.
Guantes blancos y sacos negros
Varias personas ataviadas con uniformes y guantes blancos y azules salían de un campo de maíz para poner trozos de cuerpos en grandes sacos negros. La operación se está realizando bajo control rebelde.
En su declaración, el gobierno de Kiev pide a Rusia que «repliegue a sus terroristas y permita a los expertos ucranianos e internacionales hacer un examen de todos los aspectos de la tragedia».
«No habrá perdón para los criminales internacionales, y tampoco para los que han apoyado, entrenado, financiado a estos terroristas», afirmó el gobierno ucraniano, indicando que había informado de la situación a todos los países miembros de la UE y a los Estados Unidos.
El conflicto, que seguía este sábado con combates en Lugansk, se recrudeció también en el frente diplomático. El presidente de Estados Unidos Barack Obama señaló el viernes a los separatistas prorrusos como responsables y aseguró que tenían el apoyo de Rusia.
El viernes cerca de treinta inspectores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) fueron el primer equipo internacional en llegar al lugar pero afirmaron haber tenido sólo un «acceso limitado».
Los investigadores holandeses y malasios que llegaron el viernes todavía no habían conseguido este sábado acceder al lugar del siniestro, donde solo se han encontrado por el momento dos tercios de los restos humanos y se teme que el intenso calor acelere la descomposición de los demás.
Holanda, que tenía a 189 de sus ciudadanos entre las 298 personas que iban a bordo, todas fallecidas, envió un equipo de la oficina holandesa de la seguridad.
Malasia ha enviado por su parte a un equipo de 62 personas.