Presidente de México visita Iguala por primera vez desde desaparición de estudiantes
AFP
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, visitó este miércoles la ciudad de Iguala (Guerrero, sur) por primera vez desde que 43 estudiantes desaparecieron de esa localidad en 2014, y defendió la cuestionada investigación sobre este caso que ha manchado la imagen internacional de su gobierno.
La presencia del mandatario en Iguala fue recibida con molestia, interpretada incluso por algunos vecinos como «una falta de respeto» por haber dejado pasar «tanto tiempo» antes de pisar las calles donde se perpetró el crimen que conmocionó al país y tuvo eco mundial.
«Durante un año y cinco meses el Estado mexicano ha desplegado un amplio esfuerzo institucional para procurar justicia a través de una investigación profunda transparente y abierta», dijo Peña Nieto en una ceremonia de homenaje a la bandera mexicana, efectuada en un estadio de Iguala en medio de fuerte operativo de seguridad.
El mandatario reforzó su defensa de la investigación oficial, que da por muertos a los estudiantes de magisterio de la cercana comunidad de Ayotzinapa, y señaló que la fiscalía contó «incluso con la colaboración de diversas instancias internacionales».
Un grupo de expertos independientes creado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos cuestionó la pesquisa de la fiscalía federal al asegurar que no existe evidencia de que los cuerpos de 43 estudiantes hayan sido incinerados y sus restos triturados en un basurero de Cocula, vecina de Iguala.
En la ceremonia, en la que fueron dadas en custodia 300 banderas a representantes de igual número de organismos militares y civiles, Peña Nieto aseguró que su gobierno trabaja con el estado de Guerrero para «crear condiciones de desarrollo y crecimiento» que permitan recuperar la paz de la región.
«La mejor ruta hacia el futuro es el camino de la ley y las instituciones, precisamente los lamentables hechos ocurridos aquí en Iguala en septiembre de 2014 evidenciaron la necesidad de seguir avanzando por esa ruta», dijo Peña Nieto en la ceremonia, en la que Fuerza Aérea mexicana realizó una demostración.
Iguala, donde fue confeccionada la primera bandera mexicana, «no puede quedar marcada por estos trágicos acontecimientos», dijo el mandatario.
Los 43 estudiantes desaparecieron la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala después de ser baleados por policías corruptos, quienes luego los entregaron a sicarios del cártel Guerreros Unidos, según la investigación oficial.
La fiscalía ha enviado a un laboratorio de Austria restos humanos encontrados en el río donde asegura que fueron arrojados los restos triturados de los estudiantes, pero solo uno de los jóvenes fue plenamente identificado.
Las intensas búsquedas de los estudiantes en las montañas aledañas permitieron descubrir decenas de fosas clandestinas con numerosos cadáveres de personas que habían desaparecido en esa zona, clave para el narcotráfico.
Peña Nieto «no es bienvenido»
El operativo de seguridad por la visita del presidente provocó una parálisis vehicular en esta ciudad de unos 146.000 habitantes. Centenares de militares y policías efectuaron cortes en todas las calles del centro y deambulaban en convoyes en los alrededores del estadio y del cerro donde Peña Nieto izó la bandera.
El presidente «no es bienvenido en esta ciudad porque ha hecho muy mal su trabajo. No ha hecho nada por resolver la violencia», comentó a la AFP con José Salazar, de 32 años, afuera de su tienda de muebles de madera, mientras observa con hastío el paso de las patrullas.
Para él, las detenciones de policías de Iguala y de Cocula, así como de presuntos integrantes de Guerreros Unidos relacionados con la desaparición de los 43 estudiantes, no han aminorado la inseguridad de esta ciudad cercana a sembradíos clandestinos de amapola.
«La verdad es que hasta se ha hecho más insegura. Hay muchas extorsiones, secuestros», aseguró.
Margarita Sánchez, una mujer de 49 años que trabaja haciendo el aseo doméstico, aseguró que «todos los días matan personas, asaltan».
Entrevistada a la salida de la casa en que trabaja, caminando a paso rápido ante las dificultades viales creadas por la visita del presidente, dijo que su madre fue asaltada el martes a punta de pistola por un niño de 10 años que le quitó sus aretes. «A ver si viniendo, el presidente da cuenta», dijo Sánchez.
A bordo de una motocicleta que comparte con otros dos jóvenes, Jonathan Hernández se queja de que el presidente haya demorado tanto en llegar.
«A nosotros los igualtecos se nos hace una falta de respeto que venga hasta ahorita. La ciudad sigue siendo peligrosa, esto empeoró después de lo que pasó» aquel 26 de septiembre, concluye este chef de 29 años, antes de irse a «refugiar» a casa de uno de sus compañeros.