Estados Unidos enfrenta el dilema de Venezuela
WASHINGTON, (AFP) – Perplejo ante la prolongada crisis de Venezuela, Estados Unidos juega con pocas cartas y se debate entre buscar una solución con apoyo de los países latinoamericanos, que cada vez le escuchan menos, o aplicar sanciones por su cuenta.
Desde el surgimiento a inicios de febrero de las protestas venezolanas, que dejan un saldo de 28 muertes, Washington ha llamado reiteradamente al gobierno a respetar los derechos humanos de los manifestantes y a emprender un diálogo abierto con la oposición.
Pero más de un mes después, el gobierno estadounidense solo ha logrado despertar acusaciones de Caracas de conspirar con opositores venezolanos para sacar del poder al presidente Nicolás Maduro.
«Me imagino que debe haber un poco de frustración», dijo a la AFP, Eric Farnsworth, vicepresidente del Council of the Americas, un centro de análisis en Washington.
En la OEA, 29 países rechazaron la semana pasada una mediación en Venezuela propuesta por Estados Unidos, Canadá y Panamá, y dieron su apoyo al diálogo interno convocado por Maduro en una «conferencia de paz» -que la oposición tacha de farsa.
En cambio, será una comisión de cancilleres, creada por Unasur a solicitud de Caracas, la que acompañará el diálogo entre el gobierno y la oposición a partir de abril.
Tras años de priorizar sus políticas en otras regiones como Medio Oriente o Asia, Estados Unidos tiene «un margen muy pequeño» de maniobra en América Latina, sostuvo un ex diplomático latinoamericano que pidió reserva de su nombre.
En el ínterin, la desarmonía surgió entre los países de la región, aseguraron analistas.
Según Farnsworth la tendencia ha sido valorar más el principio de «soberanía absoluta, lejos de la Carta Democrática (de la Organización de Estados Americanos) y la protección de derechos humanos que la región acordó».
«La frustración es que la mayoría de países latinoamericanos parecen tomar esa misma posición (…) Es muy peligroso», afirmó.
– «Paso a paso» –
Sin un final previsible de la crisis venezolana, Estados Unidos aumentó tímidamente sus apuestas días atrás.
El secretario de Estado, John Kerry, insistió esta semana en que el gobierno de Washington estaría «preparado» para invocar la Carta Democrática Interamericana de la OEA y seriamente activar «sanciones» en Venezuela.
Su contraparte venezolana, Elías Jaua, le respondió llamándolo este viernes «asesino del pueblo venezolano» por supuestamente alentar las protestas.
Y Maduro aseguró este viernes que «hay un desbocamiento de declaraciones, de amenazas de sanciones, de amenazas de intervención. Ha habido lobby de los más altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos. (…) Hoy es evidente el intervencionismo desesperado del gobierno de los Estados Unidos».
Estas acusaciones de Caracas han aumentado las tensiones entre los dos países. Hace pocas semanas se produjo la expulsión de diplomáticos de ambas representaciones.
Maduro luego nombró a un embajador en Washington como gesto para recomponer las relaciones, ante lo que el gobierno estadounidense se mostró escéptico y no ha dado hasta ahora respuesta.
Kerry no ofreció detalles de las medidas, pero analistas concuerdan en que serían similares a las que estudia el Senado para negar visas y retener activos en Estados Unidos de autoridades venezolanas que sean acusadas de violar los derechos humanos de manifestantes.
Pero el efecto de esas medidas, que en el pasado enfocaron a funcionarios venezolanos acusados de narcotráfico, sería muy limitado, dijo el exdiplomático. A Maduro y el gobierno venezolano «no les importan», señaló.
El punto extremo sería tocar los 900.000 barriles de crudo que Estados Unidos compra diariamente a Venezuela, símbolo de los lazos comerciales que han sobrevivido a una tirante relación política durante el gobierno del fallecido Hugo Chávez (1999-2013).
Pero analistas concuerdan que eso está por los momentos descartado.
«Estados Unidos estudia un proceso paulatino, moderado, de paso a paso», dijo Farnsworth.
– Impacto en la seguridad regional
Una reacción más contundente de los países en la región dependerá de la medida en que se profundice la crisis venezolana, en momentos en que el gobierno aprieta las tuercas contra las protestas.
En los últimos días la policía ha expandido su presencia en los focos de protesta y se han multiplicado los arrestos de manifestantes radicales, que salieron a las calles para reclamar por la criminalidad, la alta inflación y la escasez de productos básicos.
«El gobierno venezolano está ignorando a la comunidad internacional, no solo a Estados Unidos», dijo a la AFP Carl Meacham, director para las Américas del Center for Strategic and International Studies.
Para el experto, muchos países observan que un deterioro de la estabilidad política en Venezuela, ya afectada por una severa crisis económica, tendría repercusiones en la región, no menos en el suministro de petróleo barato a Centroamérica y el Caribe y el equilibrio del proceso de paz en Colombia, vecina de Venezuela.
Además de «los valores de la democracia, hay un entendimiento claro de lo que pudiera ocurrir en seguridad para la región», dijo Meacham.
Analistas señalan que Estados Unidos intentará seguir discutiendo el asunto venezolano con aliados como Colombia, México o Brasil.
Pero la historia de intervenciones militares estadounidenses en América Latina sigue siendo muy sensible en una región con varios mandatarios de izquierda, muchos de ellos víctimas en el pasado de dictaduras apoyadas por Washington.
«Es un factor que complica la situación para Estados Unidos», reconoce Meacham.