Londres quema sus últimos cartuchos en la batalla de Escocia
LONDRES, (AFP) El primer ministro británico, David Cameron, y el líder de la oposición, el laborista Ed Miliband, viajarán el miércoles a Escocia para contrarrestar el auge del independentismo en los sondeos del referéndum del 18 de septiembre.
La visita conjunta es el gesto de mayor envergadura realizado por Londres desde los Acuerdos de Edimburgo que hace dos años permitieron la celebración del referéndum, y es parte de una ofensiva de última hora que los independentistas, a través de su líder, Alex Salmond, describieron como «ataque de pánico».
En otro guiño a Escocia, la residencia del primer ministro en Downing Street izó este martes la bandera escocesa, azul y blanca y con la cruz de San Andrés, en forma de X.
La bandera se resistió inicialmente y cayó, por lo que tuvo que ser izada de nuevo, un episodio que se prestará a metáforas.
Cameron, que hasta ahora había rehuido hacer campaña o participar en debates, argumentando que era un asunto de los escoceses, justificó su presencia porque «me importa con pasión nuestro Reino Unido».
Los tres líderes, que irán por separado, «diremos que corresponde a los escoceses decidir, pero que queremos que se queden», explicó a la prensa.
El anuncio de la visita se produce poco después de la oferta de los tres partidos de ceder más poder a Escocia si se queda en el Reino Unido, constituido en 1707, y de la difusión del primer sondeo dando la victoria a los independentistas el 18 de setiembre.
Este martes una nueva encuesta da cuenta de un empate. El sondeo del instituto TNS Scotland atribuye a los unionistas el 39% de las intenciones de voto y a los independentistas el 38%, con un 23% de indecisos.
Si se descarta a éstos últimos y se tiene en cuenta sólo a quienes están seguros de ir a votar, se da un empate a 41% con un 18% de indecisos.
«Demasiado ajustado para pronunciarse», estimó Tom Costley, director del instituto de sondeos.
Para Salmond, «la campaña del ‘no’ cree que está perdiendo y estos líderes en los que pocos confían marchando juntos a Escocia no va a hacer sino empeorar ese proceso».
Los conservadores no son muy populares de Escocia, ganaron sólo un diputado de los 59 que Escocia manda al Parlamento británico, y Cameron inspira confianza solamente al 23% de los escoceses. Los laboristas son más populares, pero Miliband también tiene un problema de imagen.
La conciencia de que el Reino Unido podría perder a Escocia en ocho días cayó como una bomba.
Prensa y políticos pidieron a la reina Isabel II que deje de lado su neutralidad y salga en defensa de la Unión, los partidos se lanzaron a un esfuerzo de seducción concertado y Gordon Brown, el último primer ministro escocés, se convirtió desde el lunes en la cara visible de la campaña unionista.
La intervención de la reina «significaría mucho para la gente de Inglaterra y Escocia. Sería bienvenida y no sería impropia», dijo el diputado laborista Simon Danczuk.
Salmond respondió que quieren que siga siendo la reina de los escoceses si triunfa la independencia.
«Quiero a la reina de jefa de Estado, de reina de los escoceses, en una Escocia independiente, igual que lo fueron sus ancestros», dijo Salmond.