Río recibe el 2020 con nuevo récord de asistencia
EFE
La emblemática ciudad brasileña de Río de Janeiro cerró el 2019 con un nuevo récord en su tradicional fiesta de Año Nuevo, con las 2,9 millones de personas que se dieron cita en la icónica playa de Copacabana para disfrutar del espectáculo de luces, música y color que dio la bienvenida al 2020.
Con trajes blancos y espumante en las copas, cariocas y turistas que llegaron de todo Brasil y de diferentes partes del mundo, vieron el cielo cubrirse de color con un moderno espectáculo de juegos pirotécnicos que deslumbró a los asistentes durante la fiesta de fin de año conocida en el país tropical como «Reveillón».
Acompañado de una banda sonora original que incluía desde música clásica, hasta samba, pasando también por el moderno funk, el colorido show se destacó por las originales formas de las luces y efectos en tercera dimensión nunca antes vistos en la «cidade maravilhosa».
En total fueron 16,9 toneladas de pólvora que distribuidas desde 10 balsas brindaron durante 14 minutos un espectáculo visual que dejó atónitos a los asistentes en la playa de Copacabana.
Muchos de los turistas que disfrutaron de la fiesta de Año Nuevo llegaron desde tempranas horas del martes a la playa de Copacabana para separar un lugar privilegiado al borde del mar para ver el espectáculo.
Las ceremonias tradicionales de Año Nuevo, como saltar las siete olas a media noche y lanzar flores al mar, como ofrenda a Lemanjá, la diosa del mar, para pedir deseos, también se vieron con la llegada del 2020.
La fiesta se extendió hasta altas horas de la madrugada con presentaciones musicales que se distribuyeron en varios palcos por los casi cuatro kilómetros de longitud que tiene la playa más icónica de Brasil.
El cantante de samba Diogo Nogueria y la batería de la escuela Mangueira fueron dos de los espectáculos musicales más aplaudidos de la noche.
La bienvenida del nuevo año también estuvo presente en el Cristo Redentor, el símbolo más representativo de Brasil y principal sitio turístico de Río de Janeiro.
La gigantesca estatua de 38 metros de altura que con sus brazos abiertos bendice a la «cidade maravilhosa» desde hace 88 años recibió una iluminación especial con base en proyecciones multicolores que podían verse desde diferentes partes de la capital fluminense.