Renuncia primera ministra de Suecia tras derrota en elecciones legislativas
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La primera ministra socialdemócrata, Magdalena Andersson, formalizó este jueves su dimisión, anunciada ayer tras reconocer la derrota del bloque de centroizquierda en las elecciones legislativas del domingo, una vez decantado el resultado.
La oposición de derecha ganó las elecciones por tres escaños, 176 a 173, a falta de solo uno de los 6.578 distritos por contabilizar, según el recuento de la Autoridad Electoral, que incluye el voto exterior y los votos anticipados enviados dentro de plazo, pero que no llegaron a tiempo.
Los socialdemócratas, fuerza más votada en el último siglo, defendieron su primera posición y lograron el 30,3 %, dos puntos más que en 2018.
En segunda posición quedó el ultraderechista Demócratas de Suecia (SD), con el 20,5 %, tres puntos más; por delante de los conservadores del líder opositor, Ulf Kristersson, que bajaron siete décimas hasta el 19,1 %.
El presidente del Parlamento, Andreas Norlén, se reunirá ahora con los líderes de los ocho partidos políticos con representación en la Cámara y luego encargará previsiblemente la formación de gobierno a Kristersson.
«Le he comunicado (a Norlén) que si los conservadores cambian de idea y quieren colaborar conmigo en vez de con el SD, mi puerta está abierta», dijo hoy Andersson, que encabezará ahora un gobierno en funciones hasta que haya nuevo ejecutivo.
Los medios suecos especulan con que Kristersson conformará un gobierno en minoría con los cristianodemócratas, apoyado desde fuera por el Partido Liberal y por el SD, gran ganador de los comicios, la fuerza que más ha crecido y que tendrá influencia directa después de una década de aislamiento parlamentario.
Esta formación de ultraderecha, con raíces neonazis en su fundación, ha sido sometida a un «cordón sanitario» por el resto de fuerzas desde su entrada en el Parlamento en 2010, lo que explica que los socialdemócratas hayan gobernado en minoría las dos pasadas legislaturas pese a que en la Cámara había mayoría de la derecha.
En la última fue necesario un pacto con centristas y liberales, rompiendo la alianza de centroderecha que existía desde 2004, para mantener el aislamiento, aunque conservadores, democristianos y liberales, que han vuelto a cambiar de bando, defienden desde hace tiempo negociar con la ultraderecha, aunque sin que esté en el gobierno.
El SD ha reclamado un papel «central» y ambiciona «formar parte del gobierno», según dijo la noche electoral su líder, Jimmie Åkesson, pero varios medios suecos apuntan a que aceptaría quedarse fuera del ejecutivo a cambio de influencia política.