¿Quién puede comprar un Ferrari en Venezuela?: Se necesitan 100 mil salarios mínimos para eso - 800Noticias
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800 Noticias | @wandordumont

Desde finales del año 2020 Venezuela está viviendo una dualidad de realidades. Pareciera que hay un país perfecto en las redes sociales, mostrado por un grupo minoritario de ciudadanos que puede costearse viajes cada fin de semana, comprar apartamentos y autos de lujo. La otra realidad está representada en la mayoría de los ciudadanos que con dificultad comen al menos dos veces al día.

Lo que debió ser una gran inauguración con bombos y platillos para mostrar el desarrollo del país, terminó siendo un hecho de indignación para los ciudadanos desde enero de 2021, por el anuncio de la apertura de un concesionario de la marca italiana Ferrari.

Recordemos que la marca se había ido del país a mediados del año 2011 por la crisis que empezaba a vivirse en Venezuela. En ese momento el concesionario Ferrari estuvo ubicado en la urbanización Altamira, municipio Chacao, Caracas.

Aunque este nuevo recinto bajo el nombre de Maranello Motorsport aún no está abierto al público como constató el equipo de 800 Noticias. Pero los vehículos ya son exhibidos y la marca del Cavallino Rampante ya está expuesta a las afueras del local situado en la urbanización Las Mercedes, municipio Baruta, también de Caracas.

Según una fuente consultada sólo se pueden ver los carros deportivos con previa cita.

La página web de Ferrari especifica cuáles son los modelos y precios aproximados de los vehículos que ofrece Maranello Motorsport. También se indica que ofrecerán servicios de asistencia y reparación de carrocería.

  • 812 Superfast
  • 812 GTS
  • 296 GTB
  • SF90 Stradale
  • SF90 Spider
  • F8 Tributo
  • F8 Spider
  • Ferrari Roma
  • Ferrari Portofino M
  • Serie Especial
  • Serie Icona

El precio promedio de todos los modelos nuevos mencionados que ofrece la marca supera los 200.000 dólares, lo cual, es totalmente desproporcional a la situación económica que tienen la mayoría de venezolanos.

Recordemos que el salario mínimo en el país (a la fecha de publicación de la nota) es de 10 bolívares mensuales, al cambio oficial del Banco Central de Venezuela (BCV) es de apenas $ 2,1.

Mientras que el promedio del salario en el sector privado tampoco es muy alentador, ya que el monto se ubica al rededor de los 50 dólares.

Un «ciudadano de a pie» necesitaría reunir unos 100.000 salarios mínimos para poder adquirir un Ferrari.

Ante la apertura del concesionario de autos de lujo en el país algunos viandantes consultados dijeron que este tipo de negocios no representan la realidad de pobreza que viven la mayoría de la población.

«Eso forma parte de un sector económico que tiene capacidad de compra, pero la realidad de la mayoría de los venezolanos es muy distinta, una situación de pobreza muy grande», dijo el señor Carlos Armas.


Mientras que Alberto Martínez consideró positivo que se abran concesionarios tanto de alta y de baja gama en el país pese a la crisis que se vive.

Desde que a la administración chavista no le quedó otra que aceptar la dolarización de facto que impusieron los ciudadanos para poder «mejorar» su calidad de vida, Venezuela empezó a frenar gradualmente la inflación aunque hasta la fecha sigue siendo la más alta de América y es la segunda hiperinflación más larga de la historia.

Ensamblaje de vehículos en Venezuela «ha desaparecido»

Omar Bautista, presidente de la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores (Favenpa), señaló que durante todo el año 2021 sólo se ensamblaron en el país ocho vehículos, específicamente camiones Mack. El resto de las compañías automotrices no tuvo producción.

Según el directivo, la cifra no representa ningún crecimiento para el sector, ya que en Venezuela se producían para el año 2006 un promedio de más de 100.000 vehículos anuales, «lo cual, el ensamblaje de carros en el país ha desaparecido».

Asimismo, alertó que las importaciones están desplazando la producción nacional debido a que los repuestos extranjeros están siendo exonerados de IVA y el impuesto de importación, que la producción nacional cancela, lo cual, genera una competencia desleal contra lo hecho en Venezuela y no permite que el sector tenga un crecimiento adecuado.

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