Rigoberta Menchú dice que periodo de «convulsión» genera «depresión social»
EFE
La líder indígena guatemalteca y premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú, dijo este lunes que tanto EE.UU. como otros países de América Latina se encuentran en medio de una «convulsión», que genera «expectativas y depresión social, porque la gente cree que puede perder mucho».
En una rueda de prensa en el marco de su participación en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, la activista quiso dar un mensaje de «optimismo» contra el miedo, porque independientemente de quién se ponga al mando de un país, «hay muchas normas, convenios y tratados» que dan garantías.
«Hoy no se puede permitir impunidad ni en las naciones ni entre las naciones», señaló Menchú (Uspantán, Guatemala, 1959).
Asimismo, existen precedentes en las cortes de derechos humanos internacionales sobre delitos contra la humanidad, por lo que no hace falta caracterizar de nuevo lo que significan conceptos como «desaparición forzada» o «tortura».
Por el contrario, sí habría que configurar nuevas agendas en temas como «violencia urbana» o «esclavitud contemporánea», problemas derivados de las desigualdades que desencadenó el modelo neoliberal.
Los que ganaron con el auge de los tratados de libre comercio, afirmó Menchú, «ya han ganado, pero los perdedores son la inmensa mayoría de la población», y ya ha quedado atrás la idea de que «lo urbano era el espejo del progreso».
Consideró que con la tecnología, un «patrimonio universal», también se corre el riesgo de aumentar la brecha de la desigualdad: «¿Quién es el dueño de la tecnología, y cuál es el efecto si no tenemos claridad de cómo usarla?», se preguntó.
Sobre el panorama que se abre en Cuba tras el reciente fallecimiento de Fidel Castro, Menchú recordó que el líder revolucionario «había dado paso a la transición del poder mucho antes de su muerte», y resaltó que, pese a haber sufrido cientos de atentados, «murió como mueren todas las personas».
«El pueblo cubano tiene un destino muy grande construido y va a seguir adelante; hay tratados, acuerdos, no es lo mismo que en los años 60», afirmó sobre los isleños, quienes -dijo- han construido un «cambio profundo durante muchas décadas».
La activista, quien fue aspirante a la Presidencia de su país en 2011 -en las elecciones que ganó Otto Pérez Molina-, bromeó diciendo que pone velas «todos los días» dando gracias por no haber llegado al poder, «porque (los integrantes de) el Gobierno que tomó posesión en aquel entonces todos están en la cárcel, y yo estoy libre».
Actualmente, ninguna elección se gana si no se tienen «los recursos», tanto financieros -«porque todas las elecciones hoy valen dinero»- como humanos, con personas que tengan «una agenda para los demás y no solo una agenda personal», aseveró.
Como parte de la programación de la 30 FIL, la líder indígena celebrará el próximo 30 de noviembre, junto con el actor Eduardo Verástegui, el evento «Una cruzada por la paz», en el que ambos hablarán sobre la equidad, la justicia y los derechos humanos en América Latina.