Refuerzan seguridad en cárceles de Paraguay tras fuga de peligrosos delincuentes
EFE
El Gobierno de Paraguay anunció este domingo el aumento de los refuerzos militares y policiales alrededor de las cárceles del país con presencia de internos del Primer Comando Capital (PCC), tras la fuga esta madrugada de 75 miembros de ese grupo criminal brasileño del penal de Pedro Juan Caballero (norte).
La medida fue explicada a los medios por la ministra de Justicia, Cecilia Pérez, tras una reunión del Consejo de Seguridad del Poder Ejecutivo, a la que asistió el presidente del país, Mario Abdo Benítez, y varios ministros.
» En este mismo momento Pedro Juan va a ser rodeado totalmente y lo mismo ocurrirá con los demás centros penitenciarios, el apoyo militar y policial será mucho más fuerte de lo que hemos estado trabajando hasta ahora, dijo la ministra, citada por la estatal IP.
Pérez explicó que se ha procedido a arrestar a los funcionarios que estaban de guardia durante la fuga, y se mostró convencida de que la fuga no hubiera sido posible sin la ayuda de personal penitenciario.
Por su parte, el ministro del Interior, Euclides Acevedo, en la misma rueda de prensa, dijo que se inició un operativo de búsqueda de los fugados en el departamento de Amambay, frontera con Brasil y cuya capital es Pedro Juan Caballero.
En una conferencia anterior, la ministra de Justicia confirmó que los 75 fugados son integrantes del PCC, asociado al tráfico de armas y de drogas.
En esa comparecencia también anunció la destitución del director general de Establecimientos Penitenciarios y de las autoridades de la cárcel.
De acuerdo con la ministra, entre los fugados estarían seis lugartenientes de «Minotauro», detenido hace un año en Brasil y uno de los jefes PCC.
También avanzó que pondría el cargo a disposición de Abdo Benítez, que decidió mantenerle al frente del ministerio.
Desde Brasil, el ministro de Justicia, Sergio Moro, afirmó que el Gobierno está «a disposición» para ayudar a las autoridades paraguayas en la captura de los 75 presos.
Fundado en 1993 durante una rebelión en una cárcel de Sao Paulo, el PCC ha expandido en los últimos años su actividad al tráfico de drogas y armas, especialmente en las regiones fronterizas, y también al rentable robo de cargas y contrabando de combustible.