Regreso de Navalni es visto como un acto de «heroísmo»
EFE
El líder opositor ruso Alexandr Navalni prepara las maletas en Alemania para su regreso a Rusia este domingo, un viaje marcado por la incertidumbre sobre su seguridad personal que eleva su estatura política y reafirma su liderazgo a los ojos de sus partidarios.
«Es un acto de heroísmo», resumió en las ondas de la radio Eco de Moscú el periodista y analista político Serguéi Parjómenko, que señaló que con su vuelta a Rusia Navalni asume un «riesgo colosal».Coincide con él el escritor Dmitri Bykov, que escribió en su blog que el líder opositor ha creado «una situación de todo o nada».
BAJO ORDEN DE BUSCA Y CAPTURA
Y es que Navalni, que acusó directamente al presidente de Rusia, Vladímir Putin, de ordenar su envenenamiento con una sustancia tóxica militar de la clase Novichok, podría ser detenido nada más pisar el suelo ruso ya que sobre él pesa una orden de busca y captura.
Según el Servicio Federal Penitenciario, la orden fue emitida en diciembre del año pasado, pero fue hecha pública solo después de que Navalni anunciara su retorno a Rusia tras casi cinco meses de tratamiento médico en Alemania.
«Para hacer política opositora en Rusia (…) hay que estar preparado para ir a prisión y morir», escribió en su blog el analista político Leonid Gozman, y añadió que «Navalni ha demostrado, a sí mismo y a todo el mundo, que está preparado».
Según Gozman, el mundo ve en él la única alternativa a Putin, «como lo fue en su tiempo (Nelson) Mandela a (Frederik) De Klerk y al régimen del aparteihd».
EL KREMLIN GUARDA SILENCIO
Desde el momento en que Navalni anunció su regreso, el miércoles pasado, el Kremlin mantiene un hermético silencio, fiel a su política de ignorar totalmente al líder opositor, al que evita por todos los medios llamar por su nombre cuando se le pregunta por él.
«El personaje del que habla», «el paciente berlinés», son algunos de los apelativos que emplean Putin y su portavoz para referirse a Navalni, a los que, bromean en las redes sociales, ahora podría añadirse «el pasajero de Berlín».
El líder opositor tiene previsto llegar mañana al aeropuerto Vnúkovo de Moscú a las 19.20 hora local (16.20 GMT) en el vuelo DP936 de la compañía Pobeda (Victoria, en ruso), procedente de la capital alemana.
MEDIDAS PARA PREVENIR UN RECIBIMIENTO
La oficina de prensa de Vnúkovo informó en un comunicado de que debido a la pandemia del coronavirus en las instalaciones aeroportuarias ha sido suspendida la organización de actividades con presencia de medios informativos.
«Se ofrecerá un vídeo de la llegada de los pasajeros de la compañía aérea Pobeda el 17 de enero», concluyó la nota, que difícilmente disuadirá a la prensa de acudir a Vnúkovo para realizar la cobertura informativa de la llegada de Navalni.
Además, la Fiscalía de Moscú ha advertido formalmente al menos a 15 ciudadanos por hacer llamamientos en las redes sociales a una actividad pública no autorizada en el aeropuerto de Vnúkovo.
El comunicado, que no menciona a Navalni, subraya que quienes organicen o participen en actividades públicas no autorizadas incurren en una infracción a la ley que acarrea sanciones.
«Las autoridades pueden hacer cualquier cosa para impedir el recibimiento de Navalni: desviar el avión a otro aeropuerto o cancelar el vuelo. Veremos qué pasa el domingo», declaró al canal de televisión Dozhd Liubov Sóbol, jurista del Fondo de Lucha contra la Corrupción fundado por el líder opositor.
LAS CAUSAS JUDICIALES SE ACUMULAN
Según Sóbol, la respuesta del Kremlin al retorno de Navalni será el endurecimiento de la persecución judicial contra él y sus partidarios.
El Servicio Federal Penitenciario de Rusia, que libró la orden de busca y captura contra Navalni, ha solicitado a Justicia su ingreso en prisión para cumplir una pena suspendida de 3,5 años de cárcel a la que fue condenado en 2014 en un juicio tachado de «arbitrario» en 2017 por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
No es la única amenaza judicial que pende sobre el líder opositor: a fines del año pasado el Comité de Instrucción de Rusia incoó un proceso contra Navalni por fraude y apropiación para fines propios de las donaciones de sus partidarios.
Como si esto fuera poco, afronta también una querella por supuestas ofensas contra un veterano de la Segunda Guerra Mundial.