Santos y su agenda de política exterior tras la reelección
Para consolidar los logros internos de su política, al gobierno de Juan Manuel Santos le fue indispensable normalizar las relaciones con Venezuela y Ecuador recién llegado al poder en 2010, aunque fue con el primero con quien se le tornó más compleja esta misión, en la medida que el presidente Hugo Chávez buscaba expandir la revolución bolivariana sobre Colombia y personalizó las disputas.
Santos fue reelecto este domingo en la segunda vuelta de los comicios presidenciales, en los cuales se enfrentó al opositor Óscar Iván Zuluaga, con 50,89% de los votos, con 99% del total de votos escrutados.
El candidato presidente propone «prudencia» como pilar de su agenda exterior conforme Colombia viene cambiando sus prioridades de relaciones internacionales. La agenda sobre Caracas no promete cambiar en ningún sentido, tomando en cuenta que le ha resultado positivo a Santos para sus intereses nacionales.
La «diplomacia» con el Gobierno de Nicolás Maduro rechazando tomar posturas frente a la crisis política venezolana es clave en un momento en que Colombia le urge sellar un acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC, donde Caracas es país facilitador, y se requiere un comercio al menos movible.
Por otro lado, la «desnarcortización» de la agenda diplomática colombiana enfocándose en temas como el comercio, será la clave de los próximos cinco años de ganar Santos este domingo.
«Ir desnarcotizando la agenda internacional de Colombia quiere decir que el fortalecimiento de la agenda bilateral con países como Estados Unidos, sufrirá cambios importantes y sustanciales hacia un futuro inmediato, en temas como la Seguridad, y se profundizará en lo Comercial, con un esfuerzo en materia de desarrollo científico y tecnológico», explicaba el analista política internacional Nicolás Botero Vásquez, en un escrito sobre el tema.
Santos recibió de su antecesor, Álvaro Uribe, un país receloso de su propia región. Colombia estuvo en las postrimerías del uribismo bajo un manto de «autoaislamiento» de la vecindad, marcado por los roces con Caracas y Quito, y las discordias ideológicas con Brasil, Argentina, Bolivia o Chile.
Colombia en la era de Santos logró tener a través de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) un contacto directo con sus vecinos que le permitió participar en la toma de decisiones en consonancia con los intereses de Bogotá.
De cierta manera, la Casa de Nariño tuvo que defender sus posturas conservadoras en una región marcada por gobiernos de izquierda hostiles a una vinculación, al menos diplomática de EEUU con situaciones de la región. En este caso Colombia siempre fue vista como un aliado de la Casa Blanca, lo que tampoco quiso ocultar y reconoce.
Un Informe de Política Exterior presentado por la Cancillería colombiana en 2010, en el cenit de la campaña de ese año en que ganó Santos, fue tácito al reconocer que «Colombia debía hacer un replanteamiento» sobre las relaciones internacionales para no seguir corriendo el riesgo de mantenerse aislada de la región y perder uno de sus valores más preciados: «el respeto al derecho internacional», socavado con el bombardeo a Ecuador en marzo de 2008.
De eso se encargó Santos en sus primeros cien días de gobierno, y fue una referencia de su diplomacia en estos cuatro años en el poder, un asunto que en muchos casos para sus detractores se tradujo en la «claudicación de los principios de Colombia», como le reclamó en enero de 2014 el expresidente Uribe, quien está defiendo la campaña a favor de Zuluaga
El mandatario, con María Ángela Holguín como Canciller, mostró ser sensible a las opiniones de la comunidad internacional y fue prudente a la hora de tomar partido frente a determinados asuntos. Así, mantuvo y afianzó bajo su propio estilo las relaciones con Estados Unidos, país que en la última década financió la lucha antiterrorista colombiana y ayudó a enfrentar el crimen organizado.
La firma de Tratados de Libre Comercio (TLC) fue una referencia clara del estilo del mandatario para mostrar su posición liberal en el plano comercial, sin que esto se terminara traduciendo en alianzas cruciales de tipo político.
Negoció y firmó TLC con Israel, Panamá, Costa Rica, Corea del Sur y la Unión Europea. Además del vigente con Estados Unidos, en este momento Colombia tiene TLC con Chile, México, Triángulo Norte (Guatemala, Honduras, El Salvador), Canadá y Suiza.
También, el país mantiene acuerdos comerciales con la Comunidad Andina de Naciones (CAN), Mercosur, Cuba y la Comunidad del Caribe, como explica el Círculo de Inversionistas de Colombia.
En junio de 2012, Colombia constituyó junto con Chile, México y Perú la Alianza del Pacífico, un bloque que en menos de dos años eliminó los aranceles del 92 % de los bienes y servicios que circulan entre los cuatro países.
El manejo del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya que fue desfavorable a Colombia en su histórico litigio limítrofe con Nicaragua, en 2013, afectó la imagen de Santos dentro de su país levantando las críticas de sus opositores que le acusaron de «entreguista».
Santos ha dicho que «se acata pero no se aplica» el fallo hasta que ambos países firmen un nuevo tratado de límites, lo que es considerado como «ambiguo» por los internacionalistas colombianos y esperan que se genere un cambio en esa postura de resultar reelecto el candidato del Partido de la U.
El hecho de que Zuluaga centre su discurso electoral en la lucha antiterrorista como eje central de su política exterior, es interpretado por los expertos como una vuelta al modelo uribista que terminó encerrando a Colombia.
«Esas advertencias, de ponerse en práctica, se traducirían en nuevas antipatías hacia Colombia dentro de Unasur, roces costosos con Venezuela y Ecuador, y confusión improductiva entre quienes han respaldado las conversaciones de paz en La Habana, situación agravada por el desconocimiento de Zuluaga de la existencia de un conflicto armado», matizaba Arlene Tickner, columnista del diario El Espectador.
Para Tickner, pese a las deficiencias y los errores de Santos, «sus ideas-fuerza han redundado en mejorías indiscutibles en las relaciones de Colombia con el mundo. Al contrario del eslogan de su campaña, la política exterior de Zuluaga no es nada moderna y amenaza con devolver al país en el tiempo».
Fuente: EL UNIVERSAL