Se cumplen 2 años del tiroteo en escuela de EEUU donde murió un venezolano
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El artista venezolano Manuel Oliver, padre de una de las 17 víctimas del tiroteo en Parkland en 2018, lamenta que el presidente Donald Trump no pueda ser «neutral» sobre el control de las armas en Estados Unidos por recibir donaciones de la Asociación Nacional del Rifle (NRA).
El padre de Joaquín «Guac» Oliver, que murió a los 17 años cuando Nikolas Cruz, dos años mayor, irrumpió en la escuela Marjory Stoneman Douglas y mató a 17 personas con un rifle semiautomático AR-15, lamentó en una entrevista con Efe la influencia de la NRA.
«Antes del tiroteo próximo ya deberíamos tener solucionado el tema de la adquisición de armas y de cualquier irregularidad que exista detrás de esa industria, que son muchísimas. Eso es un problema de dinero y de poder», subrayó.
A través del arte, Oliver junto con su esposa Patricia luchan desde hace dos años para que no haya un tiroteo más.
Ya ha realizado con 40 murales por todo el país en los que «Joaquín es el gran protagonista, no la víctima» y también es el autor de la pieza teatral «Guac: mi hijo, mi héroe», que ya ha recorrido siete ciudades.
El artista y activista venezolano, fundador de Change the Ref (Cambia de referencia), habló con Efe en víspera del segundo aniversario del tiroteo que tuvo lugar el 14 de febrero de 2018.
➡️ Hoy se cumplen 2 años del tiroteo en Parkland donde murieron 17 personas.
➡️ Desde entonces, sobrevivientes y padres de las víctimas luchan para que haya control de armas.
Informa @ElyangelicaNews pic.twitter.com/upABmc1fAu
— Univision Noticias (@UniNoticias) February 14, 2020
P: ¿Cómo han sido estos dos años para usted y su esposa Patricia?
R: Difíciles. El tiempo a mi no me ha enseñado a estar mejor, ni a aceptar esto como mi realidad, el dolor es el mismo. Hemos intentado buscar soluciones para esta injusticia que le sucedió a mi hijo menor y eso es lo único que nos hace de pronto sentir un poquito mejor.
P: ¿Cree que el control de armas ha avanzado después de Parkland?
R: A nivel de crítica social han cambiado muchas cosas, a nivel de política y de leyes han cambiado algunas cosas, dependiendo del estado, pero a nivel cultural en general yo creo que estamos ante un cambio radical, muy parecido al que sucedió con la industria tabacalera hace unos años.
P: ¿Considera que el gobierno de Trump ha hecho algo desde la tragedia?
R: Muy poco. Desde que Joaquín fue asesinado, 80.000 personas han perdido la vida por motivos de violencia de armas, yo creo que el presidente Trump tiene incluso una cierta complicidad (…) por haber recibido 30 millones de dólares en su campaña de 2016 de parte de la Asociación Nacional del Rifle (NRA). Eso lo desacredita para poder ser neutral a la hora de tomar una decisión.
P: ¿Ha intentado reunirse con Trump?
R: No me ha invitado, hubo una invitación colectiva. A las dos semanas (del tiroteo, Trump) fue al mitin anual de la NRA y para mí eso es una ofensa, estamos hablando de vidas de personas, en este caso de la vida de mi hijo. Yo no juego al juego político de que salgamos juntos (con Trump) en una foto y dialoguemos.
Esta pelea yo no la empecé, la empezó un sistema que está quebrantado desde el punto de vista ético, entre otras cosas por el inmenso consumo de armas. No estamos al mismo nivel de reflexión, y los políticos van y vienen.
P: ¿Y con la NRA?
R: No, porque no creo que la Asociación Nacional del Rifle sea flexible en un diálogo, creo que hay unos personajes en todo este debate que simplemente no van a cambiar su punto de vista, sería un desgaste emocional muy fuerte, hay mucho dinero, eso es como tratar con un cartel.
P: ¿Es un agonía para usted el retraso del juicio a Nikolas Cruz?
R: Sí, (pero) no le hemos dado mucha atención al tema legal… creo que no avanzo si me quedo atascado en el tema… aquí no hay justicia que valga, nada me va a devolver a mi hijo, y sé que el destino de este joven no va a ser siquiera cerca del sufrimiento por el cual pudo haber pasado Joaquín ese día. La pena de muerte no va a funcionar de forma que él (Cruz) esté en un edificio, que lo persigan, que esté la gente gritando, que haya cuerpos de jóvenes muertos, que haya sangre, que le metan cuatro tiros, que agonice o no agonice y luego de 12 horas, le avisen a su familia. Eso fue lo que nos pasó a nosotros.
P: ¿Qué es lo que más extraña de Joaquín?
R: Su presencia, su mirada, su picardía, la manera en que nos comunicábamos solo viéndonos, esa conexión que tiene uno con su mejor amigo, eso no tiene reemplazo y eso no lo voy a tener ya nunca.
P: ¿Qué sigue para usted y su esposa en el tema del activismo por el control de armas?
R: Va a seguir evolucionando, cada vez que una persona es víctima, que son cien al día, nuestra tolerancia se debilita un poco, y me he vuelto menos tolerante con la respuesta que veo, creo que este año es crucial, nosotros estamos muy ofendidos y nos asombra que esta nación no esté tan ofendida, que permita que esto suceda.
P: El activismo de los padres se ha politizado entre los que abogan por el control de armas y los que optan por mejorar la seguridad en las aulas. ¿Cómo ve usted esa división?
R: La diferencia es muy clara. Me ha costado lograr definir esto cuando todos pasamos por lo mismo, nuestros hijos fueron asesinados. Esto no solo sucede en las escuelas, los que pensamos de esta forma somos los que no hemos alineado nuestro mensaje con esta administración, porque abarca más lucha, más conflicto.
Hay otros padres que se han esmerado en trabajar el tema de la inseguridad en las escuelas asumiendo que va a haber otro tiroteo, que es lo que más me hace contradecir esa tendencia, porque si nuestros líderes y nuestros movimientos son tan poco eficientes que todo lo que hacemos es en función de que va a haber otro tiroteo, pues entonces estamos muy mal, y mi esposa Patricia y yo estamos tratando de evitar que haya otro tiroteo.