Ricardo Darín, el rostro del cine argentino en el mundo, quiere ser un zombie - 800Noticias
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BUENOS AIRES, (AFP) – Ricardo Darín, el rostro del cine argentino en el mundo, vuelve a Cannes como protagonista de «Relatos Salvajes», la única cinta latinoamericana que competirá este año por la Palma de Oro, todo un honor para el actor que sin embargo sueña con «hacer una película de zombies».

El protagonista de «Nueve Reinas» (2000), «El hijo de la novia» (2001) y el «El secreto de sus ojos», el filme de Juan José Campanella que se alzó con el Oscar a mejor película extranjera en 2010, recibió a la AFP en su casa de Palermo Hollywood, un barrio de Buenos Aires, antes de viajar al Festival de Cannes, en el que «Relatos Salvajes», del argentino Damián Szifrón, que protagoniza con Óscar Martínez, Leonardo Sbaraglia, Darío Grandinetti y Érica Rivas, competirá por la Palma de Oro.

 

P: ¿Cómo llegó «Relatos Salvajes» a tus manos?

R: Recibí el guión de ‘Relatos Salvajes’ a principios del año pasado (2013) y luego la dinámica más o menos clásica que ocurre con eso es que lo leí, me fascinó, me pareció fantástico. Tuvimos una serie de cruces y apreciaciones con el director y la producción; quedó supeditado a que tuviera tiempo y espacio para hacerlo, lo tuve y ha sido una experiencia maravillosa.

 

P: ¿Tienes representantes que filtran los guiones que te envían?

R: Por lo general llegan a través de la agencia de mis representantes pero tengo tantos amigos dentro del medio, tanta gente conocida, guionistas, directores, actores, que muchos me llegan por vía directa. No necesariamente todo lo que recibo es para actuar. A veces me dan guiones para que les dé mis apreciaciones porque me he ganado una especie de mínima reputación de buen lector.

 

P: ¿Metes la mano en los personajes que aceptas interpretar?

R: Sí, no en todos. Algo en lo que hago especial hincapié es en la organicidad de un diálogo, en la verosimilitud de una situación.

En este guión en particular, de la película de Szifrón, había muy poco para objetar. Es un cineasta del que creo que vamos a seguir oyendo hablar porque además es una usina de historias que tiene esa maravillosa facultad de bajar al papel todo lo que anda dando vuelta por su cabeza o que capta de sensación térmica en la calle.

 

P: ¿A qué atribuyes el éxito de la mayoría de las películas que protagonizas?

R: ¡No todas han sido exitosas!, -ríe, con guiños de vergüenza ajena-. La verdad es que he tenido mucha suerte y el único cambio posible que eso (el éxito, los premios) me ha producido es cierta presión externa porque se supone que «uno debiera» ser algo así como una garantía de taquilla y todos sabemos que en el fondo eso no existe.

 

P: ¿Crees que una cinta puede ser igual de taquillera contigo o sin ti en el elenco?

R: No creo que yo sea garantía de taquilla. Creo que la verdadera estrella de un espectáculo, sea una obra de teatro, una película, un programa de televisión, es la idea, luego qué libro surge de esa idea y después la combinación química que se hacen en los componentes de un elenco, la dirección, cómo la producción cuida eso. Todo eso arroja una especie de sensación que puede ser magnética o no.

 

P: ¿Reniegas de alguna de tus películas o algún personaje?

R: No reniego de ninguna cosa que he hecho porque simpre ha significado algo. Yo vengo de un matrimonio de actores a los que les costó muchísimo sentir la sensación mínima de estabilidad económica y familiar precisamente por la falta de trabajo, entonces toda vez que a mí me han invitado a hacer un trabajo, siempre lo primero que sentí es agradecimiento y alegría. Después, si además uno tiene la suerte de que eso salga bien y que la gente lo valore, ya digamos que es una fiesta.

 

P: Tras el reconocimiento por «Nueve Reinas» y «El hijo de la novia» ¿Recibiste ofertas del exterior?

R: Sí, pero no mucho. De Estados Unidos me llegaron dos o tres ofrecimientos, pero no quiero decir de quién porque resulta un tanto ingrato decirlo si luego no participé.

Una de esas ofertas vino del cineasta británico Tony Scott pero realmente no podía aceptarlo porque llevaba mucho tiempo trabajando en Madrid y tenía que volver a casa, ver a mis hijos, estar con mi familia – afirmó rodeado de tres perros bulldog francés, mientras su hija Clara y su esposa Florencia veían la tele.

Quizás si a mi eso de trabajar afuera me hubiera tocado a los 30 años, sin estar casado, sin tener familia, sin tener que explicarle nada a nadie, me hubiera tirado de Madrid a Los Angeles, y hubiera probado, pero llegaron en un momento en que eso no me producía curiosidad. A mi siempre me fue bien, no tengo ningún tipo de ambición de repercusión internacional ni quiero llegar a Hollywood. Mi curiosidad pasa por tener buenas historias.

 

P: ¿Te gustaría escribir y dirigir una película?

R: Mi hijo está haciendo su camino como actor (Chino Darín), ha hecho su propia experiencia en producción y permanentemente estamos hablando de que haremos algo, es como una fantasía, un desafío por delante hacer algo juntos, producirlo, escribirlo, dirigirlo, hacer todo lo que compone un largometraje.

 

P:¿Qué género como actor sientes que quieres probar?

R: Me encantaría hacer una película de zombies con un buen libro, he visto dos o tres buenas de zombies y me da mucha gracia. El género de terror me gusta, el suspenso me apasiona. Y mi padre trabajó con un maestro del terror como lo fue Narciso Ibáñez Menta, es como que lo llevo en el ADN: me da miedo, cosa y me da gracia también, me encanta.

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