Por qué en Corea del Sur es de buena educación preguntar por la edad - 800Noticias
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Cuando conoces a alguien, por norma general, tenderás a evitar preguntarle por su edad, especialmente si estás en la mediana edad. ¿La razón? Inmediatamente después el sujeto podría entrar a juzgar si su interlocutor se conserva bien o mal, si aparenta sus años o no, y es algo en lo que efectivamente muchas personas pueden salir perdiendo. Se trata de una norma no escrita de protocolo, al igual que en los cumpleaños muchos evitan declarar los años que cumplen. Pero hay un país en el que no solo no es de buena educación preguntar por este dato, sino que en general marca el tono del discurso.

Hablamos de Corea del Sur, donde compartir con alguien a quien acabas de conocer tu edad no solo es una convención social, sino que establece el orden jerárquico entre ambos hablantes. Es decir, cuanto más mayor eres, más respeto va a tener que mostrar tu interlocutor, ya que se presupone que es más sabio. Es lo que determina cómo dirigirte al otro, como explica Jieun Kiaer, profesor de lengua coreana en la Universidad de Oxford en un interesante artículo publicado en la ‘BBC’. «Las personas siempre preguntan por la edad, no porque estén necesariamente interesadas en saberlo, sino porque necesitan encontrar la forma adecuada en la que referirse a su interlocutor», asegura.

«Todo el confucianismo se puede resumir en dos palabras: humanidad y ritual»

El origen de esta práctica está en la cultura, en este caso en la herencia del neoconfucianismo, que establece como uno de sus principios básicos una profunda deferencia a sus mayores al tomarles por más sabios y doctos. Esta ideología tuvo mucho impacto y recorrido en la historia de Corea del Sur, ya que perduró durante más de 500 años como parte de la dinastía Joseon, que abarca de 1392 a 1910 y, hasta ahora aunque de manera más laxa, sigue dictando las normas sociales que rigen la sociedad coreana.

Raíces históricas

«Todo el confucianismo se puede resumir en dos palabras: humanidad y ritual», afirma por su parte Ro Young-chan, profesor de estudios religiosos y director del Centro de Estudios Coreanos de la Universidad George Mason en Virginia. «La doctrina del filósofo chino Confucio emergió en un período de agitación social en la historia china. Para restablecer el orden de todo el país, el filósofo creía que la humanidad podía salvarse si se organizaba en una estructura social basada en un estricto código de conducta y ritos ceremoniales en los que todos cumplían un papel asignado y entendían a la perfección sus funciones en la sociedad».

«Se requiere mucho cuidado y negociación previa para encontrar un estilo de discurso adecuado. Si empleas el incorrecto, puedes crear conflicto»

Este orden social se sustentaba en cinco tipos de relación, conocidas como ‘oryun’: entre rey y súbditos, padres e hijos, esposos y esposas, entre hermanos y, por último, entre amigos. Aquellos que ocupaban un rol dominante (en este caso los reyes, los padres y los esposos) debían ser tratados con sumo respeto y humildad, mientras que aquellos que se situaban en lo más bajo del orden social tan solo podían esperar ser tratados con benevolencia por su gentileza y buena educación. Cuando dos clases sociales del mismo tipo se juntaban (por ejemplo, entre amigos), los coreanos sintieron la necesidad de mantener estas relaciones jerárquicas, por lo que usaron la edad para mantener estas reglas de poder y respeto, que en este caso conferían mayor potestad a la persona que tuviera más años, al considerarla más sabia.

Además, hay que tener en cuenta que los surcoreanos emplean distintas modalidades del habla según a quién se dirijan. «Se requiere mucho cuidado y negociación previa para encontrar un estilo de discurso adecuado», asevera Kiaer. «Si empleas el incorrecto, puedes crear conflicto y no conseguirás comunicarte con éxito con tu interlocutor».

Al margen de la edad, también existen otros sesgos por los que debes cambiar el tono y estilo del habla. También entran en juego el contexto, el estatus socioeconómico entre los hablantes, el nivel de intimidad que tienen o si están en un entorno público o privado. A tal punto llegan estas formalidades que los conflictos por faltas en la forma de hablar acaparan grandes discusiones entre los propios surcoreanos. Un estudio publicado en 2019 en la revista ‘Discourse and Cognition’ halló que más de 100 peleas con agresiones físicas y riñas entre los años 2008 y 2017 eran motivadas por estas equivocaciones a la hora de emplear el lenguaje formal o el informal.

Entonces, antes de iniciar una conversación, es esencial preguntar a tu interlocutor para conocer en qué escala jerárquica está respecto a ti, no sea que alguien se moleste. «El primer paso siempre es entablar una negociación», asegura Kiaer. «Si cambias a otro estilo de discurso de repente la otra persona puede sentirse ofendida». En general, los entrevistados por el diario británico reconocen que la sociedad surcoreana es una extensión más de la familia, lo que no deja de resonar a una especie de hermanamiento universal o, como mínimo, entre sus compatriotas. Sin duda, una moral que contrasta fuertemente con la nuestra, la occidental, en la que no existe tanto esa concepción social de unión entre todos.

Con información de El Confidencial. 

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