Rey Momo en crisis: El carnaval se vale del patrocinio privado para sobrevivir en Brasil
Efe
Mientras Brasil lucha para dejar atrás las secuelas de dos años de dura recesión, las comparsas callejeras que agitan el carnaval han tenido que recurrir al patrocinio privado para que la mayor fiesta del país no se vea amenazada.
Después de que el alcalde de Río de Janeiro, el evangélico Marcelo Crivella, redujera a la mitad el presupuesto público del carnaval más famoso del mundo, la «Ciudad Maravillosa» se ha visto obligada a aproximarse más al sector privado.
Con una estimación de 464 «blocos» (comparsas) en las calles, la empresa carioca de turismo Riotur anunció un patrocinio privado de 38,5 millones de reales (unos 12 millones de dólares), provenientes de compañías como Uber y Dream Factory, empresa asociada a la marca cervecera brasileña Ambev y que también estará presente en Sao Paulo.
La capital paulista y Belo Horizonte figuran en la lista de grandes apuestas del empresariado para esta convocatoria: la primera contará con el triple de inversiones de que dispuso hace dos años, mientras que la segunda vio sus patrocinios privados incrementarse en más de medio millón de reales (más de 150.000 dólares) respecto al año pasado.
Como ocurrió en anteriores ediciones, en 2018 las cerveceras serán las principales patrocinadoras del carnaval, y Skol, del grupo Ambev, será la bebida oficial en las celebraciones de más de 30 ciudades.
Con el mayor patrocinio privado de su historia, el de Río de Janeiro es aún el carnaval más importante del país y, según Riotur, reunirá este año a unas 6,5 millones de personas, entre ellas 1,5 millones de turistas nacionales e internacionales, que gastarán cerca de 3.500 millones de reales (unos 1.100 millones de dólares).
No obstante, el carnaval de Sao Paulo ha ganado terreno en los últimos años y reunió a unas 4 millones de personas en los desfiles de «precarnaval» del pasado fin de semana, casi un millón más que el público de todas las celebraciones del año pasado.
Bajo la gestión del alcalde y empresario Joao Doria, la capital paulista superó por primera vez a Río en festejos al aire libre, sumando 495 blocos, frente a los 464 que desfilarán por la avenidas de Río antes, durante y después del carnaval.
A pesar del aumento de la popularidad del carnaval paulista, el abogado Renato Mello de Paula, residente en Sao Paulo, celebrará por primera vez la fiesta en Río de Janeiro con un grupo de amigos, quienes creen que «merece la pena» conocer «uno de los mejores carnavales del país», pese a las alarmantes cifras de la escalada de violencia que sufre la ciudad.
«La violencia está por todos los lados, pero uno tiene que tomar las debidas precauciones. En Río, sabemos que hay zonas más violentas que otras, entonces intentaremos evitarlas y quedarnos junto a la muchedumbre», declaró Mello.
La escalada de la violencia ha hecho que muchos brasileños optaran por otras localidades del país para las casi dos semanas de intensa fiesta que contagia Brasil.
Belo Horizonte, en el sureste del país, espera unas 3,6 millones personas en más de 500 «blocos», casi el doble de asistentes que hace dos años, que dejarán unos ingresos próximos a los 200 millones de dólares, un 20 por ciento más que en la pasada edición.
Salvador de Bahía (noreste), cuyo carnaval es uno de los más aclamados por los brasileños, ha recurrido también a la aportación privada, que supondrá más de la mitad del presupuesto, unos 10 millones de dólares sobre un total de 17 millones de dólares.
La alcaldía de la ciudad confía en recibir a unos 770.000 visitantes, entre ellas 70.000 extranjeros, entre los días 3 y 13 de febrero, un 28 % más que el año pasado. EFE