Régimen sirio usó milicias «fantasma» para reprimir a civiles
EFE
La Comisión para la Justicia Internacional y la Rendición de Cuentas (CIJA), una ONG con sede en La Haya, publicó hoy documentos oficiales que demuestran la “creciente dependencia” del régimen de Bashar al Asad de las bandas paramilitares conocidas como Shabiha (fantasma) para “reprimir” a la población civil en Siria.
Un informe titulado “Desenmascarando a los fantasmas de Al Asad” explica que los crímenes cometidos por la Shabiha se atribuían “a oscuras bandas paramilitares cuya afiliación a las estructuras oficiales del régimen sirio no pudo determinarse”, pero expertos en crímenes de guerra y lesa humanidad de la CIJA demuestran con documentos oficiales que estas milicias fueron creadas y entrenadas por el propio régimen y que este conocía sus abusos.
Los documentos, de los primeros meses del conflicto, “evidencian un vínculo claro entre estos grupos de milicias y la cadena de mando del régimen, lo que demuestra la dependencia cada vez mayor del Estado de estas pandillas brutales para hacer cumplir la represión del Gobierno contra los manifestantes pacíficos, y luego, para atacar a la población civil”, dice el informe.
Desde que comenzó el conflicto sirio en 2011, grupos de la Shabiha fueron acusados por víctimas, testigos, periodistas e investigadores de la ONU de asesinatos, detención arbitraria, torturas y violencia sexual.
La CIJA subraya que, con más de un millón de páginas de documentos “emitidos, firmados y sellados” por varias entidades estatales sirias, “puede revelar cómo los niveles más altos del régimen sirio planearon, organizaron, instigaron y desplegaron estos grupos paramilitares para ayudar al estado a reprimir a la oposición”.
Estos grupos incluían miembros del partido Baaz, fuerzas de defensa de las aldeas y grupos tribales, que luego se formalizaron en Comités Populares o la Fuerza de Defensa Nacional.
Entre esos documentos hay una comunicación de la “Sección de Inteligencia Militar 243” enviada a todos los destacamentos militares el 18 de enero de 2011, un día después del inicio de las primeras protestas en Alepo contra Al Asad, en la que se pide “distribuir informantes, operar patrullas y estar presente de forma efectiva” para evitar “cualquier otra violación de la seguridad”, y advierte de que “no se mostrará indulgencia en ese asunto” en ningún lugar.
También hay órdenes de la “Célula Central de Gestión de Crisis”, como una del 18 de abril de 2011, que declara el fin “del tiempo de la tolerancia y el cumplimiento de las demandas” y ordena a los comités populares y otros grupos recibir «entrenamiento militar y de seguridad en el uso de armas» y enfrentamiento a los manifestantes para «contrarrestar» las protestas, y «detener y entregar» miembros de la oposición al Ejército.
Una de las masacres vinculadas a estos paramilitares tuvo lugar en la localidad siria de Hula, provincia de Homs, el 25 de mayo de 2012, con “la ejecución sumaria a plena luz del día” de 108 personas, entre ellas 34 mujeres y 49 niños, recuerda la ONG.
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