Precauciones para una depilación láser segura
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La depilación láser se ha convertido en una práctica frecuente en nuestro país. Es un procedimiento eficaz y seguro, siempre y cuando se haga por personal preparado y guardando algunas precauciones.
La depilación láser consiste en la eliminación del vello corporal mediante la aplicación de energía lumínica. Es un sistema efectivo para la reducción progresiva y a largo plazo del pelo en zonas no deseadas. El fundamento de este tratamiento es el efecto fototérmico, es decir, el aumento de la temperatura del folículo piloso para su destrucción de manera selectiva evitando que se produzca daño en los tejidos vecinos.
Se trata de una modalidad que está proliferando en los últimos años y centros de estética y peluquerías la promocionan cada vez con precios más competitivos. Pero, ¿qué tipo de control sanitario existe sobre estos centros? ¿Está la seguridad garantizada? ¿Cuáles son los riesgos y cómo evitarlos?
La clave está en la formación. “La depilación láser, siempre y cuando sea realizada por personal experimentado, es un procedimiento seguro y eficaz”, sentencia Samsara López Hernández, médico de familia del centro de salud Medina del Campo Urbano (Valladolid) y miembro del Grupo de Trabajo de Dermatología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Aclara que no se trata de una radiación, ya que no se acumula en el cuerpo y, por tanto, no tiene repercusiones a largo plazo ni afecta a áreas colindantes de la piel.
La formación de los profesionales incide directamente en la seguridad del procedimiento, como comenta Cristina Ciudad, dermatóloga del Hospital Gregorio Marañón y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV): “Esto es un tratamiento, estás eliminando algo del cuerpo y el riesgo cero no existe. Cuanto menos formación hay, mayor es el riesgo”. Existen distintos tipos de piel y de vello. También diferencias a tenor de la localización anatómica: “En función de eso, hay que calibrar los parámetros de las máquinas para hacer el tratamiento y conseguir resultados óptimos con absoluta seguridad”.
Riesgos y precauciones
Los riesgos no son graves pero si no se ajustan correctamente los dispositivos en función del tipo de piel, del color y del vello, se pueden producir quemaduras que pueden tener consecuencias más o menos importantes. Lo más habitual es que sean muy superficiales y acaben desapareciendo. Pero pueden dejar manchas claras u oscuras durante un tiempo más prolongado y, si la quemadura es intensa, puede dejar una cicatriz marcada.
Cuando se sospecha una infección de la piel bacteriana o vírica, hay que posponer el tratamiento porque se podría extender esa infección. Es más, López advierte de que la depilación láser puede desencadenar brotes de herpes: “En pacientes que lo padezcan, tanto herpes labial como genital, debe realizarse profilaxis”. Asimismo, no aconseja esta depilación en personas que están a tratamiento con isotretinoína.
Es conveniente proteger los lunares y no disparar sobre ellos, tapándolos o pintándolos con un bolígrafo blanco. “A día de hoy, que sepamos, la depilación láser no produce ni favorece el cáncer de piel pero, si destruyes un lunar que pueda ser malo, lo enmascara todo”, apunta Ciudad.
La depilación láser en las mujeres embarazadas está desaconsejada porque no existe evidencia científica sobre su seguridad: “No estoy diciendo que no sea seguro pero no hay estudios que lo demuestren, así que mejor evitarla”, explica la dermatóloga. En pacientes con hirsutismo (crecimiento excesivo del pelo en zonas poco habituales), es conveniente realizar antes un estudio hormonal para averiguar la causa. Y cuidado con los tatuajes: “Si tienen vello, no deben someterse a esta depilación porque puede eliminar el tatuaje o mermar su color, y provocar una reacción inflamatoria”.
Con información de Cuídate plus
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