Presidente de Microsoft: Se incentivará a proveedores en la lucha climática
EFE
Microsoft creará incentivos económicos para que sus proveedores se impliquen en la lucha contra el cambio climático y le ayuden así en su ambicioso objetivo de convertirse en una empresa «carbono negativa» en 2030, explicó en una entrevista con Efe su presidente, Brad Smith.
La empresa de Redmond (estado de Washington, EEUU) ha anunciado un plan para, a partir de 2030, eliminar de la atmósfera más dióxido de carbono del que emite y contribuir así a los esfuerzos globales de lucha contra el cambio climático.
Pregunta: Microsoft se ha comprometido a hacer de la reducción del dióxido de carbono un aspecto explícito en sus procesos de compras. ¿Qué implica eso de forma inmediata para sus proveedores?
Respuesta: Es algo que vamos a empezar a implementar en julio de 2021. Hasta entonces, nos hemos dado un poco de tiempo para lidiar con las distintas especificidades, puesto que es un proceso del que queremos hablar con nuestros proveedores antes de implementarlo y que deban cumplirlo.
P: ¿Y cómo se conseguirá eso?
R: Creo que veremos por lo menos tres cosas. La primera es que queremos desarrollar una manera estandarizada de medir sus emisiones (de los proveedores) de dióxido de carbono. Ahora mismo tenemos buenos datos, pero creemos que sería mejor si todo el mundo usase la misma metodología. La segunda es que queremos que los proveedores se fijen objetivos para la reducción de emisiones, como hemos hecho nosotros. Y finalmente, crearemos incentivos económicos para animarles a cumplir con esos objetivos.
P: ¿Qué tipo de incentivos tienen en mente?
R: De muchos tipos. Pueden reflejarse, por ejemplo, en cómo compramos y a quién compramos. Pero eso sí, como sabemos que esto afecta a los negocios de otras personas, queremos hablarlo con ellos y alcanzar un consenso sobre la mejor manera de obrar. Tenemos la responsabilidad de ayudarles con las herramientas digitales para que puedan medir su impacto de carbono. Queremos ser parte de su solución, y no únicamente imponer exigencias.
El plan de Microsoft para convertirse en una de las primeras grandes empresas en ser «carbono negativa» pasa fundamentalmente por una reducción de los gases de efecto invernadero actualmente emitidos y por un incremento de la inversión en bonos de carbono.
Los bonos de carbono son un sistema internacional establecido en el Protocolo de Kyoto (1992) que permite a compañías, Estados y otros entes invertir en proyectos que evitan la emisión de nuevos gases a la atmósfera o promueven la eliminación de dióxido de carbono, para así compensar por sus actividades contaminantes.
Estos proyectos son de lo más variado y van desde la generación de energía renovable hasta tareas de reforestación y de conservación, así como de limpieza de bosques, ríos y lagos e incluso el uso de tecnologías que directamente extraen dióxido de carbono de la atmósfera.
P: Al fijar sus objetivos para 2030, Microsoft diferenció entre tres categorías de emisiones de dióxido de carbono. En la primera están las emisiones que genera directamente su actividad; en la segunda, se encuentran las originadas por la producción de la energía que usa para su actividad; y en la tercera, la mayor, están las causadas por acciones vinculadas de forma indirecta a su actividad. ¿Cuáles son estas últimas en el caso de Microsoft?
R: Podemos dividir esta tercera categoría en otras dos subcategorías. Una de ellas es la de emisiones generadas por nuestros proveedores. La otra, las emisiones generadas cuando los productos salen de nuestras instalaciones. En el caso de las de los proveedores, las hay obvias, como por ejemplo que para fabricar un dispositivo de hardware o una videoconsola Xbox se necesita energía que quizá provenga de combustibles fósiles. Pero también hay otras menos evidentes y muy importantes. Por ejemplo, estamos construyendo tantos centros de datos en el mundo, que un aspecto muy importante en cuanto a emisión de gases es la obtención del cemento y el acero para construir esos centros. O la cantidad de dióxido de carbono que se emite para conseguir la comida que se sirve en nuestras cafeterías cada día en todo el mundo.
P: ¿Y la otra subcategoría, una vez que el ordenador o la videoconsola ya han sido vendidos?
R: Esa es muy interesante y se centra en la electricidad que la gente consume cuando usa nuestros productos. La Xbox o un portátil, por ejemplo, solo funcionan si son alimentados con electricidad. Así que una de las cosas que queremos hacer es crear incentivos para que nuestros equipos de hardware creen productos cada vez más eficientes a nivel eléctrico y que usen menos energía.
P: Hablemos un poco de cifras. Para 2050, Microsoft se ha comprometido a «haber retirado» de la atmósfera una cantidad equivalente a todo el dióxido de carbono emitido por sus actividades o actividades relacionadas desde que fue fundada como empresa en 1975. ¿Cuál es esa cantidad?
R: Estimamos que si a partir de 2030, cada año logramos un 5 % de «carbono negativo», es decir, retiramos de la atmósfera un 5 % más de carbono del que emitimos, en veinte años habremos logrado retirar una cantidad equivalente a todo lo generado desde nuestra fundación.
P: ¿Y, en conjunto, cuánto dinero costará esta transición a Microsoft?
R: El coste es muy sustancial. Tenemos un rango estimativo porque hay gastos que en los próximos años pueden pasar a ser más baratos o más caros, y preferimos no dar esas cifras en público por el momento. Pero déjeme decirle algo: no es una cifra pequeña.