+ VIDEO | Rousseff ante el Senado: «Estamos a un paso de concretar un verdadero golpe de Estado»
EFE
La presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, comenzó a presentar este lunes sus alegatos finales en el juicio político que enfrenta en el Senado y afirmó que siente «el gusto amargo y áspero de la injusticia».
Ante los 81 senadores, constituidos en jueces y dirigidos por el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski, como garante constitucional del proceso, Rousseff insistió en su inocencia y avisó que «no esperen» de ella «el obsequioso silencio frente a los cobardes que pretenden atentar con el Estado de Derecho».
«Estamos a un paso de la consumación de una grave ruptura institucional, de concretar un verdadero golpe de Estado», denunció.
«Vengo a mirar directamente a los ojos de sus excelencias y a decir con la serenidad de quien nada tiene de qué responder que no cometí crímenes de responsabilidad», dijo.
«Soy acusada injusta y arbitrariamente», insistió Rousseff, que reiteró que las acusaciones de maniobras fiscales en las que se basa el juicio político en su contra son «pretextos para derribar a un Gobierno legítimo» y «viabilizar un golpe» amparándose en la Constitución.
Recordó que su compromiso político se remonta a los años de lucha contra la dictadura militar, cuando fue torturada y encarcelada, un periodo en el que «tenía miedo de la muerte y de las secuelas de la tortura». «Pero no cedí, resistí», agregó.
Ahora, «a los casi 70 años, después de ser madre y abuela, nunca renunciaría a los principios que siempre me guiaron: Tengo un compromiso con mi país, con la democracia y el Estado de Derecho».
«He sido intransigente en la defensa de la honestidad y la gestión pública», subrayó.
«No lucho por mi mandato, por vanidad o apego al poder», añadió. «Lucho por la democracia, por la verdad y la justicia, por el pueblo de mi país», afirmó la presidenta suspendida de Brasil, que se mostró serena y utilizó un tono firme en su discurso ante el pleno del Senado.
Aclamada por simpatizantes
La presidenta suspendida de Brasil llegó hoy al Senado para presentar personalmente su defensa en una de las últimas audiencias del juicio político en que puede ser despojada el cargo y que concluirá esta misma semana.
Rousseff se presentó en el Senado arropada por algunos dirigentes de izquierdas, encabezados por su antecesor y padrino político Luiz Inácio Lula da Silva, y fue aclamada por unos 200 simpatizantes que se congregaron frente al Parlamento, bajo una estrecha vigilancia policial.
«Dilma, guerrera de la Patria brasileña», cantaron los defensores de Rousseff, quien fue recibida por el presidente del Senado, Renán Calheiros, y muchos senadores de su menguada base política, de los que recibió un ramo de flores que agradeció sonriente y aparentando calma y confianza.
La comitiva de Rousseff también la integraban algunos de sus exministros y conocidos intelectuales y artistas, como el cantautor Chico Buarque.
La exposición de Rousseff ante el pleno del Senado, constituido en tribunal y dirigido por el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Ricardo Lewandowski, garante constitucional del proceso, será uno de los puntos culminantes del juicio político en que, entre martes y miércoles, se decidirá si finalmente es destituida.
La mandataria presentará sus alegatos finales durante media hora, un tiempo que puede ser duplicado si Lewandowski lo decide, y luego responderá las preguntas que puedan formular los 81 senadores, de los cuales 45 ya se han inscrito para el interrogatorio.
Según las previsiones del Senado, la audiencia de hoy se puede prolongar hasta la madrugada del martes, tras la cual se espera que la sesión sea suspendida para ser retomada por la mañana.
Se abrirá entonces un espacio para debates que será seguido por la última votación, en la que Rousseff será despojada finalmente del cargo si así lo decide una mayoría cualificada de 54 votos, que representa dos tercios de los escaños del Senado.
Según encuestas realizadas por la prensa local, esa mayoría ya estaría constituida y llegaría a unos 56 de los 81 senadores, frente a apenas unos 18 volcados en absolver a la mandataria, quien en ese caso recuperaría el poder una vez que se publique la sentencia.
Rousseff responde por la emisión de tres decretos que alteraron los presupuestos sin la venia del Congreso y atrasos en depósitos en la banca pública que generaron costosos intereses y se configuraron como créditos, según sostiene la acusación y niega la defensa.
La fase final del proceso comenzó el pasado jueves e incluyó hasta ahora la presentación de testigos de la defensa y la parte acusadora, en medio de acalorados debates entre los detractores y defensores de Rousseff.
Ese clima de tensión de las audiencias previas podría repetirse hoy durante la comparecencia de la mandataria, aunque senadores de la base que exige su destitución han dicho que «el tono» del debate será marcado por la propia Rousseff.
«El tono de su exposición marcará el tono del debate. Si ella es respetuosa, habrá respeto, pero si su tono fuera otro, la respuesta será a la misma altura», declaró el senador Aécio Neves, uno de los que encabezan la línea favorable a la destitución.
En caso de que el Senado desaloje a Rousseff del poder, su mandato que vence el 1 de enero de 2019 será completado por Michel Temer, quien como vicepresidente la sustituye en forma interina desde que fue suspendida de sus funciones, el pasado 12 de mayo.