HSBC se vuelve a quemar con un gran negocio
Londres, Reino Unido | AFP | Primer banco europeo, el británico HSBC es una empresa gigantesca presente en todos los continentes que ya se ha quemado varias veces en su búsqueda de grandes negocios.
Fundado en el lejano Oriente en 1865 para financiar el comercio entre Asia, India y Europa, el banco HSBC –Hongkong and Shanghai Banking Corporation– alcanzó dimensión mundial en el último tercio del siglo XX.
A su gran actividad en Asia, sumó implantación en Estados Unidos y el Reino Unido, el corazón financiero de Europa.
Desde principios de los 1990, tiene la sede en Londres. Su cuartel general se encuentra en el distrito financiero de Canary Wharf, en un rascacielos de 200 metros, desde donde reina sobre un imperio de más de 250.000 empleados que velan por 50 millones de clientes en 74 países y territorios.
Gobiernos, empresas, inversores, particulares… El banco se dirige a todo tipo de clientela con una amplia gama de productos, de la simple cuenta corriente a los instrumentos derivados financieros más complejos.
Es su banco privado, la parte adaptada concretamente a las necesidades de su clientela rica, la que está en tela de juicio en el caso SwissLeaks.
Según esta investigación difundida por grandes medios internacionales, 180.600 millones de euros de dinero no declarado transitaron por cuentas de HSBC Private Bank (Suiza) en Ginebra, entre el 9 de noviembre de 2006 y el 31 de marzo de 2007, escondidos, entre otros rincones, en estructuras con ventajas fiscales en Panamá y las islas Vírgenes británicas.
«Hay una estrategia deliberada del banco de posicionarse cerca de los clientes ricos en el mundo entero, particularmente en Asia, donde HSBC está muy presente en Hong Kong y Singapur», explicó a la AFP Maxime Mathon, del gabinete de análisis AlphaValue.
«La estrategia de anunciarse en los aeropuertos, que todo el mundo ha visto, no es gratuita», agregó.
HSBC está enfrascada en una competencia encarnizada con los otros bancos privados para captar la gestión de las grandes fortunas, con un servicio a medida.
«La dirección del banco no va a ordenar a los empleados que disimulen fondos de sus clientes en Suiza, pero en tanto que empleado de un banco de dimensiones mundiales tienes al alcance de la mano soluciones patrimoniales complejas», explica Mathon.
Según él, colocar líquido en Suiza, Luxemburgo, Guernesey o Malta, es una parte que no se dice pero se da por descontada «en las condiciones laborales del puesto» de sus consejeros, continuó el analista.
HSBC asegura haber hecho limpieza en sus actividades suizas, en un momento en que la banca privada sigue siendo una de sus actividades mundiales importantes, con 382.000 millones de dólares de activos a su cargo en marzo de 2014.
«Esta historia de HSBC es una herencia de lo que había en la banca privada antes de la crisis financiera (de 2008-2009), algo que los gobiernos no quieren hoy», estimó Arun Melmane, analista del banco de inversiones Canaccord Genuity, para el que la conducta de HSBC no era fundamentalmente diferente de la de sus competidores.
«En aquella época, no era completamente tabú buscar gestionar el dinero de gente que quería escapar al fisco», recordó Melmane, para quien las reglas del juego han cambiado.
Salvo que HSBC ya ha estado implicado en otros escándalos. A finales de 2012, tuvo que aceptar una multa de 1.920 millones de dólares en Estados Unidos, acusado de complicidad en el blanqueo de dinero de narcotraficantes, terroristas e Irán.
En estos momentos negocia el montante de la sanción por presuntas manipulaciones de la tasa interbancaria Libor y condenada a pagar el equivalente de más de 500 millones de euros a las autoridades británicas y estadounidenses, por haber participado en la distorsión del mercado de divisas.
Sin contar las indemnizaciones de al menos de 3.000 millones de libras (4.000 millones de euros) para la venta forzada de seguros de crédito en el Reino Unido.