Próximo desafío de la astrofísica es conocer si los exoplanetas tienen atmósfera - 800Noticias
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EFE

El director del Instituto español de Astrofísica de Canarias (IAC), Rafael Rebolo, considera que uno de los grandes desafíos para el futuro de la astrofísica es conocer si los exoplanetas de tamaño terrestre tienen atmósfera y establecer su composición química, ya que ésta podría mostrar signos de actividad biológica.

Rafael Rebolo afirma en una entrevista con Efe que la línea de investigación de sistemas exoplanetarios en el IAC, que se encuentra en la isla española de Gran Canaria, está dando resultados interesantes de manera continua.

En su opinión, se ha entrado en una dinámica tal que, tanto en grandes colaboraciones internacionales como en otras de menor tamaño, los grupos de investigación del IAC participan muy activamente en el descubrimiento de planetas del tipo de la Tierra.

Para Rafael Rebolo, no se sabe aún si los exoplanetas tienen atmósfera, a pesar de que se dice que son planetas como la Tierra por su tamaño y masa y por las temperaturas que se estiman para sus superficies.

Por ello, insiste en que es fundamental conocer las propiedades atmosféricas para determinar la habitabilidad real de un planeta tipo terrestre.

Para detectar las atmósferas de estos planetas tan pequeños habrá que esperar, principalmente, al nuevo telescopio espacial James Webb, que sustituirá al telescopio Hubble, y también al desarrollo de los telescopios «gigantes» de 30 y 40 metros, que ya están en construcción.

Con ellos se podrá tratar de estudiar las atmósferas de los planetas como la Tierra, pero quizás solo se consiga para unos pocos, los que están en las estrellas más cercanas.

«Comprender cómo se produce la vida, y en qué condiciones se desarrolla y persiste, puede que precise el análisis de cientos de atmósferas de planetas terrestres. Es un proyecto que sin duda llevará décadas y seguramente exigirá medios de observación más potentes que los que están ahora en construcción», advierte el científico.

Otras investigaciones astrofísicas en las que está involucrado el IAC -ha explicado su director- buscan entender la formación y la evolución de las estrellas en general y de los agujeros negros en particular, así como la de las galaxias; además de la radiación más primitiva del Universo, las astropartículas producidas en los fenómenos más energéticos que tienen lugar en el Universo y una mayor comprensión del Sol y su actividad magnética.

En el caso de los agujeros negros, Rebolo considera necesario entender cómo son las propiedades físicas de la materia y radiación en su entorno cercano, clave para comprender cómo es la naturaleza última de estos objetos.

«Afortunadamente», afirma, la comunidad científica ha desarrollado tecnologías que permiten ya obtener imágenes de agujeros negros, como se ha visto recientemente, por lo que pronostica que habrá «interesantes sorpresas» sobre la física de la gravitación en los estudios de los agujeros negros, especialmente dada la mejora en sensibilidad de los experimentos de ondas gravitacionales.

Respecto de la evolución de las galaxias, reconoce que no se comprenden todavía perfectamente, a pesar de que estas agrupaciones de miles de millones de estrellas son las unidades esenciales de la estructura del Universo.

Las galaxias «encierran secretos intrigantes» como los agujeros negros supermasivos y la materia oscura, señala Rebolo, quien identifica como otro reto relacionado con el origen del Universo los experimentos de microondas que se llevan a cabo por parte del IAC, en colaboración con otros organismos internacionales, en las que se estudia el origen de la radiación más primitiva de la que se tiene noticia.

Estos experimentos se centran en medir la polarización inducida por las ondas gravitacionales que se originaron en la llamada etapa inflacionaria del universo primitivo.

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