Felipe VI seis meses buscando recuperar su prestigio
Madrid, España | AFP | El rey Felipe VI cumple sus primeros seis meses en el trono inmerso en recuperar el erosionado prestigio de la monarquía española con unas medidas de transparencia, que contrarresten las consecuencias del caso de corrupción que salpica a su hermana.
El monarca, de 46 años, ya prometió en su discurso de proclamación, el 19 de junio, una Corona con «una conducta honesta y transparente».
Publicó así los gastos de la institución, como lo que costó la comida de su proclamación -65.993 euros-, o el presupuesto anual, de 7,77 millones de euros en 2014, un 2% menos que el año anterior.
Dictó también un código de comportamiento para la familia real y el personal de la Casa del Rey: nadie podrá aceptar ahora dádivas «que superen los usos habituales, sociales o de cortesía», como el yate valorado en 18 millones de euros que un grupo de empresarios de las Islas Baleares había regalado a un padre, Juan Carlos I.
Felipe VI incluso ha donado al Estado español dos Ferraris regalados por un jeque árabe al anterior monarca.
En cambio, el patrimonio real de los Borbón sigue siendo un misterio.
Las estimaciones de revistas especializadas lo sitúan en torno a 1.700 millones de euros, pero la Casa Real asegura que dicho cálculo incluye bienes que pertenecen al Estado español.
«Lo que está haciendo es justo lo que necesitaba la monarquía española para recuperar un poco el prestigio que había ido perdiendo», explica Antonio del Moral, catedrático de derecho constitucional y experto en la Corona.
La cacería de elefantes del rey Juan Carlos en Botsuana en 2012, en el peor momento de la crisis económica, y el caso Noos, un escándalo de corrupción en el que está encausada una de las hermanas del actual monarca, la infanta Cristina, fueron carcomiendo el prestigio ganado por la monarquía en la transición tras el franquismo (1939-1975).
Felipe VI cortó, incluso cuando todavía era príncipe, toda relación con Cristina, a la que no invitó a su proclamación y ahora algunas voces piden incluso que ésta renuncie a sus derechos sucesorios.
En el momento de la abdicación de Juan Carlos la popularidad de la monarquía estaba en 3,72 sobre 10, según el barómetro del Centro Investigaciones Sociológicas.
Felipe VI, de 46 años, apoyado en su esposa, la reina Letizia, una experiodista de televisión, parece haber revertido esta tendencia y es, según sondeos de varios diarios, la figura mejor valorada en el país por encima de todos los políticos.
«Hay no sólo un deseo, sino una realización muy concreta de implantar una monarquía muy distinta», asegura César de la Lama, autor de la primera biografía oficial del rey Juan Carlos.
Desde su proclamación, el nuevo rey ha intentado también desempeñar un papel integrador, en un momento de gran tensión con Cataluña, gran región del noreste en pleno auge independentista.
Felipe VI viajó en tres ocasiones a esa región, intentando enviar un mensaje de unidad, en una extensión de la diplomacia que, en otro nivel, Juan Carlos desplegaba a veces para recomponer consensos perdidos con algunos países.
Aunque no tiene la campechanía de su padre, su formación -tiene, entre otros títulos, un máster en Relaciones Internationales por la universidad de Georgetown- le ha permitido ocupar cómodamente su plaza entre los líderes internacionales, como hizo en la última Cumbre Iberoamericana en México.
Su «seriedad le va a granjear simpatías», afirma del Moral, para quien que en esa Cumbre, los presidentes «lo trataron con deferencia».
Sin embargo, para Jordi Matas Dalmases, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona, «la huella del nuevo monarca no se ve por ningún lado».
«Palabrería y viajes, pero pocos resultados. Con tan solo seis meses ya podría merecer el cognomento de Rey remolón», afirmaba en una tribuna publicada por El País.
Felipe VI tiene aún además por delante desafíos como el debate república-monarquía, que «sigue muy vivo», según del Moral.
Del Moral recuerda que el gobernante Partido Popular (PP, derecha) y el Partido Socialista, tradicionales sostenes de la monarquía, «no suman el 50%» del electorado en los sondeos. Y surgen nuevos partidos ciudadanos como Podemos, que piden un referéndum sobre la monarquía.