Rondón: Venezuela en este momento es bastante peor que la cueva de Alibaba
Agencia
César Miguel Rondón es un ícono de la radio venezolana. Su voz inconfundible se convirtió durante más de 47 años en un clásico de la mañana venezolana. Pero hace dos años sufrió lo que muchos. «Todos tenemos un número con este régimen», aseguró el pasado 1 de agosto el diputado Juan Andrés Mejía durante la presentación del Plan País Agroalimentario en Buenos Aires. Y el número de Rondón llegó en 2017, cuando a raíz de la censura de la dictadura de Nicolás Maduro se vio obligado a dejar el programa que encabezaba en la cadena Circuito Unión Radio y se exilió en Estados Unidos. «Nuestro país pide a gritos información», indicaba al anunciar esa decisión. Por eso, ahora emite su programa («Al Punto y seguimos») en sus redes sociales.
El también escritor y productor de televisión, de 65 años, fue elegido para moderar la presentación del Plan País, que se desarrolló en la capital argentina. Su presencia fue más parecida a la de un actor o deportista, que a la de un periodista. Al ingresar al Anfiteatro de la Fundación Beethoven recibió una acalorada ovación de los más de 300 venezolanos presentes. Al término del evento, permaneció casi media hora parado en el mismo lugar, mientras decenas de personas pasaban de a una para tomarse una fotografía con él.
Al día siguiente, horas antes de regresar a Miami, el prestigioso periodista venezolano visitó Infobae para hablar de varios temas: la diáspora venezolana, la dictadura chavista, Maduro e incluso dejó un mensaje contundente de cara a las próximas elecciones en Argentina, que se desarrollarán a fines de octubre: «Tiene que estar muy pendiente toda América Latina».
-Fue muy importante la convocatoria que tuvo la presentación del Plan País Agroalimentario aquí en Buenos Aires. ¿En qué consiste puntualmente el Plan País que promueve el gobierno de Juan Guaidó?
-El Plan País es la iniciativa que se ha llevado adelante por los que hacen frente a la dictadura de Maduro, encabezados por el presidente encargado Juan Guaidó, y se ha convocado a todo tipo de expertos de todo tipo de disciplinas para elaborar un plan que permita establecer la recuperación del país. Después de haber visto la destrucción de un país, otrora próspero, otrora con muchísimas riquezas, convertido en un país paupérrimo, entre otras cosas por corrupción, negligencia, pésimas herencias e improvisación, lo menos que puedes hacer para el día después es ser improvisado. La idea, aparte de que hay un trabajo político específico para salir lo más pronto posible de la dictadura, hay que prepararse para ese día después. Ese Plan País, ese inmenso proyecto, tiene una característica que para mí es muy importante. Si bien está motorizada por la dirigencia política, sobre todo que es una dirigencia política muy joven, esa dirigencia política ha convocado a toda la nación: expertos, gente interesada, voluntarios. Pero no son solo los venezolanos que estén en zonas elites, afuera en el exterior o en el país, sino todos los venezolanos. La recuperación de Venezuela es tarea de todos, y allí que se organicen estas reuniones en espacios abiertos, en un teatro, donde se le ponga el tanto al exilio venezolano, a la diáspora de qué es lo que está ocurriendo, cuál es el Plan País. El capítulo de ayer puntualmente fue el del plan agroalimentario porque estamos padeciendo terribles condiciones de desnutrición. Era un país que se podía abastecer en un 70%, según lo que dicen los expertos, y hoy por hoy prácticamente se está importando todo. Entonces, medidas urgentes a tomar, qué es lo que se piensa hacer, para decírselo a los venezolanos que están afuera y para que esos venezolanos sepan qué aportar, y para que puedan sumarse a todo el proceso. En definitiva, la reconstrucción de Venezuela es tarea de todos los venezolanos, en todos los niveles de colaboración que puedan ejercer.
-Durante el evento tanto usted como el resto de los oradores, entre los cuales se destacaron diputados de la oposición y especialistas en el campo agroalimentario, destacaron que la reconstrucción de Venezuela se va a lograr «entre todos». Siendo uno de los millones de venezolanos que se encuentran fuera de su país por la persecución del régimen, ¿qué encuentra en el venezolano cuando viaja a diferentes países, cómo lo ve?
-Tengo dos años fuera del país. Yo pensaba que iba a ser el último, el que iba a apagar la luz, pero prácticamente la condena, las críticas públicas que me hizo en cadena de radio y televisión Maduro, me hicieron movilizarme. El venezolano que está afuera ha salido en varias oleadas, todas muy recientes. Todas acentuadas desde el 2014-2015. Es decir, son migrantes del tiempo de Maduro. No es que Chávez lo hubiese hecho bien, pero Chávez gozó de bonanza y la penuria venezolana no la sentíamos hasta estos tiempos de Maduro. No sólo le cayeron los precios del petróleo, sino que ha sido un despilfarrador, un pésimo gerente, además de ser él y su camarilla seres extremadamente corruptos. El venezolano que está afuera está afuera contra su voluntad; unos de manera más fuerte, como los exiliados políticos, otros no tanto. Pero el venezolano que siempre estuvo tan arraigado a su país, que nunca emigró, sino más bien siempre recibió migrantes de todas partes, argentinos, chilenos y uruguayos en los setenta, antes europeos, españoles, italianos, portugueses, luego en los ochenta colombianos, ecuatorianos, peruanos… El venezolano siempre ha estado ahí, y de repente se vio obligado a irse. Cuando tú tienes un ciudadano que recién ahora se va, que pasa a ser la primera generación del migrante, es un ciudadano que tiene el país demasiado encima, un ciudadano que tiene su país de origen por todas partes. El venezolano, en medio de todo, es trabajador, es disciplinado… El venezolano no sale a mendigar, sale a trabajar. Y si el ingeniero tiene que hacer de Glovo, lo hace. Hay que llevar algo de comida a la casa. Entonces es un venezolano que se siente herido porque hasta ayer vivía en prosperidad. Además vivía en un país que le habían dicho que era el más rico de América Latina, cosa que no era del todo cierta. Porque que tengas mucho petróleo no quiere decir que seas un país rico. Pero había de todo en Venezuela. Desde la instauración de la democracia en Venezuela, a finales de los cincuenta, Venezuela vivió un proceso de movilidad social impresionante, surgió una clase media maravillosa, profesional, capaz, que es mi generación. Mi generación vivió lo mejor de la democracia, y ahora los jubilados viven con pensiones de 2-3 dólares al mes. Entonces estás hablando de un ciudadano que tiene que migrar a todas las edades. Salen forzados por las circunstancias. Hoy el venezolano está alumbrado, encandilado, quizá no ha terminado de asimilar lo que le ha ocurrido, y está a la intemperie. El inmigrante venezolano es literalmente un caminante que deambula por la América del Sur.
-¿En su mayor parte los ve golpeados o esperanzados?
-Es una mezcla de ambas. Una mezcla un tanto contradictoria… El venezolano está muy golpeado, está herido, pero siempre está esperanzado. A veces con algún arrobo de ingenuidad, o con convicción, pero todo venezolano te va a decir siempre que la esperanza es lo último que se pierde.
-En este proceso de reconstrucción, uno analiza Venezuela y ve que todos los sectores están en crisis: el económico, el social, el político, el institucional… ¿Cuál es el principal factor que se debe atender en primer término para iniciar la reconstrucción del país, una vez que acabe la dictadura?
-Tiene que haber un proceso de reinstitucionalización. El concepto de reinstitucionalización para un país que destrozó todo su andamiaje institucional es muy complejo. Entonces para lograrlo necesita el concurso de todos; todos tenemos que mover escombros, todos tenemos que poner algún ladrillo. Eso supone un proceso muy difícil de reconciliación; supone entender que todos estamos obligados, y todos estamos comprometidos. Algo de lo más nefasto que ha dejado el chavismo fue la siembra del odio. Venezuela no era un país que odiaba, pero después de 20 años de gobernantes que lo único que han hecho es inyectar odio y venganza, como lo han dicho… Por ejemplo, Delcy Rodríguez, la vicepresidenta, dijo que eso era la venganza personal de ella y su hermano, porque su padre murió en torturas, entonces millones de venezolanos han pagado una venganza personal, por desadaptación, por traumas de Hugo Chávez, o de este individuo Maduro, o de Cabello… Toda esta camarilla, que a la larga lo que hemos visto es que son delincuentes. No es de gratis que el vicepresidente de industrias esté entre los más buscados narcotraficantes por Estados Unidos. Esta gente sembró odio. Y ese odio provocó muchísimo daño. El venezolano que va a reconstruir el país tiene que estar libre de ese odio. Tiene que cargarse más bien de la luz del optimismo para el proceso de reconstrucción. Por eso, volviendo al principio, al Plan País, como proyecto, como concepto, es magnífico, porque es global. Está llamándonos a todos a nuestras mejores capacidades, y no tiene nombre y apellido; no es que es el proyecto de fulano de tal, es el proyecto de los venezolanos de este tiempo.
-Siguiendo en esa línea, y vinculándola con la actualidad, en estos momentos se desarrollan negociaciones en Barbados entre delegados de Guaidó y Maduro. ¿Qué opinión tiene sobre este proceso? ¿Teme que un eventual acuerdo pueda atentar contra este plan de reconstrucción que se está trazando?
-No creo que atenten. Cuando dicen todas las opciones están sobre la mesa, son todas las opciones. Sólo que algunos quieren ver más una opción que todas las demás. ¿Pero qué ocurre? Cuando usted está en un proceso que necesita salir lo más pronto posible de esta dictadura oprobiosa, usted no puede descartar nada. La comunidad internacional, Grupo de Lima, OEA, Estados Unidos, Unión Europea, todos convocan a la salida negociada. Negociación para que vaya a elecciones. Elecciones libres, transparentes, confiables y creíbles. Se han intentado muchas fórmulas. Desde la asonada golpista, que es tradición, está en el menú de todas las transiciones latinoamericanas, lamentablemente, hasta una eventual intervención militar extranjera. Para que se de la intervención extranjera se necesita algún extranjero que quiera intervenir. Si ningún militar extranjero quiere intervenir usted no está haciendo nada. En ese interín, tienes que hacer un trabajo político en tu país, fuera de tu país, y para ello están los representantes diplomáticos del gobierno interino, y para algo está llevando adelante la Asamblea Nacional, que preside Juan Guaidó. En medio de esto, en Europa Noruega propone una mesa de negociación. Negociación, ahí no se está dialogando. Ahí se va a negociar, y por lo que hemos sabido están buscando la opción electoral. En los proceso de negociación sólo importa lo que se dice dentro, a puertas cerradas. Lo que se diga afuera no tiene sentido porque estamos hablando de estridencias. Es decir, cuando Le Duc Tho se sentaba con Kissinger en París, en la primera mitad de los setenta, para hablar de la paz en Vietnam, en Vietnam seguían los bombardeos, las intervenciones militares. Parece paradójico, pero una cosa no tiene que ver con la otra. Si se logra una solución vía Barbados-Noruega, bienvenida sea. Si no se logra, se hizo el intento. Pero creo que muchos de los ataques a Barbados se hacen por intereses mezquinos dentro de la oposición. Me parece bien que no sepamos qué se está discutiendo y ya veremos si se logra humo blanco, qué ocurre con ese humo blanco. ¿Pero sino qué va a hacer usted? ¿Va a cerrar una puerta que quizá sea la opción? Además de que el gobierno de Noruega está llevando esta iniciativa con el apoyo, entre otros, de Estados Unidos, que para muchos sería el principal extranjero militar. De manera tal que si todas las opciones están sobre la mesa, Barbados es también una de ellas.
-Muchos se muestran escépticos sosteniendo que el régimen de Maduro lo único que busca es tiempo. ¿Si finalmente no se llega a un acuerdo éste sería el último paso a agotar para lograr una solución pacífica?
-No, porque no es Barbados antes que otras opciones. Son todas a la vez. Porque se aprueba el TIAR, yendo a Barbados, y ya veremos el camino del TIAR a dónde avanza, y el camino de Barbados. Mientras tanto, en Venezuela se sigue forzando cualquier otro mecanismo: la presencia de calle, la presencia política en otros diversos escenarios, y a su vez el régimen sigue en su ofensiva, sigue torturando, sigue asesinando, sigue desmantelando la Asamblea Nacional, poniendo presos, expulsando, haciendo que algunos diputados se vayan al exilio, otros están torturados en las mazmorras del Sebin. Es curioso, pero en esas opciones sobre la mesa hay algunas que quizá no sospechamos, y que también puedan estar allí. Fijate… La gente suele insistir en que Maduro quiere ganar tiempo. Maduro funciona como el alcohólico anónimo. El alcohólico anónimo es un día a la vez. Hoy no bebo. Soy capaz de decir mañana no bebo, porque yo no se si llegue a mañana sin beber. Pero otro hoy no bebo, y así voy un día a la vez. Para Maduro, cada día en el Palacio de Miraflores es su victoria. Pero cada día de Maduro en el Palacio es más venezolanos pasando hambre, más miseria, más inflación, más dificultades, y tienes a una camarilla, a una mafia de individuos, una pandilla de delincuentes, que como su único interés es seguir en el poder, han hecho todo por permanecer allí. Entonces han abierto las puertas al ELN, a las disidencias de las FARC, tenemos Hezbollah abiertamente en el país, todo lo que supone el narcotráfico. Venezuela en este momento es bastante peor que la cueva de Alibaba. De Maduro hay que salir lo antes posible, pero además hay que salir de la mejor manera posible. Porque no es sacarlo por sacarlo, es sacarlo dejando ya el camino allanado para que podamos venir a recoger los escombros. Si una vez que bombardeas no pueden entrar las fuerzas de salvamento a retirar los escombros, todas las personas que están bajo esos escombros van a morir asfixiadas y apedreadas. Eso es lo que hay que evitar. No podemos pretender que la cura sea peor que la enfermedad. Nadie quiere que Maduro siga. Nadie. Como dicen, ni siquiera los propios chavistas. Pero, ¿qué hace el señor El Aissami si Maduro cae? ¿Adónde se va a esconder, si es considerado el narcotraficante número uno del mundo? La señora Cilia Flores, que tiene dos sobrinos criados por ella, presos en Estados Unidos por narcotraficantes y en este momento a sus tres hijos y a su nuera les han dictado medidas también en Estados Unidos por lavadores de dinero. ¿Qué hace la señora Cilia Flores y su condenada prole? O el señor Maduro. ¿Adónde van? ¿En qué lugar del mundo se pueden refugiar? Ese es un punto a considerar.
-¿Piensa que Rusia, China o Cuba, sus principales aliados, no lo quieren recibir?
-El sah de Irán, Reza Pahlavi, una vez que cayó vivió un peregrinaje espantoso por el mundo porque nadie lo quería. Y mira que era uno de los protegidos de Occidente en tiempos de Guerra Fría. Terminó en la isla de Contadora. Yo no creo que le vaya a ocurrir algo parecido. Pero si los venezolanos son unos parias en estos momentos, deambulando por la América Latina, quien los volvió en esa condición va a terminar en paria. ¿Y dónde va a refugiarse? No sé, a lo mejor quiere que vuelva la señora Kirchner al poder para venir a disfrutar de Buenos Aires.
-¿El venezolano teme una vuelta de Cristina al poder?
-Lo debe temer la Argentina y lo debe temer América Latina.
Cristina Kirchner y Nicolás Maduro se deben mucho el uno al otro
-¿Por los vínculos de su gobierno con el de Maduro?
-Por lo que han sido. El populismo ha sido nefasto porque funciona con lo inmediato. Funciona con que te voy a dar una migajita de esto y tú vas a quedar contento con esa migajita. El populismo es un gas, un spray. Creo aquí una nebulosa y no vas a ver nada. Para buena parte de la población argentina y en medio de las dificultades económicas que están pasando, esa nebulosa que dejó el kirchnerismo, que se fue antes de ayer prácticamente, no estamos hablando de 20 años atrás, puede ser atractivo todavía para el pueblo argentino. Y el pueblo argentino como tal no tiene que verse en la obligación de tomar un lente macro para ver a distancia los problemas de la América Latina. Todos sabemos lo nefasto que ha resultado eso que se ha llamado el socialismo del siglo XXI para la América Latina; todos sabemos lo nefasto que ha sido el paso del chavismo. Los venezolanos quizá vemos con más vehemencia al respecto porque somos los dolientes directos, porque además de nosotros salió el engendro, salió el monstruo este. Pero mira qué daño nos ha hecho a todos. De manera tal que creo que la próxima elección en Argentina no es una elección entre dos candidatos, es una elección muy delicada, de la cual tiene que estar muy pendiente toda la América Latina porque sus consecuencias van a ser fuertes, gane quien gane.
-¿Si Cristina vuelve, y en medio de la enorme presión internacional que existe en la actualidad sobre Maduro, no cree que el kirchnerismo opte por desmarcarse un poco de la dictadura chavista?
-Si son compadres. Yo no creo que se desmarquen nunca. Se deben mucho el uno al otro.
-¿Políticamente o por otras cuestiones?
-Quizá políticamente sea lo de menos, pero se deben mucho.
-Ya en su época se han denunciado casos de corrupción entre ambos gobiernos. Uno de los casos más resonante aquí fue la valija de Antonini Wilson…
-La famosa valija… Nosotros en Venezuela decimos la maleta. Sólo Antonini Wilson tenía una valija con tanto dinero. El caso De Vido… Las corruptelas entre los Kirchner y sus más cercanos, y Hugo Chávez y sus más cercanos, porque esto no es de Maduro solamente, esto viene desde Chávez, son muchas, son nefastas. Basta ver el cinismo con el que se comporta la señora Kirchner. Esa frase infeliz que dijo: «Si yo seguía en el poder decían que íbamos a terminar pasando hambre como en Venezuela, ahora no estoy en el poder y estamos pasando hambre». Ella no puede comparar la crisis económica, muy puntual, argentina, con el proceso de crisis humanitaria que se vive en Venezuela. Es banalizar, es menospreciar, es humillar a los venezolanos, es insultar a los argentinos con una frase de ese tenor. Porque son fenómenos muy distintos. El informe Bachelet resultó una bofetada muy grande para la izquierda latinoamericana, para Maduro que lo considera una traición. Porque no solo dice verdades, verdades contundentes, suficientemente documentadas, sino porque lo dice una izquierdista. Lo dice una señora que ha sido dos veces presidenta de Chile por el Partido Socialista chileno, cuyo padre fue asesinado en torturas. Ella misma torturada. Llegó a formar parte de ese liderazgo izquierdista. Pero lo que está ocurriendo con Venezuela, y es lo que puede ocurrir en Argentina, va más allá de esa visión para mí ya un tanto extemporánea o anacrónica de izquierdas y derechas. Es dictadura bajo el sofoco del populismo versus democracia, con todas sus imperfecciones, pero democracias son siempre opciones abiertas. La opción de elegir, de cambiar. Nicolás Maduro la mayor enseñanza que le ha seguido a Hugo Chávez es permanecer hasta el final. Maduro quiere salir muerto de Miraflores como salió Hugo Chávez. Pero Hugo Chávez murió de cáncer, por él hubiera sido eterno. Y Chávez deja a su heredero, como si fuera un monarca socialista que piensa en el pueblo. Mentira. Presidente obrero. Mentira. Son sencillamente criminales y su única obsesión es el poder, por el poder mismo.
-¿Pese a las presiones no cree que Maduro quiera dejar el poder?
-No, yo creo que quiere quedarse hasta el final. Él no debe concebir que tiene vida fuera de las paredes de Miraflores. Y digo las paredes de Miraflores literalmente porque él no sale del Palacio de Miraflores. No tiene adonde ir. Ni siquiera en la avenida Urdaneta, que es la avenida que está frente al Palacio. No tiene adonde ir, ni en las calles de Venezuela ni en ningún lugar del mundo.
-Para finalizar, ¿cómo ve a Venezuela en un año?
-Espero seguir viendo a Venezuela dentro de un año. Espero verla mejor. Espero verla libre. Espero verla democrática, pero espero seguir viendo a Venezuela. Es probable que al ritmo que llevemos se le caigan letras al nombre.
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