Portugal, a medio gas en su estado de emergencia con 1.000 casos y 6 muertos
EFE
El primer día tras la medidas decretadas por el estado de emergencia en Portugal, que solo obliga al confinamiento a los contagiados por coronavirus, deja a centenares de ciudadanos con la actividad a medio gas en un país en el que se superan los 1.000 infectados y hay ya 6 fallecidos.
Con 1.020 contagiados y seis víctimas mortales, según el último balance de las autoridades, la Dirección General de Salud ha anunciado hoy como restricción adicional que quien entre al país deberá pasar 14 días en cuarentena.
La medida ha sido avanzada por la directora de la DGS, Graça Freitas, que ha vuelto a enfatizar la necesidad de proteger a los vulnerables, ancianos y personas con patologías previas, y ha recordado las limitaciones de movimiento que afectan al país desde esta medianoche.
Una tarea a la que se han entregado también los medios para aclarar numerosas dudas, después de que el Ejecutivo dividiese las restricciones en tres grupos: confinamiento obligatorio para contagiados y personas bajo vigilancia, reducido a lo estrictamente necesario para mayores de 70 años, y recogimiento para el resto.
Una gradualidad que busca que el país tenga la «máxima contención» con la «mínima perturbación» en la economía, según dijo el jueves el primer ministro, António Costa, que ha insistido en «no perder en esta crisis lo que pudimos recuperar de la crisis anterior».
Así, la imagen a primera hora de la mañana en los trenes de cercanías que transportan a Lisboa a miles de trabajadores ha sido la de relativa normalidad aunque con una considerable caída en la afluencia.
Pocos con mascarillas o guantes, la inmensa mayoría sin cualquier medida de protección o incluso distancia mínima entre ellos en los andenes y con una preocupación común manifestada a medios de comunicación: son conscientes del riesgo de contagio, pero no pueden teletrabajar como ha recomendado el Gobierno.
Son fundamentalmente trabajadores de la construcción y la hostelería, con bares y restaurantes cerrados al público pero manteniendo servicio de «comida para llevar» y «entrega a domicilio», limpiadores o empleados de los servicios básicos, como supermercados o farmacias.
En definitiva, un país con calles mucho más vacías, pero no desiertas, mientras se suceden las actualizaciones sanitarias, algunas positivas, como el caso de una mujer contagiada por el virus que ha dado a luz en Oporto sin que su bebé tenga la enfermedad.
Mientras, los supermercados se reorganizan ante el aumento de demanda, especialmente de entregas a domicilio ante la casi una hora de espera que llegan a hacer algunos ante la limitación de aforo impuesta para respetar la distancia de seguridad.
Lidl ha anunciado este viernes que espera contratar 500 trabajadores para reforzar sus equipos, en tanto que Mercadão, la empresa que realiza las entregas a domicilio de la cadena Pingo Doce, va a incorporar entre 200 y 300 empleados.
McDonald’s en Portugal, por su parte, ha decidido restringir su actividad a las entregas en coche y a domicilio para reducir la exposición de sus trabajadores, que ascienden a 6.500 en todo el país.