China lanza su primera sonda de ida y vuelta a la Luna
PEKÍN, (AFP) – China lanzó este viernes su primera sonda espacial de ida y vuelta a la Luna, el último paso de un ambicioso programa espacial de Pekín de enviar hombres a este satélite de la Tierra, informaron las autoridades.
«La primera fase de este viaje (…) ha sido un éxito», aseguró la administración estatal de Ciencias, Tecnología e Industria para la Defensa Nacional (SASTIND) en un comunicado.
El lanzamiento se ha efectuado desde la base espacial de Xichang, en el suroeste de la provincia de Sichuan y tiene previsto llegar a la Luna, rodearla y regresar a la Tierra, aseguró en un comunicado.
En total, la sonda tiene previsto recorrer 413,000 kilómetros desde la Tierra a su punto más lejano en ocho días de misión. Tiene previsto aterrizar en la región china de Mongolia interior (norte), según la agencia Xinhua.
Es la primera vez que los científicos chinos tratarán de hacer regresar un módulo orbital, que tendrá que resistir en su viaje de regreso a la Tierra, en particular las altísimas temperaturas que provoca la fricción por el contacto con la órbita terrestre a la que penetrará a una velocidad de 11,2 kilómetros antes de reducirla.
La misión pretende poner a prueba la tecnología que será utilizada en la misión Chang’e-5, (el nombre de la diosa de la Luna en la mitología china), prevista para 2017, que pretende recabar muestras de la superficie lunar.
Medio siglo después del programa Apolo de Estados Unidos, China tiene los ojos puestos en la Luna, donde espera convertirse en el primer país asiático en enviar a un ser humano, probablemente después de 2025.
En diciembre de 2013, el país logró que su sonda Chang’e-3 aterrizara en la Luna y depositara en la superficie lunar un vehículo teleguiado nombrado «Conejo de jade», una misión que fue calificada de «éxito total».
Este vehículo lunar tuvo algunos problemas mecánicos que le dejaron en prolongadas fases de «coma».
China consagra miles de millones de dólares a la conquista del espacio, considerado un símbolo del nuevo poderío de la segunda economía del planeta, dirigida por el Partido Comunista.