Presidente Maduro acusa a la oposición de “golpista” e insiste en el diálogo
Redacción
El presidente, Nicolás Maduro, acusó este domingo a sus opositores de “golpistas” al tiempo que insistió en su disposición de continuar en el proceso de diálogo, luego de la escalada de tensión que se generó tras las controvertidas sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) contra la Asamblea Nacional (AN).
Para Maduro, “la derecha nacional rompió todas las reglas de juego constitucional, político, no tiene reglas de juego, no quieren dialogar, no quieren paz, no quieren independencia, no quieren respetar la constitución”, dijo en su programa de televisión dominical. Todo esto porque, a su juicio, “su ADN es golpista, intervencionista”, añadió.
El mandatario venezolano reiteró que ha llamado a sus opositores “un millón de veces para un diálogo constante, con agenda, con resultados”, sin embargo, dijo no haber conseguido la voluntad de sus detractores.
Señaló que los opositores no han aceptado tener un diálogo público pero, en lugar de ello, han participado “escondidos” durante “todo el mes de marzo” con “diferentes voceros” del Gobierno y el chavismo.
La tensión entre el Gobierno y los opositores ha estado en ascenso en los últimos días después de que el Poder Judicial anunciara la noche del miércoles que asumía las funciones del Parlamento de mayoría opositora.
Aunque el máximo tribunal suprimió antes de 72 horas las medidas dictadas en dos sentencias con las que asumía las competencias del Parlamento y delimitaba la inmunidad parlamentaria, los opositores, que controlan la Cámara, han concluido que esta marcha atrás no corrige lo que fue, a su juicio, “un golpe de estado”.
Maduro ha desestimado esas acusaciones y ha insistido en que los opositores son “golpistas” y “vende patria” por intentar promover la aplicación de la Carta Interamericana Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA) al estado venezolano.
El jefe de Estado venezolano ha denunciado también que los opositores han utilizado el “impasse” entre los poderes públicos tras las sentencias del Supremo para tratar de “enloquecer” a las personas y “llevarlos al nivel de la histeria”.