Sangre y softbol en Maracaibo: Al hombre lo dejaron tendido en la primera base
Sugey Díaz / Con información de NAD
Los Sicarios ingresaron al estadio gremial de softbol, profesor Luis Medina Madriz, dentro de La Universidad del Zulia, cerca del medio día. Se aproximaron a Moises David Lugo Vílchez (34) y le dispararon en pleno juego de pelota. Su cuerpo quedó tendido en la primera base delante de compañeros de equipo y familiares que quedaron en shock ante el suceso.
Familiares y presentes corrieron a socorrerlo, pero ya no tenía signos vitales. Había mucha sangre en la tierra, por las heridas.
Los tres sicarios de Lugo llegaron al lugar en un vehiculo Chery Arauca azul, placa AG316KK, efectivos del Cuerpo de Policía del estado Zulia (CPBEZ), a 500 metros de la escena del crimen recuperaron el carro implicado en el homicidio.
Los familiares no permitieron que se acercaran desconocidos al área. Los demás jugadores, parientes y cercanos estuvieron enmudecidos mientras que los detectives hacían su labor. Al ser cuestionados prefirieron hacer silencio o indicar “no sabemos nada, vamos llegando”.
Lugo es oriundo de Los Puertos de Altagracia, municipio Miranda, en la Costa Oriental del Lago, residenciado en la urbanización Nueva Miranda. Los detectives manejan como móvil la venganza, sin descartar otras hipótesis que puedan surgir en las investigaciones.
Fue el segundo atentado
La muerte acechaba a Moisés David Lugo Vílchez (34); sus antecedentes por homicidio, robo y tráfico de estupefacientes en 2006, presagiaban su destino. En 2011 le dispararon 32 veces a su Toyota 4Runner, placa AD674BV, en compañía de Gustavo Fernández (38), otro amigo de apellidos Ramírez Palmar y una fémina. Al salir de un restaurante en el sector Paraíso de Maracaibo. Una bala le rosó el cráneo.
El pasado 29 de octubre de 2011, Moisés David salió del local, en la calle 73 con avenida 16B, a las 5.50 de la tarde y desde un Ford Fusión gris oscuro, placa LDX-87X, les dispararon tres delincuentes con pistolas nueve milímetros y selector de tiro.
En medio de la balacera Moisés y sus amigos se refugiaron detrás de otro vehículo, sacaron sus pistolas y se defendieron. Tres balas alcanzaron a Fernández y nueve a Ramírez Palmar, mientras que Lugo brotaba sangre de una pequeña herida en la cabeza. Los atacantes huyeron en otro vehículo que los buscó y las víctimas abordaron la Toyota para ir hasta el Hospital Universitario de Maracaibo (HUM).
En la emergencia del centro médico intervinieron quirúrgicamente a los heridos. Gustavo Fernández murió cuatro horas más tarde; Ramírez Palmar estaba estable, mientras que a Moisés lo dieron de alta la misma noche del atentado.