Ramírez a Maduro: «Los demonios están desatados»
AP
La producción de crudo en Venezuela seguirá desplomándose como consecuencia de la reelección del presidente Nicolás Maduro, ya que el asediado dirigente lleva a la nación por un camino cada vez más autoritario que ahuyenta la inversión privada y genera más sanciones internacionales contra su régimen, afirmó este viernes Rafael Ramírez, ex jefe petrolero de la nación sudamericana y personaje cercano a Hugo Chávez durante su gestión.
Ramírez arremetió contra Maduro al señalar que luego de su reciente victoria electoral, el presidente no ha dado indicios de que vaya a revertir las políticas culpables de la hiperinflación y la escasez generalizada.
«Los demonios están desatados», declaró Ramírez en entrevista telefónica desde un sitio no revelado. «Maduro insiste en el mismo discurso. No asume ninguna responsabilidad».
Maduro obtuvo el domingo otro mandato en unas elecciones que fueron boicoteadas por los partidos opositores más importantes y que fueron catalogadas como amañadas por gobiernos de otros países. El gobierno del presidente estadounidense Donald Trump respondió endureciendo sanciones a Venezuela, lo que dificulta que el gigante petrolero estatal PDVSA recaude el efectivo necesario para pagarle a sus acreedores y estimular la producción.
Desde que Ramírez fue retirado de su cargo dual como ministro de Energía y jefe de PDVSA en 2004, la producción ha bajado casi 40%, a 1,4 millones de barriles de crudo al día, el nivel más bajo en siete décadas. El ex funcionario predijo que, a menos que Maduro cambie el rumbo, pronto podría caer a 900.000 barriles diarios, de los cuales la mayor parte ya ha sido vendida con una enorme pérdida a nivel nacional o usada para saldar deudas con China y Rusia.
Ramírez también señaló un decreto reciente firmado por Maduro que da al recién nombrado presidente de PDVSA, el teniente general Manuel Quevedo, poderes especiales para reescribir los términos de las empresas conjuntas de PDVSA con compañías petroleras extranjeras, eludiendo la supervisión constitucional de parte de la Asamblea Nacional controlada por la oposición.
«Hay un clima de terror en PDVSA y todos tienen miedo de tomar decisiones», aseveró.
Agregó que ninguna de las personas que actualmente dirigen PDVSA tiene experiencia en la industria petrolera, y aunado a la salida de miles de ingenieros petroleros, la compañía -fuente de casi todos los ingresos de Venezuela- está al borde del colapso. Una muestra reciente de lo que él considera la incompetencia de la actual administración fue el no haber podido superar los intentos de ConocoPhillips, con sede en Houston, de cobrar un laudo arbitral de 2.000 millones de dólares, lo que obligó a PDVSA a retirar sus barcos petroleros de sus instalaciones en el Caribe holandés ante el temor de un decomiso.
Ramírez dijo que hace unos años él logró librar una acción legal similar de Exxon Mobil en el Reino Unido.
«Lo sorprendente, y que preocupa, es que PDVSA no haya anticipado esto», subrayó. «Si las acciones de una sola empresa ponen en jaque a todo un país, imagínate cómo serán las tan anunciadas sanciones de Estados Unidos».
Ramírez, que fue cercano al fallecido presidente Hugo Chávez, renunció en diciembre a su cargo de embajador venezolano ante las Naciones Unidas en medio de una disputa pública con Maduro sobre la dirección que toma la política económica. Ramírez había abogado por un rumbo más pragmático que incluyera la unificación de las tasas de cambio multiniveles de Venezuela, mientras que Maduro se inclinó por las políticas de combatir a las «mafias» delictivas e ir tras los grupos de la oposición a los que culpa de llevar a cabo una «guerra económica» con el respaldo de Estados Unidos.
En enero, el fiscal general Tarek William Saab anunció que buscaría el arresto de Ramírez por presuntamente beneficiarse de la venta ilegal de crudo. Varios socios cercanos, entre ellos su sobrino, han sido detenidos en Venezuela y dos ex funcionarios fueron arrestados en España el año pasado cumpliendo una orden de aprehensión de Estados Unidos que forma parte de una pesquisa aparte encabezada por fiscales en Houston por corrupción en PDVSA durante el periodo que Ramírez dirigió la compañía.
Ramírez refutó las acusaciones y dijo tener la consciencia limpia. Sostuvo que desde que salió de Estados Unidos el año pasado, ha vivido en diversas ciudades de todo el mundo y ha evitado regresar a Venezuela por temor a ser arrestado.
«Sí me duele porque la industria la ha denigrado Maduro, usando la corrupción como una excusa para tomar control de PDVSA», dijo.