El BCE, abucheado en Italia, mantiene los tipos de interés
NAPOLES, (AFP) – El Banco Central Europeo (BCE) mantuvo este jueves la principal tasa en el históricamente bajo 0,05% que rige desde septiembre, en su reunión mensual celebrada en Nápoles donde miles de manifestantes gritaban su descontento.
La gran mayoría de los analistas no preveía modificaciones en esta tasa, que sirve de referente para el coste del crédito en la zona euro, y que prácticamente no puede ir mucho más bajo.
Mientras, en la calle, miles de manifestantes congregados en una gran arteria de la ciudad que lleva a Reggia di Capodimonte, una colina donde estaba reunido el directorio del BCE, protestaban contra sus políticas.
«Precariedad, pobreza, desempleo, especulación, liberémonos del BCE», rezaba una pancarta.
Algunos manifestantes gritaban «Block BCE» y «Jatevenne», («váyanse» en dialecto napolitano), y enarbolaban pancartas con la figura de la canciller alemana Angela Merkel, flanqueados por una gran presencia policial.
Tras la decisión de mantener sin cambios las tasas, ahora las miradas están puestas en la conferencia de prensa que ofrecerá a las 12H30 GMT el presidente del BCE, Mario Draghi, tras la nueva caída de la inflación anunciada esta semana.
Draghi «podría empezar a sentirse como el rey Sísifo de la mitología griega», dice Carsten Brzeski, economista jefe del banco ING. «Independientemente de lo que haga el BCE, la economía de la zona euro no responde realmente y más bien sigue flirteando con la estagnación», prosigue.
Según el último dato de inflación (0,3% en septiembre), Draghi tendrá problemas para minimizar el riesgo de deflación, círculo infernal de caída de precios y de salarios, que los guardianes del euro siguen asegurando no ver.
Lastrado por la preocupación sobre la salud económica de la zona euro, el euro cayó el martes por debajo de 1,26 dólares por primera vez en dos años.
Los analistas estarán pendientes de los detalles sobre el nuevo programa de inyección de liquidez en el circuito financiero.
Con el fin de incentivar el crédito en la zona euro y estimular la economía, el BCE quiere comprar, a partir de octubre, productos financieros, los llamados ABS y deuda garantizada. El dispositivo lo completarán ocho préstamos con intereses muy bajos y de largo plazo (TLTRO) (hasta junio del 2016) para los bancos con la condición de que otorguen más créditos a empresas y particulares para reactivar la economía en Europa.
La institución está lista para inyectar cerca de un billón de euros en activos y créditos.
Pero este nuevo programa ha tenido un mal inicio: los préstamos concedidos en el marco del primer TLTRO a mediados de septiembre han decepcionado. Para muchos analistas, el resultado del conjunto de las medidas corre el riesgo de no estar a la altura de las expectativas.
La liquidez de los bancos puede ser abundante, pero la demanda de crédito no acaba de despegar debido a unas perspectivas económicas morosas que disuaden de invertir.
Es el caso sobre todo en Italia, tercera economía de la eurozona, donde el gobierno prevé ahora una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) este año.
Consciente de estos obstáculos, Draghi reclama, además de reformas estructurales, una acción de gobiernos sobre la demanda, en particular, con una bajada de impuestos. Pero difícilmente puede hacer oídos sordos a los llamamientos para hacer más de su parte, es decir, comprar deuda soberana.
«Cuanto menos efecto tengan las medias anunciadas, más probable será la compra de deuda soberana a gran escala», arguyen los analistas de Commerzbank.
Pero esta opción, considerada por muchos como el último cartucho de los banqueros centrales, está muy mal vista por la poderosa Alemania, ya más que escéptica sobre las compras de ABS.