Qué es y quiénes integran la milicia, el cuerpo de civiles voluntarios dispuestos a «dar la vida» por Venezuela - 800Noticias
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Agencias

Tras varios llamados a formar con escaso éxito, el sargento se molesta. «Parecemos los propios desastres. Por eso es que hablan mal de la milicia», grita. Y Edith, una mujer menuda de 56 años, se levanta apurada, abandona la sombra y se alinea bajo el sol con sus compañeros.

A los hombres y mujeres, de diversas edades y con uniforme color beige, les cuesta ordenarse. Son la milicia, el cuerpo de civiles voluntarios que complementa por ley la Fuerza Armada de Venezuela desde el año 2008.

El sábado participaron en el Ejercicio de Defensa Integral que ordenó el presidente Nicolás Maduro después de que su homólogo estadounidense, Donald Trump, dijera que no descarta una «opción militar» contra lo que califica de «dictadura».

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El antiimperialismo contra Estados Unidos es una de las grandes señas de identidad de la Revolución Bolivariana que inició Hugo Chávez y que ahora continúa Maduro.

El gobierno socialista argumenta que Venezuela es un lugar codiciado por sus reservas de petróleo, su riqueza mineral y su posición estratégica.

Militares ensayo

Y culpa a EE.UU. de apoyar a la oposición en su intento de provocar un cambio de gobierno, como lo dijo del golpe de Estado fallido contra Chávez en 2002, y de dirigir una supuesta «guerra económica».

Ahora, las recientes palabras de Trump y las sanciones impuestas por Washington avivan la idea de la amenaza del enemigo exterior, de la que hay que protegerse.

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Y en esa misión patriótica no está sola la Fuerza Armada, compuesta por el Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional. También participan los civiles, voluntarios organizados en la milicia. Esa suma es lo que el gobierno denomina como «unión cívico-militar» en defensa no sólo de la patria, sino de lo que llama el socialismo bolivariano.

La oposición critica al gobierno por enseñar a disparar a civiles en un país en el que las armas abundan y es uno de los más violentos, por ahondar en la militarización de la sociedad y por destinar recursos a preparar una «guerra imaginaria».

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Origen

La milicia tiene un origen casi mítico. Unos se remontan a la Guerra de la Independencia(1810-1823). Otros retroceden menos: al golpe contra Chávez en 2002, cuando sus simpatizantes salieron a la calle para exigir el regreso de su presidente, que finalmente retornó a las pocas horas.

El origen legal, sin embargo, es mucho más cercano. En agosto de 2008 se aprobó la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en la que se crea la milicia como «un cuerpo especial» dependiente de la Presidencia y destinado a «complementar a la Fuerza Armada en la defensa de la nación».

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De esta manera, Chávez estampaba lo que no había podido plasmar en la Constitución.

En la reforma de la Carta Magna que promovió en 2007 preveía incluir a la milicia como quinto componente de la Fuerza Armada. Pero el chavismo perdió el referendo que debía validar el nuevo texto. Es una de las pocas derrotas que ha sufrido en 18 años.

«Es el pueblo en armas, la guerra de todo el pueblo», clamaba Chávez palabras que ahora recupera Maduro. Es de esperar que en la nueva Constitución que redactará la actual Asamblea Constituyente se incluya de nuevo a la milicia como quinto componente de la Fuerza Armada.

Vietnam

En pleno clamor oficialista contra lo que considera una amenaza de Estados Unidos, Maduro ha hecho una apelación directa al «pueblo» con una referencia a Vietnam y a su pequeño ejército, que fue capaz de derrotar a Estados Unidos.

«El pueblo debe aprender, como hizo el pueblo de Vietnam, a defender su tierra con un cuchillo, con una piedra, con un garrote, con un palo, con su propio cuerpo, con lo que haga falta», clamó el presidente la pasada semana.

Este fin de semana se publicaron los videos de los entrenamientos de civiles sin uniformes y de milicianos, en los que se los ve realizar ejercicios físicos y de tiro, ancianos incluidos.

En las redes sociales algunos se burlaron y compararon esa imagen con la de los soldados bien equipados de Estados Unidos, la más poderosa fuerza militar del mundo.

A los milicianos, sin embargo, no les importa lo que se diga en Twitter.

«He dejado la cobardía atrás. En el polígono de tiro sudé, lloré y reí», me dice Edith, vestida con el uniforme color tierra con gorra, botas negras y un nuevo chaleco verde con muchos bolsillos.

La vestimenta es lo único que les entregan a muchos milicianos. Algunos, con funciones más continuas, como la seguridad en hospitales, reciben un salario mínimo.

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Todos los sábados reciben instrucción militar, práctica y teórica, durante cinco o seis horas. Cada batallón puede estar compuesto por hasta 300 voluntarios.

En abril, el presidente Maduro prometió alcanzar para este año los 500.000 milicianos y darles un fusil a cada uno. De momento eso no se ha cumplido, aunque, en caso de conflicto, tendrían acceso a un arma.

«Daremos nuestra vida»

Pero no parece ser el dinero (ni un fusil) lo que les movió a pasar gran parte del sábado en la céntrica Plaza Venezuela de Caracas, desde donde partieron hacia el cercano Fuerte Tiuna, el principal complejo militar del país.

«Estamos dispuestos a defender los logros de 18 años», me dice Julio Pérez, reservista de 52 años y con experiencia militar.

Hace calor y casi todos buscan una sombra. Algunos uniformados cargan sacos de naranjas. Hasta que llegue algo de comer, sorber la fruta será la única manera de refrescarse.

«Estamos en armas, en lucha. Somos un pueblo dispuesto a defender la patria y seguir luchando. Daremos hasta nuestra vida, si hace falta», agrega con épica Pérez, que es técnico superior químico de profesión.

Johnny Cárdenas, de 36 años, coincide. «El que no es miliciano no quiere a su país», afirma tras sentarse a mi lado y ofrecer caramelos a 100 bolívares cada uno.

Ninguno desea un conflicto armado con Estados Unidos. Pero si llegara, están dispuestos a plantar cara.

«Si vienen con mala fe, hay que darles mala fe también. Somos pueblo y vamos a defendernos como sea, así tengamos que morir», afirma Cárdenas, que trabaja por su cuenta y acude a todas las prácticas.

Julio Pérez

«Estoy preparada para salir a la calle armada y defender a la patria», me dice Patricia Villarreal, maquillada con cuidado. A sus 27 años reparte su tiempo entre la seguridad del Hospital Clínico Universitario, los entrenamientos con la milicia y tres «chamos» (hijos).

«Nací soldado»

Las mujeres milicianas con las que hablo coinciden en que desde jóvenes les interesó la vida militar. Y la milicia lo hizo posible para un grupo de personas que mayoritariamente vive en los barrios más humildes de Caracas como Catia o El Valle.

«Chávez me dio la oportunidad de entrar. Yo nací soldado», me dice convencida Mirelis, de 55 años,quien rechaza darme su apellido y hacerse una fotografía.

Edith y Mervis también prefieren dar sólo su nombre. «Aquí no hay edad, distingos, ni razas», destaca la segunda al mirar a la primera, una menuda señora mayor de apariencia frágil.

Milicianas

Ellas sí están dispuestas a que les tome una foto, y posan. «Así se la enseñas al cobarde de Trump», me dicen, divertidas. De repente llega el sargento. Grita, y ellas, obedientes, se levantan y forman con más disciplina que orden.

Con inf. de BBCMUNDO

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