Quedará boquiabierto cuándo sepa cuánto demoraría llegar a los 7 planetas de Trappist-1
Redacción 800 Noticias / con información de ABC de España
Muchos escépticos han opinado que descubrir un sistema solar con siete planetas del tamaño de la Tierra no tiene mucha utilidad, si la estrella que los sustenta, TRAPPIST-1, está a 40 años luz.
Por mucho que puedan tener agua en superficie, y que seis de ellos sean rocosos, consideran que saber que pueden albergar vida, no cambia nada. Incluso, aunque así se vaya descubriendo que la mayoría de las estrellas podrían estar rodeadas por varios planetas, quizás similares a la Tierra.
Para saber si esa distancia es insalvable realmente, primero hay que entender de qué distancia estamos hablando. Para hacerse una idea de lo que significa un espacio de 40 años luz, se puede pensar que la Tierra está a 1,3 segundos luz de la Luna. O sea, a unos 380.000 kilómetros. Puede parecer que está muy cerca, pero los astronautas de la primera misión del programa Apolo necesitaron 51 horas y 49 minutos en 1969 para recorrer esa distancia de 1,3 segundos luz.
El Sol, que está a una unidad astronómica (UA) de distancia de la Tierra, está a alrededor de ocho minutos luz, lo que equivale a 150 millones de kilómetros. Por eso, la luz que recibimos salió del Sol ocho minutos antes de que la veamos.
Todas estas distancias inimaginables son ridículas si se comparan con las que hay en el espacio. Cuando llegamos a las 173 UA, apenas bordeamos una distancia de un día luz desde el Sol.
Aunque llegáramos allí, aún no habríamos entrado en las afueras del Sistema Solar. Por delante de nosotros quedaría una casi interminable extensión de «escombros» espaciales, la nube de Oort. Es una gigantesca región hipotética, que nunca ha sido observada directamente pero que creemos que es el origen de algunos cometas y planetas enanos, como Sedna, con órbitas muy abiertas. También se cree que es la franja que quedó en el espacio con los restos primigenios de la formación del sistema Solar.
Pues bien, la parte interior de esta nube comienza a una distancia de 2.000 UA, pero se cree que podría llegar hasta los 200.000 UA. Por muy vertiginoso que resulte, esto nos situaría a una distancia de tan solo 3,2 años luz del Sol. Muy lejos de los 40 años luz del sistema solar de TRAPPIST-1.
La estrella más cercana al Sol, Próxima Centauri, está a 4,2 años luz. Casi 10 veces más lejos estaría, por fin, TRAPPIST-1.
¿Cuánto se tardaría?
¿Cuánto se tardaría con las naves que hemos empleado hasta ahora? La máxima velocidad alcanzada por los transbordadores espaciales de la NASA ha sido de 28.000 kilómetros por hora. Por eso, a través de este medio se podría llegar a TRAPPIST-1 en cuestión de 1,5 millones de años. Solo cabe preguntarse qué será de la especie humana por entonces.
La sonda «New Horizons», que llegó a Plutón, actualmente viaja a una velocidad de cerca de 51.000 kilómetros por hora. Necesitaría alrededor de 817.000 años para llegar hasta TRAPPIST-1, tal como han calculado en «Space.com». La nave Juno, que viajó a Júpiter, llegó a ir mucho más rápido, (a 265.000 kilómetros por hora), así que «solo» necesitaría 159.000 años. Quizás no parezca tanto, pero la especie humana se comenzó a diferenciar de las otras hace unos 100.000 a 200.000 años.
El proyecto «Starshot», la iniciativa apoyada por Stephen Hawking y Yuri Milner para viajar a Alfa Centauri, podría ser mucho más rápido. Esta idea contempla diseñar pequeñas sondas capaces de viajar al 20% de la velocidad de la luz, con el empuje de los fotones.
Estas naves, hipotéticas, llegarían a TRAPPIST-1 en 200 años, aunque entonces habría que contar con el tiempo necesario para recibir información de vuelta (como mínimo 40 años más). Si hace un poco más de 200 años Napoléon Bonapertefue derrotado en Waterloo (en 1815), ¿qué habrá pasado en la Tierra dentro de 200 años?
Por suerte, aunque sea impensable viajar hasta TRAPPIST-1, la tecnología nos ha permitido averiguar que probablemente tiene siete planetas a su alrededor. Y lo que es más importante, en esta ocasión los científicos creen que en el plazo de cinco años. Gracias a esto, se podrá comenzar a estudiar la naturaleza de estos planetas y si es posible que alberguen vida o no.
En la próxima década, los telescopios podrán probablemente estudiar las atmósferas de otros muchos exoplanetas, y quizás se averigüe cuáles son los ingredientes para que una estrella acabe cobijando planetas habitados por seres vivos. Cuando ese día llegue, ¿habrá quienes se cuestionen qué «utilidad» tiene descubrir que la vida no solo se ha desarrollado en la Tierra?