Roma rinde homenaje al viaje que realizó Picasso a Italia hace 100 años
Efe
La exposición «Picasso. Entre cubismo y clasicismo: 1915-1925″, presentada este jueves en las Scuderie del Quirinale de Roma, es un homenaje al genio español en el centenario del viaje que realizó a Italia, que influyó en su arte y en su vida.
La muestra abre sus puertas al público desde mañana y hasta el 21 de enero y presenta más de 100 obras de Picasso, entre pinturas, acuarelas, diseños, fotografías, cartas y otros documentos, explicó hoy a Efe el director del complejo del Quirinale, Matteo Lafranconi.
Las obras proceden de algunos de los museos más prestigiosos del mundo, entre ellos el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, la Fundación Museo Picasso de Barcelona, el MoMa, el Metropolitan o el Guggenheim de Nueva York, y también del Centro Pompidou o el Museo Picasso de París.
Se presenta así como una de las más importantes exhibiciones de Italia dedicadas al genio español, un recuerdo y homenaje al viaje que realizó en 1917 a Italia con su amigo el escritor francés Jean Cocteau.
«En Italia comienza, renovando sus raíces españolas, a mezclar un lenguaje que es el del arte clásico con un lenguaje popular», detalló Lafranconi, antes de señalar que aquel periplo supuso para el artista español «un encuentro con el arte clásico, el arte de la antigua Roma, Nápoles y Pompeya».
Entre las obras que se podrán ver en esta exhibición, comisariada por Olivier Berggruen y Annunciata von Liechtenstein, está el óleo sobre lienzo «Pablo vestido de Arlequín», pintado en 1924.
La figura del arlequín es una de las más representadas por el genio malagueño y se puede ver en cuadros como «Arlequín», un óleo sobre lienzo realizado en 1917 y que forma parte de la colección permanente del Museo Picasso de Barcelona, o «Arlequín con espejo», un óleo sobre lienzo de 1923 y propiedad del Museo Thyssen de Madrid.
El interés incansable de Picasso por cambiar, por no «estar prisionero en un estilo» como podía ser el cubismo se aprecia en muchas de las creaciones ahora expuestas, algunas de ellas «raramente exhibidas en público» como «Saltimbanqui sentado con brazos cruzados», de 1923 y propiedad del Museo de Arte Bridgestone de Tokyo.
El recorrido se estructura en dos plantas, una primera que recoge solo pinturas y una segunda que «se basa en dibujos y grabados que testimonian qué importancia tiene para Picasso el diseño, el proyecto, el momento creativo».
Entre los cuadros expuestos, se pueden ver también «Dos mujeres que corren en la playa», de 1922, o «La flauta de Pan», de 1923, ambos propiedad del Museo Nacional Picasso de París.
Ya en el segundo piso se exponen retratos y autorretratos pintados con lápiz, cartas, fotografías e incluso un traje diseñado por Picasso para el ballet «Parade», del coreógrafo Léonide Massine, en 1917.
Picasso llegó a Roma en febrero de 1917, junto a su amigo Cocteau, que lo había animado a participar en la producción del ballet «Parade», que debía estrenarse en Rusia de la mano de Sergej Djagilev.
Fue precisamente en Roma donde Picasso diseñó algunos de los trajes que vestirían los actores de aquel espectáculo, recuerdan los organizadores de la exposición en los grandes paneles informativos.
Poco después de su llegada a Roma, se enamoró de Olga Chochlova, una bailarina ruso-ucraniana que pronto se convirtió en su fuente de inspiración, su esposa y madre de su primer hijo.
El viaje de Picasso a Italia fue fundamental a nivel personal y también a nivel artístico, y tras su visita a la capital italiana viajó a Nápoles para dejarse fascinar por su cultura.
Italia ha querido este año rendir homenaje a esta época de la vida de Picasso, que tan solo duró dos meses pero que le marcó de forma notable para el resto de su trayectoria profesional.
El pasado abril, el Museo de Capodimonte en Nápoles presentó la exposición «Picasso y Nápoles», cuya obra central era «Parade», una obra de Picasso de 17 metros de largo y 11 de altura, en la que se entremezclan payasos, bailarines, animales en un original circo. EFE