Reiteran denuncia contra Plácido Domingo y el tenor lo niega
EFE
La soprano uruguaya Luz del Alba Rubio, una de las mujeres que han acusado de acoso sexual a Placido Domingo, reiteró sus acusaciones al cantante español y aseguró que fueron incluso con «violencia» y que hubo también «abuso de poder», alegaciones que han sido «enérgicamente» rechazadas por el tenor.
Del Alba asegura en una entrevista publicada hoy en el diario italiano La Repubblica que, tras conocer a Domingo, «comenzó un verdadero acoso telefónico».
«Me llamó incluso en medio de la noche. Una vez, pasadas las tres de la noche, dormía junto a mi marido, me dijo: ‘¡Ah, no quiero poner celoso a mi rival!'», explicó en esta entrevista que se ha realizado mediante correos electrónicos y mensajes de Whatsapp.
El tenor, que este viernes por la noche y mañana, sábado, actúa en la Arena de Verona, ha rechazado «enégicamente» estas acusaciones de Luz de Alba Rubio, que considera «extremadamente lesivas», según ha informado su oficina en un comunicado.
La soprano afirmó además que cuando empezó a trabajar con Domingo en EEUU, su esposa, Marta, «inmediatamente sospechó» de ella y «tenía una actitud inquisitiva».
«‘¿Por qué estás aquí?»¡, dijo, le expliqué que su marido me había citado, pero ella, que estaba a cargo de la dirección, fue muy hostil, me mantuvo al margen», añadió.
Domingo, que se ha declarado «desconcertado» por estas afirmaciones, ha dicho que encuentra muy «grave e inapropiado que se involucre» a su familia y ha asegurado que, por el contrario, han apoyado a Luz del Alba Rubio durante años, «algo que ella misma ha declarado en repetidas ocasiones tanto personal como públicamente».
Del Alba habla además de que el tenor y director de orquesta entraba con cualquier excusa en el camerino y mientras estaban sentados en el sofá, él se aproximaba «cada vez más y acercaba las manos».
«Fueron avances, conductas inapropiadas e incluso violencia, porque cada intento lo rechace con determinación. No admitió la negativa, el acoso continuó en el tiempo, no se rindió», aseguró.
Para la soprano, lo peor fue el abusó de su poder. «Él era mi jefe, me daba vergüenza. Besos demasiado cerca de la boca, acercamientos evidentes, la invitación a su apartamento privado donde la violencia también fue física porque me besó y no quiso ser rechazado», acusó.
Ante la pregunta sobre ¿por qué no fue a las autoridades a denunciar en vez de ir a una agencia de noticias (AP)?, Del Alba responde que consideró que también en Uruguay hasta hace unos años «una mujer no podía decir «¡no, ya es suficiente!» y que «para las mujeres, estos son logros muy recientes». «Incluso hoy hay quienes no me creen, imaginen hace años», agrega.
Señaló que Plácido Domingo ha dañado enormemente su carrera y que «si hubiera sucumbido a los avances de Domingo tal vez hubiera obtenido importantes contratos y ayuda».
«Cuando Domingo no consigue lo que quiere, te olvida, ya no existes. Hizo un concierto en Uruguay y ni siquiera me llamó para participar, ¡era mi país!», aseveró.
Mientras que sobre los contactos que mantuvo incluso después de estos episodios con Domingo y su hijo Álvaro, la cantante lírica uruguaya explica que nunca ha sido una persona vengativa y resentida y que quería separar al hijo, que no tiene culpa, del padre.
Y añade: «En 2016 le pedí al maestro Plácido Domingo que me ayudara a reiniciar mi carrera, luego de una interrupción por embarazo. Me dijo que cantaba mejor que nunca, pero luego no hizo nada».
La oficina de Plácido Domingo insiste en su comunicado en que el tenor desde hace un año «ha sido objeto de un juicio mediático, basado en declaraciones gravemente lesivas y nunca probadas, que han minado su serenidad y su gloriosa carrera». «Encontramos estos comportamientos extremadamente peligrosos, capaces de perjudicar la vida de una persona que nunca ha sido declarada culpable por ningún tribunal», subraya.
Así, agrega el comunicado, «cabe recordar una vez más, que el maestro Domingo nunca ha sido denunciado de delito alguno, nunca ha sido juzgado ni condenado por ningún tribunal civil o penal en ningún país del mundo».
«Solo un tribunal público y estatal, con todas las garantías de la ley para acusado y acusador, puede establecer la certeza y la verdad de los hechos que, de lo contrario, quedan sólo en palabras», recalca.