Revelan alteraciones en el cerebro de los adolescentes adictos a internet
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La preocupación sobre el uso de internet y las nuevas tecnologías por parte de niños y adolescentes va en aumento. De hecho, un estudio de UNICEF España puso de manifiesto que uno de cada tres adolescentes hace un uso problemático de internet y las redes sociales y uno de cada cinco podría tener un cierto enganche a los videojuegos. Ahora, una nueva revisión de estudios realizada por investigadores de University College London (UCL) ha evaluado los efectos de la adicción a internet en los cerebros de los adolescentes.
Los resultados se acaban de publicar en PLOS Mental Health y revelan que la adicción a internet está asociada con interrupciones en la señalización de las regiones del cerebro que participan en múltiples redes neuronales. Estas redes desempeñan un papel clave en el control de nuestra atención, en la capacidad intelectual, la memoria de trabajo, la coordinación física y el procesamiento emocional, los cuales influyen en la salud mental.
El uso de internet ha aumentado de manera espectacular y muchos adolescentes dedican cada vez más tiempo a navegar por la red y publicar o consultar sus redes sociales, por lo que se ha incrementado la adicción a internet en este grupo de edad. Los cerebros adolescentes son más susceptibles al cambio que los de los adultos y por ello resulta de vital importancia comprender los efectos que tiene esta dependencia en su cerebro y su comportamiento.
Cambios en las redes cerebrales que regulan la conducta adolescente
Los investigadores se centraron en el análisis de 12 estudios de neuroimagen de adolescentes con adicción a internet que examinaron los cambios en la conectividad entre las redes cerebrales, que actúan en conjunto para regular comportamientos y desarrollos importantes en los adolescentes. Curiosamente, los estudios de neuroimagen que cumplían con los criterios de los autores en términos de rango de edad y diagnóstico formal de adicción a internet fueron todos realizados en Asia –en concreto en China, Corea del sur e Indonesia–, a pesar de los numerosos casos de adicción a internet en Occidente.
En todos los estudios revisados, cuando los adolescentes con adicción a internet realizaban actividades controladas por la red de control ejecutivo del cerebro (como comportamientos que requieren atención, planificación, toma de decisiones y, especialmente, impulsividad), esas regiones cerebrales mostraban una interrupción significativa en su capacidad para trabajar en conjunto en comparación con individuos de la misma edad sin adicción a internet.
Al activar la red en modo predeterminado, los resultados variaron más; sin embargo, a menudo se informó de una conectividad funcional interrumpida durante tareas que requerían auto introspección y atención. Tales cambios en la señalización podrían significar que estos comportamientos se vuelvan más difíciles de realizar, lo que potencialmente podría afectar el desarrollo y el bienestar.
No obstante, como afirman los autores, “las respuestas actuales solo pintan un cuadro incompleto que no necesariamente describe el uso de internet como abrumadoramente positivo o negativo”. Se necesitan más estudios que incluyan a más personas de una población más amplia para confirmar cómo la adicción a internet cambia la forma en que el cerebro controla los comportamientos y, por ende, nuestro bienestar general.
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