¿Qué patologías crónicas se ven agravadas por el calor? - 800Noticias
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Las altas temperaturas, además de causar calambres, desvanecimientos, agotamiento o golpes de calor, pueden empeorar ciertas enfermedades crónicas.

Así, como explica el doctor Fulgencio Molina, especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte y jefe de Urgencias del Hospital Quirónsalud Murcia, «todas aquellas patologías que precisen tratamientos con diuréticos pueden ser susceptibles de empeoramiento debido al incremento de temperatura y al potencial peligro de deshidratación». Se trata de «la insuficiencia cardíaca, las enfermedades pulmonares crónicas, las patologías renales y la diabetes», enumera.

En el caso de los pacientes con insuficiencia cardíaca, estos pueden sufrir deshidratación e hipotensión, ya que el corazón tiene menos capacidad de reserva funcional para eliminar el exceso de calor del cuerpo y puede sobrecargarse y entrar en edema agudo de pulmón. Por eso, en verano se recomienda a las personas con insuficiencia cardíaca que adapten sus tratamientos médicos, especialmente la toma de diuréticos y betabloqueantes.

En caso de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), asma o bronquitis, las altas temperaturas, en combinación con la sequedad ambiental, pueden empeorar los síntomas respiratorios. La razón es que el cuerpo necesita trabajar más para mantener una buena temperatura corporal, lo que exige un mayor consumo de oxígeno.

En cuanto a la enfermedad renal, los efectos del calor pueden empeorar la patología nefrológica, ya que el riñón es un órgano muy susceptible por el elevado trabajo metabólico que realiza. También hay que tener en cuenta que, a más temperaturas, mayor riesgo de deshidratación.

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Las personas con diabetes son muy sensibles a las altas temperaturas debido a que son más propensas a sufrir deshidratación y los efectos secundarios que ocasiona. Esta deshidratación puede provocar un pico de la glucosa. Además, la diabetes en verano puede presentar otras alteraciones a nivel de las fibras nerviosas y de los vasos sanguíneos que dificultan la regulación de la temperatura corporal por parte de las glándulas sudoríparas.

Por último, también puede producirse una vasodilatación por el calor, lo que favorece una absorción más rápida de la insulina. Esto puede acabar causando una hipoglucemia o bajada de azúcar, que se manifiesta a través de un mareo o alteración de la conciencia.

A todas ellas hay que sumar la hipertensión arterial. El calor puede provocar una bajada de la tensión (hipotensión) en personas hipertensas. Cuando esto sucede, se puede manifestar con mareos, sudores y pérdida de conciencia.

Con información de La Razón

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