Razones reales por las que las mujeres engañan y mienten a sus parejas
Redacción/Agencia.- Pocas traiciones están peor vistas que el adulterio, que el engaño a nuestra pareja. Sin embargo, a pesar de su pronunciado sesgo negativo, la infidelidad es tremendamente común en nuestra sociedad. A pesar de lo complicado que resulta medir un porcentaje real de parejas infieles (puesto que este es un acto perteneciente al ámbito más íntimo de una persona y no muchas están dispuestas a hablar sobre ello) una encuesta del CIS, de 2008, indicaba que cerca del 20 % de los españoles ha tenido, al menos, una relación extramatrimonial.
Un tópico muy extendido sobre el adulterio es que es cosa de hombres, opinión a todas luces falsa. Es cierto que durante mucho tiempo se ha mirado con mejores ojos la infidelidad masculina y que estaba más extendida que la femenina, pero la diferencia se ha ido mitigando en estos últimos tiempos. Según el National Opinion Research Center’s General Social Survey, la infidelidad femenina ha crecido en EEUU un 40% en estos 20 últimos años, acercándose cada vez más a las cifras de adulterio en los varones.
Solo sexo… ¿O algo más?
Una de las teorías más extendidas parte de una explicación evolucionista, defendida por el teórico Gary Brase. Esta corriente entiende que la mujer es un ser que busca una compañía a largo plazo para sustentar a la familia, mientras que el hombre tiene como objetivo la procreación.
Falta de amor o despecho
Pero un comienzo similar puede tener finales muy dispares. En ocasiones, lo que pudo empezar como solo una aventura con el único fin de alegrar la vida sexual, termina por ser clave para darse cuenta de que el amor se ha terminado y ya no hay marcha atrás. El psicólogo Douglas LaBier indica que una infidelidad puede terminar rompiendo una pareja porque aparece alguien con quien existe un estrecho vínculo mente-cuerpo. Algo así le ocurrió a Lauren, que al volver a encontrarse con un viejo amigo de la infancia abrió los ojos: “nunca volvería a estar enamorada de mi pareja”.
Si vemos que el amor, o la ausencia de este, es una poderosa arma de cambio, tampoco debemos subestimar a los sentimientos negativos como el odio, el enfado o el rencor. Una razón muy extendida es el revanchismo o la venganza. Incluso puede ser consecuencia de una infidelidad previa.”.
Lo que queda claro tras estos testimonios es que la realidad siempre supera la ficción. Existen infinitos motivos por los que una persona decide vivir una aventura paralela a su relación oficial, y también son incontables las posibles consecuencias que pueda traer dicha infidelidad. Pueden aparecer, y seguirán apareciendo, nuevos estudios que traten de buscar una respuesta que permita explicar por qué engañamos, pero la realidad nos muestra que de momento parece complicado encontrar una única interpretación por mucho que tratemos de categorizar racionalmente todos y cada uno de nuestros comportamientos.