Fracasan en Yemen negociaciones con insurgentes chiitas
SANA, (AFP) – La delegación presidencial yemenita abandonó las conversaciones con la insurgencia chiita, acusándola de propiciar la guerra, en momentos en que crecía la tensión en la capital de Yemen, poco antes de manifestaciones rivales este domingo.
El portavoz de los emisarios del presidente, que habían presentado una propuesta para formar un gabinete de tecnócratas, dijo el domingo que las negociaciones con la insurgencia chiita habían fracasado.
Los combatientes de Ansarulá, igualmente llamados «huthis», rechazaron «todas las propuestas que les presentamos (…) Parecen tener intenciones bélicas», declaró a la AFP el portavoz Abdul Malek al Mijlafi.
No obstante, un portavoz de los «huthis» le echó la culpa a las autoridades, afirmando que el equipo presidencial «no tenía poderes» para garantizar las reivindicaciones de este grupo chiita que lucha contra las fuerzas del gobierno en las montañas del norte del país de forma intermitente desde 2004.
Además de una reducción de los precios del combustible y la dimisión del gobierno, la insurgencia quiere estar «asociada en todas las estructuras del Estado», agregó Mohamed Abdulsalam.
El grupo Ansarulá, que controla la región de Saada, podría querer ampliar su zona de influencia en el futuro Estado federal que debería contar con seis provincias.
El fracaso de las conversaciones impulsó la movilización en las calles, en momentos en que partidarios de ambas partes llamaban a realizar manifestaciones multitudinarias este domingo.
Miles de personas empezaron a entrar en Saná. Los «huthis» en la parte norte de la ciudad y los partidarios del gobierno en la parte sur, en momentos en que el presidente de Yemen instaba a la «vigilancia» ante «cualquier eventualidad».
Para tratar de evitar una nueva oleada de violencia en el país, que vive una difícil transición política, el presidente Abd Rabo Mansur Hadi había invitado a los rebeldes al diálogo, enviando emisarios al jefe de los insurgentes, Abdel Malek al Huthi, a su bastión de Saada, en el norte del país.
Sin embargo, esta semana los rebeldes «huthis» multiplicaron las sentadas y manifestaciones masivas reclamando la anulación de una reciente subida de los precios del combustible.
También pidieron la caída del gobierno de unidad nacional formado en diciembre de 2011, en virtud del acuerdo de transición que había permitido la salida del entonces presidente Alí Abdalá Saleh.
La tensión se disparó el sábado con la llegada de varios miles de manifestantes chiitas, que se sumaron a un campamento establecido en una carretera que lleva al aeropuerto en el norte de Sanaa, en un barrio donde se encuentran los ministerios del Interior, la Comunicación y la Electricidad.
Las fuerzas de seguridad reforzaron su dispositivo de seguridad en este sector, posicionando vehículos blindados y estableciendo retenes en los alrededores de los campamentos rebeldes.
Los rebeldes huthis – pertenecientes al zaidismo, una rama del chiismo, mayoritario en el norte de Yemen cuando a escala nacional predominan los sunitas- llegaron en julio a las puertas de Saná al tomar la ciudad de Amran, de la que luego aceptaron retirarse.
Además de la rebelión chiita, Yemen, el país más pobre de la península arábiga, enfrenta la agitación de los separatistas en el sur y la violencia de grupos vinculados con Al Qaeda.