Presidente de Afganistán jura entre explosiones de misiles
Agencias
El reelecto presidente afgano, Ashraf Ghani, juró este lunes el cargo en un momento crucial para la historia del país a la espera del inicio de las conversaciones de paz entre el Gobierno y los talibanes, un acto que sin embargo estuvo empañado por la toma de posesión paralela de su adversario, Abdullah Abdullah.
Sincronizadas al minuto, las ceremonias de Ghani y Abdullah en dos puntos de Kabul mostraron la debilidad inicial a la que se enfrenta el Gobierno afgano, a pesar del intento hasta el último momento de ambas partes de alcanzar un acuerdo, lo que retrasó el inicio de la toma de posesión durante varias horas.
«Pido a mis rivales electorales que se unan a mí para servir a este sagrado país», declaró Ghani durante su discurso, que contó con la presencia de una amplia representación diplomática, en la que destacaba el representante especial de Estados Unidos para la paz en Afganistán, Zalmay Khalilzad.
La toma de Abdullah, que en numerosas ocasiones fue retransmitida en directo junto a la de Ghani por las televisiones locales con la pantalla partida en dos, contó sin embargo con una representación de perfil más bajo, con simpatizantes políticos nacionales.
CRISIS POLÍTICA
Esta crisis gubernamental viene gestándose desde septiembre, cuando la celebración de los comicios estuvo marcada por una baja participación por las amenazas de los talibanes y las posteriores denuncias de fraude masivo por parte de los rivales de Ghani.
Los resultados finales, que se retrasaron hasta febrero, confirmaron la victoria de Ghani con un 50,64 % de los votos, frente al 39,52 % de Abdullah, que al tiempo que rechazaba el escrutinio se autoproclamaba vencedor de los comicios.
Sin embargo, Ghani insistió hoy durante su discurso que no cierra la puerta a sus rivales, en clara referencia a Abdullah, al remarcar que necesita un «Gobierno fuerte» ante el momento histórico que le ha tocado vivir a Afganistán.
Abdullah, en su discurso, también se mostró «listo para las negociaciones» y para trabajar en aras de la «unidad de Afganistán», aunque eso no evitó que se proclamara «presidente» ante los asistentes.
Ese momento histórico no es otro que la negociación con los talibanes, un proceso de paz que llega tras la firma de un acuerdo el pasado 29 de febrero entre los insurgentes y Estados Unidos en Doha, en el que se pactó la retirada en 14 meses de las tropas extranjeras.
CONVERSACIONES CON LOS TALIBANES
Para el inicio de las conversaciones interafgnas, que estaban previstas en un principio para el 10 de marzo, los talibanes y EEUU habían pactado la liberación de 5.000 insurgentes, algo a lo que Ghani se había opuesto hasta hoy, cuando pareció sin embargo dispuesto a ceder a cambio de una reducción de la violencia.
«La liberación de los prisioneros talibanes está vinculada a la paz y la seguridad de las personas, en este sentido emitiré un decreto mañana, que incluirá más detalles sobre este proceso. Afortunadamente, llegamos a un marco en el que, a cambio de la liberación de prisioneros, se producirá una reducción significativa de la violencia», sentenció Ghani en un anuncio inesperado.
Esa violencia, sin embargo, está aún muy presente, mostrándose también este lunes durante la ceremonia de Ghani, cuando se escucharon hasta seis explosiones mientras él pronunciaba su discurso, lo que desató el pánico entre los asistentes.
El Ministerio de Interior detalló en un breve comunicado que las explosiones se debieron a por lo menos cuatro proyectiles de mortero que cayeron en varias zonas de la ciudad, todas en las proximidades de la sede presidencial.
«Las fuerzas de seguridad y la policía continúan sus esfuerzos por detener a quienes están involucrados en este ataque», dijo el portavoz de Interior, Nasrat Rahimi, sin aportar más detalles.
El ataque se convirtió en una de las imágenes de la jornada, cuando Ghani en un gesto simbólico pidió a todos calma, asegurando que unas explosiones no debían amedrentarles, al tiempo que se desabrochaba su chaleco para mostrar que no contaba con protección especial.
«No estoy usando chaleco antibalas, estoy usando ropa común y corriente. Mi pecho está listo para ser sacrificado por Afganistán y mi pueblo», sentenció el presidente afgano entre vítores de los asistentes.