Nueva York, tensa y dividida tras el asesinato de dos policías
Después del asesinato de dos policías, la tensión y la división se adueñaron de Nueva York, que vive fuertes roces entre las fuerzas del orden y el alcalde a raíz de las protestas contra la violencia policial de las últimas semanas.
La tragedia registrada el sábado -en la que dos agentes fallecieron tiroteados a sangre fría a manos de un individuo que decía querer vengar las muertes de varios afroamericanos- no hizo más que evidenciar la fractura que se vive actualmente en la ciudad.
Anoche, en un gesto inaudito, un amplio grupo de agentes dio literalmente la espalda al alcalde, Bill de Blasio, a su llegada al hospital donde se encontraban los cuerpos de Rafael Ramos y Wenjian Liu, los dos asesinados.
El gesto, del que hoy se distribuyeron imágenes, deja claro el malestar que existe entre muchos miembros del Departamento por lo que consideran que ha sido una falta de apoyo por parte de De Blasio ante las acusaciones de violencia policial y las protestas que se han desarrollado por ese motivo.
«La sangre de dos agentes de policía ejecutados está en las manos del alcalde De Blasio», dijo en un duro mensaje en Twitter la Police Benevolent Association (PBA), el principal sindicato de policías de la Gran Manzana.
La organización lleva semanas enfrentada al gobierno municipal, al que acusa de no apoyar a la Policía con motivo de las manifestaciones que estallaron a raíz de la decisión de un gran jurado de no presentar cargos contra el agente que supuestamente mató a un negro en julio con una llave de inmovilización prohibida.
A los policías les ha sentado además muy mal que De Blasio mostrara comprensión por las protestas y reconociese en medio de la polémica que ha educado a su hijo Dante, producto de su matrimonio con una afroamericana, sobre los «peligros» potenciales en caso de interactuar con un policía.
A raíz de ello, la PBA comenzó a distribuir entre sus alrededor de 12.000 miembros un documento para que éstos lo firmen y pidan con él que De Blasio no acuda a sus funerales en caso de que caigan en el ejercicio de su trabajo.
No ha trascendido si los agentes fallecidos el sábado habían respaldado esa iniciativa.
Aunque no estalló hasta hace poco, la tensión entre parte del Departamento y el alcalde venía gestándose ya desde la campaña electoral, en la que De Blasio recibió el apoyo de organizaciones e individuos calificados de «anti-Policía» por algunos mandos del cuerpo.
El alcalde, progresista y con pasado en el activismo de izquierda, ha emprendido además desde su llegada al cargo numerosas reformas en la Policía para tratar de mejorar su relación con todas las comunidades de la ciudad, acciones que no siempre han sido bien vistas por los agentes.
George Pataki, exgobernador conservador del estado, también culpó a la «retórica de división y contra la Policía» del alcalde por el asesinato del sábado.
En su primera aparición tras el ataque registrado en Brooklyn, De Blasio subrayó que los ataques contra la Policía son ataques contra todos los neoyorquinos y aquello que valoran.
Las banderas, a instrucción de las autoridades, ondean hoy a media asta en luto por el fallecimiento de Ramos y Liu, mientras continúan las investigaciones.
El autor del ataque, Ismaaiyl Brinsley, que se quitó la vida de un tiro poco después en el andén de una estación de metro cercana, había disparado horas antes a su exnovia cerca de la ciudad de Baltimore, a más de 300 kilómetros de Nueva York.
Según informó hoy The New York Times, Brinsley podría haber tenido problemas mentales, pues en una aparición ante un juez en 2011 reconoció haber estado en tratamiento.
Información El Nacional